Un poderoso alfa muere después de ser traicionado por alguien de confianza y regresa a la vida en el cuerpo de un Omega. Ahora con esta nueva oportunidad tratara de recordar quien fue el responsable de su muerte y vengarse de lo que le hicieron
NovelToon tiene autorización de Evvy para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 4
Capítulo IV: Voces Que Rompen Cadenas
Caelum me encerró en una habitación lejos de la manada, no por debilidad, sino por control. El lugar era frío y húmedo. Pero yo no temblaba. Yo planeaba.
Horas después, la puerta se abrió con un estruendo. Caelum entró, con los ojos encendidos de furia contenida.
Caelum: ¿Qué demonios crees que estás haciendo? ¿Atacando a alguien de mi manada? ¿Humillarme? Demostrar que no puede controlar a un simple Omega
Aeris: ¿Humillarte? No. Solo les recordé que no pueden tocarme sin consecuencias. No soy solo un omega. Y no soy la propiedad de nadie. —Caelum se acercó, su sombra cubriéndome. Pero esta vez no retrocedí. Lo enfrenté con la mirada fija, sin parpadear.
Caelum: Eres mi prometido. Mi pareja. Eso te hace parte de mí.
Aeris: No. Eso me hace tu igual. Y si no puedes aceptar eso, entonces no mereces tenerme a tu lado. — El silencio entre nosotros era como un rugido contenido. Caelum apretó los puños, pero no se movió. Sabía que si me tocaba de nuevo, no saldria bien ileso. Y esto se volvería una batalla sangrienta, ya que yo no me dejaré pisotear. Una guerra que no estaba dispuesto a perder
Caelum: La manada está confundida. Algunos creen que deberías liderar. Que un omega con tu fuerza es una señal.
Aeris: ¿Confundida? No. Despierta. Por primera vez están viendo que el poder no tiene forma ni género. Que los omegas pueden ser más que vientres y adornos. — Caelum se giró, golpeando la pared con fuerza. El eco resonó por toda la celda. Y eso hizo que me pusiera a la defensiva por si quería atacarme
Caelum: Estás rompiendo el equilibrio. — Me gruñe molestó
Aeris: No. Estoy construyendo uno nuevo. — Espeto serio ante sus palabras. Esa noche, rumores se esparcieron como fuego. Guerreros que antes me ignoraban ahora me observaban con respeto. Omegas que nunca hablaban comenzaron a entrenar en secreto. Elian, el joven omega que me había jurado lealtad, organizó un grupo de defensa. No para atacar… sino para resistir.
La manada estaba cambiando. No por mí. Sino porque yo les había mostrado que podían hacerlo. Caelum me liberó al amanecer. No dijo nada. Solo me entregó mi navaja, limpia, como si fuera un símbolo.
Caelum: Si vas a liderar, hazlo bien. — Me dice serio
Aeris: —Y tú, Caelum, ¿vas a apoyarme… o a intentar detenerme? — Él sonrió, por primera vez sin arrogancia. Y se marchó. No respondió a mi pregunta, pero esa sonrisa dejó claro que me apoyaba
La celda ya no era prisión. Era cuartel. Desde que Caelum me liberó, los omegas comenzaron a reunirse en secreto, no por miedo, sino por convicción. Elian, siempre atento, organizaba entrenamientos nocturnos en los túneles bajo la fortaleza. Lo que comenzó como defensa personal se convirtió en estrategia militar.
Los alfas empezaron a notar los cambios. Omegas que antes bajaban la mirada ahora caminaban erguidos. Algunos incluso desafiaban órdenes injustas. La tensión era palpable. La jerarquía temblaba.
Una noche, durante una reunión del consejo, uno de los alfas estalló.
Alfa Rhovan: Esto es inaceptable. Los omegas están desobedeciendo. Se creen guerreros. ¡Se creen líderes!
Aeris: No se lo creen. Lo son. Solo que ustedes tardaron demasiado en notarlo.
Alfa Rhovan: ¡Esto es una rebelión!
Caelum: No. Esto es evolución. — Dirijo mi mirada a Caelum, él entro a la sala con un porte tranquilo —En dónde ustedes ven insubordinación yo veo más guerreros, en dónde ustedes ven hombres débiles yo veo hombres fuertes. Ellos se están levantando y alza su voz — Caelum suelta una risa seca — Y a nosotros no nos queda de otra que escuchar su fuerte grito —Esto último lo dice mirándome fijamente, yo aparto la mirada y me cruzo de brazos (Su actitud es diferente ¿Por qué ya no están arrogante?)
Caelum desde entonces me miraba con una mezcla de respeto y resignación. Sabía que no podía detenerme lo que había comenzado. Y quizás, en el fondo no quería hacerlo. Parece que me utilizo a mí, para hacer elevar ese voto
Esa misma noche, reuní a los omegas en el patio central. No había escondites. No había miedo. El líder nos apoyaba, ya no tenía por qué escondernos. Aunque no voy a negar, esto lo hacía por motivos egoístas
Sentía que renaci en este cuerpo para espiar mis culpas, por el mal trato que les di a los omegas cuando era alfa. También lo hacía con el propósito de tener más guerreros en mi equipo para cuando vaya a reclamar mi territorio
Aeris: Hoy no somos sirvientes. No somos adornos. Somos guerreros. Y los guerreros no se arrastran. Se alzan.— Digo fuertemente para ser escuchado por todos los omegas reunidos en el patio.
Elian alzó la voz, dando un grito que motivo a todos. Los alfas salieron de sus habitaciones, confundidos, algunos furiosos. Porque por primera vez, la manada no estaba dividida por rangos… sino unida por un propósito.
Caelum descendió desde la torre, observando el espectáculo. Se acercó a mí, sin armas, sin escoltas.
Caelum: ¿Y ahora que estás planeando? — Me pregunta al ver a todos los omegas reunidos en el patio. Yo sonrió burlón
Aeris: Una fiesta de té. ¿Acaso no ves?. — El niega con la cabeza y echa su cuerpo hacia atrás recostando su espalda en la pared, mientras me ve con los brazos cruzados y una sonrisa en sus labios —
Caelum: ¿En serio jugaras así? —Me encojo de hombros y lo ignoro — Diles a todos que vayan a descansar es tarde. Mañana sigues con la fiestas, además mañana hay junta en el consejo ¿No creo que quieras perderte de eso? — Arrugó el cejo y asiento. Al final el entrenamiento había terminado y ya pusimos estrategias por si pasaba alguna anormalidad en la manada
Aeris: Bien —Veo a Elian y este asiente para luego pasar mi mensaje y mandar a todos a descansar. Siento como mi cuerpo es cubierto por algo con un dulce aroma a bosque y tierra; miro mis hombros solo para conseguir la camisa de Caelum. Así que alzó la mirada y lo veo confundido
Caelum: Hace frío, no deberías salir tan descubierto a esta hora — Sus feromonas eran bastantes fuertes, por un momento quise sostener la camisa cerca de mi nariz e inhalar este aroma. Abro los ojos al ver ese pensamiento pasar por mi mente y arrojo la camisa al suelo
Aeris: No estoy interesado en nada que venga de tí —Digo sin más para luego entrar en la casa y dejarlo atrás
Llevo una semana aquí y en todo este tiempo no nos hemos acercado para nada. Pronto la manada hablara y lo mandara a buscar a otro Omega. Y espero que sea pronto al final eso no cambiará mi posición. No me importa cuántos omegas tenga yo ahora soy su manos derecha