Reencarné En La ¿Villana?

AMBER:

La protagonista es realmente hermosa y yo tiendo mi mano para ayudarle a levantarse.

—De verdad lo lamento.

—Descuide señorita Hillson, ninguna estábamos mirando por donde caminábamos.

Habla con la amabilidad digna de una protagonista y sonrío.



—Es usted muy linda, gracias por comprender.

Ella solo asiente y se retira continuando con su camino tranquilamente.

Al llegar a una sala muy grande un sirviente se acerca a mí con su cabeza gacha.

—Su familia la está esperando en el carruaje señorita Hillson.

—Gracias... ¿Puedes guiarme?

El sirviente asiente y me lleva fuera de la mansión dónde un carruaje espera.

Le agradezco y este se retira de inmediato mientras yo entro al carruaje y me encuentro a mi madrastra y hermanastra.

—Hasta que por fin llegas Amber, estuvimos a punto de irnos sin ti.

—¿Dónde está mi padre?

Le pregunto ignorando lo anterior que dijo y observo como ella tuerce los labios.

—Está ocupado, vendrá más tarde.

Dice y asiento mientras me acomodo mejor en el duro carruaje y cierro los ojos mientras pienso en el bombón de chocolate que tengo como prometido.

En una habitación del gran castillo, Laura Neville piensa con detenimiento.

—Soy Laura Neville... Eso quiere decir que renací como la protagonista de esta novela, pero no quiero el estúpido principito, una mejor opción para mí sería el gran archiduque del norte, es un hombre fuerte y poderoso, la estúpida de Amber Hillson no se lo merece, es demasiado para ella.

Piensa la chica con detenimiento, mientras recuerda todo el sufrimiento que vivió cuándo sus padres la encerraron en un hospital mental.

—Esos malditos de mis padres... Por eso los asesiné... No sé merecen a una hija tan perfecta como yo... Vicent Leroux, voy por ti, yo merezco a un hombre perfecto como tú.

AMBER:

Los rayos de sol molestan mi rostro y abro los ojos de golpe mientras el recuerdo de que he renacido en otro mundo viene a mí.

—Es real...

—Buenos días, señorita Hillson, su baño ya está listo.

Me doy un tremendo susto al escuchar esa voz y dirijo mi vista hacia el frente.

Observo a una mujer de unos veinticinco años con vestimenta de criada que me observa fijamente.

—Que susto me diste.

Le digo y ella abre los ojos mientras se arrodilla implorando clemencia.

—No fue mi intención señorita, le ruego que me perdone yo...

—Levántate.

Menciono y ella se levanta inmediatamente mientras tiene su cabeza baja.

Suspiro levantándome de la cama y me acerco a la chica.

—No voy a hacerte nada Letia, desde ahora en adelante trataré de cambiar y ser mejor persona ¿De acuerdo?

Ella asiente mientras sus ojos me miran con un brillo emocionado.

—Dijo mi nombre...

Murmura emocionada.

—Creo que deberías de acostumbrarte... Esta vez tomaré el baño sola.

—¡Si mi señorita!

Dice con exageración y yo me retiro hacia el baño donde se encuentra una lujosa tina con un rico aroma.

Luego de hacer mis necesidades entro a la tina y tomo un rico y relajante baño.

—Hay que bien se siente esto.

Murmuro mientras recuerdo que donde vivía no tenía tina para bañarme.

Estrego bien mi cuerpo y cuando termino salgo envuelta en una bata de seda dónde Letia me espera con todo listo para cambiarme.

Su padre ha ordenado que baje para desayunar, su prometido ha venido de visita.

Sus palabras llaman mi atención y sonrío de medio lado.

—Vamos a cambiarme rapido, no podemos hacer esperar a mi prometido.

Letia me mira algo extrañada, pero no dice nada al respeto y me ayuda a colocarme el incómodo vestido con corset pero mi lema es: Antes muerta que sencilla.

Ya lista me miro al espejo y estoy hermosa.

—Es que soy hermosa por naturaleza ¿Verdad Letia?

—Así es mi señorita, usted es muy hermosa.

—Por supuesto.

Murmuro para luego salir de la habitación y dirigirme al comedor.

Luego de unos minutos llego y todos están reunidos.

—Buenos días, lamento mi tardanza.

Hago una reverencia y camino hasta la mesa para luego sentarme junto a mi prometido que huele de maravilla.

—Tu prometido lleva mucho tiempo esperando Amber, espero que eso no se vuelva a repetir.

Dice mi madrastra y mi padre la interrumpe.

—Amber estuvo un poco enferma Miranda, no seas dura con ella... ¿Cómo estás mi pequeña?

Me pregunta con cariño y yo le sonrío a mi guapo padre.

—Estoy muy bien padre, gracias por su preocupación.

El hombre sonríe y hace señas para que traigan el desayuno.

Mi vista automáticamente se dirige al hombre que está junto a mí y observo sus grandes brazos y ese enorme pecho que podría ser perfectamente mi cama.

Mis manos van a esas grandes manos y muerdo un poco mis labios.

Carajo que manotas... Me imagino que ahí abajo debe ser igual de grande... alcanzo a ver una extrañas marcas en sus manos como tatuajes, pero su larga ropa oculta lo que quiero ver, haciendo que frunza el ceño.

Alzo mi mirada a su rostro y me doy cuenta de que este me mira fijamente con esos ojos color avellana intensos.

Le sonrío, pero él desvía la mirada frunciendo el ceño.

En ese instante el desayuno llega y todos comenzamos a comer en un cómodo silencio donde solo se escucha el sonido mínimo de los cubiertos.

Al terminar siento la intensa mirada de mi prometido y con cuidado limpio mis labios para luego guiñarle un ojo sutilmente.

Este suena su garganta y luego su avellana mirada se dirige a mi padre.

—Señor Hillson, si no es mucha molestia me gustaría hablar con usted en privado, junto a la señorita Hillson.

Su tono de voz me hace tener un orgasmo mental... Wao, pero que jodida voz tiene este chico...

—Por supuesto archiduque Leroux, vamos a mi oficina.

Mi padre se levanta y yo hago lo mismo junto al archiduque.

Al llegar a la oficina este cierra la puerta con seguro y tomamos asiento en los cómodos sofás.

Con una sonrisa mi padre mira al archiduque.

—Ya estamos solos, archiduque ¿Qué tiene para decirnos?

El archiduque nos mira a ambos y coloca un sobre amarillo en una pequeña mesita.

—En este sobre está la anulación de nuestro compromiso, señorita Hillson le estoy cumpliendo su deseo.

Siento como un balde de agua cae sobre y arrugo el ceño.