Laurent fue invitada a un evento, allí se encontró con una extraña situación, a ella le dieron un afrodisiaco, debido a esto pasó una noche con un hombre, que además es el hijo de su jefe. Pero todo se tornó de una forma inesperada, ella no quería que la tacharan como una oportunista, para Santiago fue así, por eso decidió irse y no volver.
Laurente decidió esconder el secreto de quién era el padre de su hijo, algo que hasta el momento no le había afectado, su pequeño hijo creció rodeado de amor y con la compañía de una madre amorosa.
Pero él volvió y está dispuesto a recuperar lo que perdió 4 años atrás, esto hará que muchas cosas cambien, y en especial la relación de ambos.
¿Podrá su pequeño hijo unir nuevamente a ambos? ¿Podrá ganar el amor en esta batalla de orgullos?
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Capítulo 22
Santiago Vólkov
Estaba dentro de mi oficina, dando vueltas de un lado hacia el otro para tratar de calmar mi mal humor. Hace unas horas, mis padres llegaron a la empresa y querían hablar con Laurent, pero les dije que ella no estaba. Que había venido a traer su renuncia esta mañana y después se había marchado.
Mi madre se puso muy mal y tuve que explicarle que aunque Laurent quisiera, estaba seguro de que ella no renunciaría. Ellos en un acto de desesperación, fueron a hablar con ella y cuando regresaron noté por sus caras que algo no iba bien. Me puse tenso con solo imaginarme que tal vez ella les había dicho que no regresaría. Pero lo que en realidad me tiene como perro rabioso es lo que me dijo mi madre.
Laurent a pesar de todo, se quedará en la empresa y luego de un año se irá porque para ese entonces, su contrato ya habrá acabado. Por ese lado estaba tranquilo, tendía un año para remediar las cosas. Ahora lo que más me molesta es lo siguiente.
Mi madre, piensa organizar una comida este sábado. En donde les presentará a mis hermanos y a mi cuñada oficialmente a mi hijo. Pero como era de imaginarse por supuesto, es una reunión en la que yo no podía estar. Siento la ira recorrer todo mi cuerpo, está bien que me equivoqué, pero quiero conocer a mi hijo y no estoy dispuesto a renunciar a él por segunda vez.
_Hijo, cálmate _Me dice mi madre _De esa manera no vas a solucionar nada.
_¿Y cómo quieres que esté? Me estás diciendo que mi hijo irá a la casa y me estás pidiendo que no vaya a conocerlo. Sé que me equivoqué, pero también quiero arreglar las cosas.
_Y lo harás, sé que sí. Pero Laurent fue muy específica, ella dijo que con la única condición que llevaría a Ángel a la casa, era que tú no estuvieras.
_Mamá de esa manera crees que podré acercarme a él ¿Es que no lo entienden? _Dije aún más frustrado.
_ ¡A ver hijo! _Exclamó mi padre _ Yo entiendo tu punto de vista, pero también entiendo el de ella. Laurent es una chica sensible y tú la lastimaste ¿Cómo quieres que te reciba después de lo que pasó? Ella necesita confiar en ti, pero tú debes demostrarle que ella puede hacerlo. Y llegando he imponiendo tu decisión, no lo vas a conseguir.
_Tu padre tiene razón hijo, lo mejor será que hagamos lo que ella nos pide y te prometo que voy abogar por ti. Trataré de que ella acepte hablar contigo, lo prometo.
Esto era frustrante y creo que no podré con todo. Me dejo caer en el sofá de mi oficina y mis ojos pican. Lágrimas que nunca pensé derramar por algo o por alguien, hoy se hacen presentes para recordarme que no estoy tan podrido como yo creía. Mi madre al verme no duda en abrazarme y decirme que todo estará bien, pero yo no lo veo así.
Dejo escapar un suspiro para reincorporarme porque sé que llorando como un cobarde, no voy a lograr nada y necesito estar bien para recuperar a mi hijo. Y posiblemente, a la única mujer que voy a poder amar de verdad en esta vida.
Laurent Vitale
El nuevo día llegó y yo estaba haciendo mi rutina diaria. Maya llegó y se quedó con Ángel quien aún dormía y yo me fui a trabajar.
Me puse un juego de dos piezas que consistía en una falda lápiz de color blanco y un top del mismo color, pero con unos detalles en naranja claro y rayas. Me puse una chaqueta de color durazno que combina perfectamente con mis zapatos. Dejé mi pelo suelto en ondas y me hice un maquillaje muy natural.
Al llegar a la empresa, veo a Adella que al parecer se le hizo tarde y entramos juntas. Al pasar por la recepción como todos los días, me llevo miradas de envidia de muchas empleadas a lo que hago caso omiso y doy los buenos días. Junto con Adella, llegamos a nuestro destino y al abrir mi oficina creo que me equivoqué de sitio porque veo otra decoración. Salgo al pasillo y veo que en la puerta está puesto mi nombre y mi cargo por lo que en efecto es mi oficina.
Esta está decorada de color blanco haciendo juego con la pared de madera detrás de mi escritorio. Se ve que es roble porque está muy bien trabajado y muy bonito. Me fijo en las lámparas que ahora adornan el lugar y los grandes sofás al rededor de la mesa del centro.
Sin duda quien hizo esto tiene un gran estilo de decoración. Me volteo hacia Adella quien está igual de sorprendida que yo.
_¿Tu sabes quien hizo todo esto? _Le pregunté.
_No, como ayer no viniste en todo el día el jefe me dio el día libre. Y cuando me fui, esto no estaba así.
Sin duda tuvo que ser él, remodeló mi oficina sin ningún permiso. Sin embargo, no puedo reclamarle, ya que es el dueño de la empresa y puede hacer lo que se le dé la gana. Doy un último vistazo al lugar y debo reconocer que me gusta como se ve porque antes parecía la oficina de una princesa, ya que todo estaba rosa.
La antigua asesora de la empresa tenía un gran amor por el color rosado. Dejo mis cosas en mi nuevo escritorio para comenzar a trabajar.
_¿Oye, crees que el señor Santiago haya mandado hacer todo esto?
_La verdad es que sí, él también remodeló su oficina y al parecer se tomó el trabajo de hacérselo a la mía _Dije sin darle mayor importancia.
Ella no contestó y se fue a realizar sus labores y yo los míos. En todo el día, no tuve señales de él por lo que agradezco infinitamente. Tal vez si nos hubiésemos encontrado en estos momentos tendríamos una discusión acalorada.
Pasa el día y yo no salí de mi oficina hasta la hora de salida. Con Adella pedimos servicio a domicilio y almorzamos en la oficina. Para cuando el día acabó, yo estaba en casa con mi pequeño, mi hermana y mi mejor amiga. Las cuales al paso que van, terminarán viviendo aquí conmigo.
Con ellas comenté lo que había pasado cuando fui a renunciar y ellas al igual que mi mamá, me aconsejaron aguantar hasta que se termine el año. Ya que no es justo que pierda todo por lo que he luchado. También les comenté de la plática que tuve con los abuelos paternos de mi hijo y les dije del almuerzo en su casa.
Al principio estaban un poco renuentes a que yo fuera, pero luego les expliqué que ellos me querían y querían al niño desde mucho antes de enterarse de la verdad. Por lo que al final terminaron aceptándolo, pero con una condición. Ellas no querían dejarme sola, por lo que mañana irían conmigo.
La verdad la noticia no me molestó, al contrario porque sabía que si algo salía mal ellas estarían ahí para mí.
