Deseándote

El calor que siento subir a mis mejillas es mucho mayor al que siento en mi cuerpo; este jefecito me quiere matar joven, si continúa haciendo este tipo de cosas. Sigue mirándome a los ojos, mientras me tiene presa con su cuerpo.

¡Cómo se le ocurre decir esas cosas!. Respira Gabriela. Suelto el aire y sacó fuerzas de mi interior para hablar.

— Señor Cooper, ¿No cree que se está equivocando?.

— No, Jones. Es lo que usted provoca en mi, cada que la tengo cerca.

Cierro los ojos y con un largo suspiro le encaró.

— Jefe, ¿Y su novia?, porque yo si tengo novio. Así que le pido que deje de hacer este tipo de cosas.

Frunce el ceño ligeramente, pero sin apartar sus manos de mis caderas. Sus ojos me escudriñan con la mirada; queriendo ser uno solo con los mios. ¡Maldita tentacion!.

— Entonces son novios — Afirmó con molestia. Asentí lentamente con la cabeza, mientras mordia mi labio inferior; suelo hacerlo cuando me siento nerviosa—. Vaya, creí que era soltera...

¡¿Qué mierda está diciendo?!.

— Acaso me está diciendo que una mujer como yo no tiene posiblidad de estar con un hombre guapo como Adrián —Digo todo de corrido y molesta, se echa hacia atrás un poco sin dejar de ver mis ojos.

— Jones, en su currículum...

—¡Hay por favor, deje las estupideces para otra persona, señor Cooper. Ya lo entiendo todo! — Espetó molesta conmigo. Por permitir que sucedan estas cosas, lo empujó del pecho pero agarra mis muñecas colocándolas arriba de mi cabeza, inclinándose un poco susurra:

— ¿Qué es lo que entiende, Jones?, a lo que yo me refiero, era que creí tener alguna oportunidad con usted — Murmura haciéndome tragar las palabras.

— Llegaremos tarde a la cena, señor — Zanje de raíz, desviando el tema, y girando la cara hacía otro lado que no fuera al frente, porque con esos ojos verdes viéndome, no la iba a librar tan fácilmente.

— Tiene razón — Suspiró soltándome lentamente, se apartó para oprimir el botón, y el ascensor volvió a ponerse en marcha.

Una noche de nunca acabar, todas las miradas estaban sobre nosotros, periodistas entrevistando a mi jefe, personas de su círculo social buscando algún pretexto para hablar con él. O, simplemente acercándosen a mi, para saber la razón por la cual lo acompañaba su asistente y no su novia. Lo que me hizo sentir sumamente incómoda, durante toda la cena con los nuevos socios de la empresa. Nadie dejaba de verme y más nerviosa me ponía. El señor Cooper lo noto y por debajo de la mesa tomo mi mano apretándola un poco, gire mi rostro a él sorprendida por su acción; sonrió con dulzura y siguió hablando de los negocios sin soltar mi mano.

Al llegar al hotel cada uno se fue a su habitación sin decir nada, y al siguiente día en el vuelo fue igual; el silencio era mortal para quien nos rodeara. Pero no tenía de que hablar con él, y en su expresión solo noté molestia, enfado y... podría decir que celos. Pero sus miradas escurridizas seguían ahí. Mirándome con precaución y sin molestarme en lo absoluto.

Viendo por la ventana los edificios de la ciudad, ignoro todo hecho que mi jefe me haya besado dos veces; en las que algo creció dentro mío. Pero, ese deje de pasión sólo me lo brinda Adrián; en cuanto a él, decidí contarle lo ocurrido, puede que llegue a molestarse y es entendible, pero no puedo mentirle. No de esa manera, cuando a sido muy sincero y bello conmigo. Me abrió su corazón y yo decidí abrir el mío.

— Jones, puede tomarse tres días libres por el viaje —Dijo él, aparte mi vista de la ventana y lo mire de soslayo.

— Como usted diga, señor Cooper — No quiero sonar mal educada pero mi tono de voz, no ayuda para nada.

— Bien, tenga un buen día — Dijo este en cuanto el auto se detuvo frente a mi conjunto residencial.

— Igualmente, señor Cooper. Hasta luego — Abrí la puerta y solo escuché como respuesta un pesado suspiro.

El chofer me ayudó a bajar el.equipaje. Y con mi corazón saltando de felicidad; entre por las puertas del conjunto. Subiendo por primera vez las escaleras con emoción. Al llegar a mi piso deje la maleta en el suelo, busque las llaves del apartamento en el bolso y antes de incrustar está; la puerta se abrió.

¡Mi bizcocho sabroso, que delicioso que estas!.

Con una sensual sonrisa, aparece este ser que pone locas a mis hormonas, ¡Ya estoy que me lo devoró!.

— Hola, hermosa. ¡Te extrañé! — Dijo dando un paso al frente. Sonreí, mi corazón late con fuerza al sentir su presencia acercarse a mi cuerpo—. Fueron dos semanas muy largas, no me conformaba sólo con verte por vídeo llamada.

— También te extrañé, bizcocho sabroso. Aquí estoy — Enarcó una ceja divertido, y sonriendo con inocencia se fue acercando, hasta que me tomo de las caderas, para darme un dulce beso en los labios.

Él es quien provoca un cataclismo en mí; cuando siento sus labios,

cuando sus manos acarician mi cuerpo,

cuando nuestros corazones

laten a un mismo ritmo,

erróneamente tranquilizador.

Su calor me abraza, me envuelve,

me llena de aquella paz.

De esa, que he buscado hace años

y ahora, él me la brinda..

— Tendré unos días libres, así que... tú, mi querido general, debes tenerlos también. Quiero que me acompañes a un lugar.

— Bueno, mi reina, como tu mandes — Murmuró riéndose en voz baja, mientras cerraba la puerta—. Puedo saber a donde me vas a llevar, preciosa.

Rodeó con sus brazos mi cuerpo, colocando su barbilla en mi hombro derecho. Sentí como olía mi cuello, haciéndome vibrar.

— No comas ansias, bizcocho — Dije, y me apretó fuerte por las caderas pegándose a mi cuerpo, que siente como brota esa calor que desprende el suyo.

— Hum, esta bien — Susurró en mi cuello, sus labios rozaron mi piel directamente, y de inmediato me hizo estremecer—. Pero primero debo comer.

Murmuró haciendo un recorrido besos, bajando por mi cuello y volviendo a subir, ¡Moriré, de eso no cabe la menor duda!. Y. los besos del jefecito aparecieron en mi memoria, haciéndome sentir como la peor de todas, así no haya hecho nada.

Hola, bellezas. Espero estén teniendo un buen dia/noche. No había vuelto a actualizar; debido a inconvenientes, pero a partir de hoy volveré. Gracias por comprender y seguir con la historia. Bendiciones y les envío un fuerte abrazo.