Klaus Glendson Cassano es el primogénito de la familia más temida de Manchester. CEO de una gran empresa y Don de una de las mafias más influyentes, es conocido por su frialdad, su inteligencia aguda y una brutalidad sin límites. Entre noches llenas de fiestas y una vida de poder absoluto, Klaus vive bajo la constante presión del consejo para cumplir un deber que insiste en postergar: el matrimonio.
Tras años evitando compromisos, el consejo decide intervenir y pone en riesgo su título como Don. Obligado a elegir una esposa entre las herederas de la mafia, Klaus se niega a ser manipulado. Acepta casarse… pero con una condición: la elección será suya, y solo suya.
Entre amenazas veladas, alianzas políticas y juegos de poder, Klaus inicia su propia cacería. Pero lo que era solo una obligación estratégica puede convertirse en un desafío aún mayor cuando la mujer equivocada —o demasiado correcta— cruza su camino.
Porque, en el mundo de Klaus Cassano, amar es debilidad. Y él no acepta flaquear.
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Capítulo 3
Klaus...
Llegamos a la casa de Angelo y el escenario es de una masacre. Por ser mi consigliere, tenía hombres para su escolta, pero todos esos hombres están muertos. Apenas se veía el porcelanato, la sangre de ellos inundaba todo.
Felipe bajó las escaleras corriendo, viniendo hacia nosotros.
—¿Dónde está Zira?
Pregunto refiriéndome a la esposa por la cual Angelo está tan enamorado.
—Ella está allá arriba, desafortunadamente está muy mal, pero ya llamé a una ambulancia de uno de los hospitales de la mafia.
—¿Por qué no la llevaste al hospital?
Pregunto subiendo las escaleras.
—Ella dijo que no iría a ningún lugar antes de hablar con usted.
Suspiro, entrando en el cuarto, ella estaba acostada en la cama, con la mano intentaba detener la sangre que brotaba de su abdomen.
—Zira...
Camino hasta ella que sonríe al verme.
—K-klaus...
Su voz estaba tan débil y ella estaba muy pálida.
—¿Qué pasó?
Pregunto sentándome en el borde de la cama.
—Ellos se llevaron a mi amor... Klaus... se lo llevaron...
Ella empieza a llorar.
—Calma, va a estar todo bien, yo lo voy a traer de vuelta para ti.
Digo intentando consolarla.
—Nosotros sabemos que él no va a volver...
Dice triste.
—Él dejó algo para ti...
Dice, con dificultad retira la mano de encima de la herida y arranca su cordón.
—En... en el dije hay un chip... esto fue todo lo que él descubrió...
Ella sonríe débilmente, antes de desmayarse.
—¿Zira? ¡Zira!
Verifico su pulso y veo que ella está viva, la cojo y bajo las escaleras, la ambulancia ya la esperaba, la coloqué en la camilla y se la llevaron deprisa.
Pero qué porquería, todo está una droga, mi consigliere está en las manos de aquellos malditos, necesito poner un fin a esa familia desgraciada.
—Vengan conmigo, Felipe y ustedes.
Apúnto a los otros soldados.
—Limpien este desastre.
—¡Sí, señor!
Salgo de la casa de Angelo y voy para la mía, lo más rápido posible voy hasta la sala de computación, cojo el chip del dije y lo coloco en el notebook.
—Si me permite, ¿qué tiene este chip?
—Aquí están todas las informaciones que Angelo consiguió sobre la familia Martineli.
—Entonces con seguridad ellos estaban detrás de ese chip.
—Probablemente, pero yo conozco a Angelo, él debe haber hecho una copia de ese y se la entregó a ellos, pero ellos no satisfechos quisieron llevárselo para no correr riesgos.
—Aquellos desgraciados.
Dice Felipe también sediento por venganza. Yo desbloqueo el notebook, pero para acceder al contenido del chip es preciso un código.
—Tiene un código.
Digo y Felipe camina de un lado para el otro pensativo, mientras yo coloco algunas combinaciones de números, pero ninguna está correcta.
—Intenta el aniversario de él.
Dice.
—Ya intenté.
—La fecha del aniversario de Zira.
—Tampoco es.
Digo.
—¡Droga! Entonces intenta la fecha en que ellos se conocieron, yo recuerdo que él tatuó esa fecha en el cuerpo.
Dice y yo coloco la combinación.
—¡Entramos!
Digo.
—¡Es eso ahí!
En el archivo hay varias fotos de una casa en una ciudad pequeña alejada de la civilización, también hay algunas fotos de una chica al lado de Leon, el primogénito de los Martineli, ellos parecen llevarse muy bien.
Leo todas las informaciones y me sorprendo al saber que la chica es la menor de la familia, ella tiene 22 años, vive con una monja y cada tres meses sus hermanos la visitan en la ciudad pequeña localizada en el interior de Sicilia.
—Entonces ese es el secreto de los Martineli's, ellos tienen una hermana.
Digo con una pequeña sonrisa encarando la pantalla en el computador.
—¿QUÉ?
—Es eso mismo, Felipe, entonces fue por eso que ellos vinieron tan rápido detrás de Angelo, ella es la debilidad de ellos.
Digo sin conseguir parar de sonreír, ellos se van a arrepentir de haber cruzado mi camino.
—¿Cómo ellos consiguieron esconder un miembro de la familia? ¿Y por qué ellos harían eso?
—Voy a investigar mejor eso, va a ser interesante hacer esa investigación.
Digo y Felipe me mira con la ceja erguida.
—¿Qué cara es esa, Klaus?
—Tú mejor que nadie sabe que yo no voy a dejar las cosas como están, los Martineli's invadieron mi territorio, se llevaron nuestro cargamento de armas, mataron a varios de los nuestros, nos hicieron quedar como tontos y encima de todo se llevaron a Angelo, que yo considero como un hermano.
—¿Qué vas a hacer?
Pregunta con recelo de la respuesta.
—Yo necesito una esposa, ¿no?
Pregunto sonriendo.
—¿Estás loco? El consejo nunca va a aprobar eso, Klaus y otra, ¿cómo harás para que ella sea tu esposa?
—Poco me importa lo que el consejo va a pensar, esa chica va a ser mía y asunto cerrado, ni que yo revuelva Sicilia de cabeza para abajo, pero yo no descansaré hasta tenerla en mis brazos.
—Está bien, pero ¿y después que ya la tengas?
—Haré a los Martineli's conocer el infierno.
