Te daré un millón de dólares por pasar 30 días con tu mujer- dijo con ese tono altanero que lo caracteriza desde el primer día que lo escuche hablar.
Debes estar loco- contesto mi esposo sin dudar un solo segundo.
Acepto- dije recibiendo las miradas de todos los presentes. Quizás nadie lo entendería pero era la única manera de salvarla y darle todo aquello que luego de la operación necesitaría.
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capitulo 3
Llegamos luego de un poco más de 15 horas de viaje, no es necesario decir que fue cansador y agobiante, pero mi princesa se comportó excelente y comió todo lo que se le sirvió delante. Las aeromozas estaban tan contentas con ella que le regalaron varios libros para colorear.
Grazie mille per aver viaggiato con noi.
buon soggiorno (muchísimas gracias por viajar con nosotros. Que tengan una buena estadía)- nos dijeron antes de bajar del avión.
A te per la tua cordialità (a ustedes por su cordialidad)- les respondí.
Mami hablas muy bien- me dijo Hannah sonriendo.
Gracias bebe, por eso hay que estudiar idiomas- le dije tocando su pequeña nariz.
Llegamos al hotel en un auto que nos entregaron al salir del aeropuerto, si hay algo que tengo que reconocer es que mi suegro pidió muchísimos favores. Al ingresar nos quedamos los tres impactados por la habitación qué nos brindaron, era sumamente hermosa y muy amplia, un lujo por donde se la mire.
nos tomamos un buen rato para desarmar las valijas y luego bañe a mi pequeña y la acomode a mi lado en su cama para poder descansar un rato. ya habíamos decidido salir más tarde a recorrer y a cenar. la reunión con su Santidad sería en 4 días así que podríamos conocer gran parte de la ciudad y quería descansar antes de salir a pasear.
Lo que debía ser una siesta de un poco menos de una hora y media termino siendo de 3 horas, así que a las 8 de la noche recién nos estábamos preparando para salir. Veríamos algunos locales, ya que la reserva para cenar estaba hecha para las 9:30. Se nota que debía dormir, de no ser porque Hannah despertó primero y se quiso bajar para ir al baño seguro hubiese seguido durmiendo.
Caminamos por una calle céntrica qué, a pesar de ser ya de noche, aún mantenía sus negocios abiertos y la gente entraba y salía con grandes bolsas de compras. Me sorprendió el hecho de que acá era mucho más tranquilo que en el centro de nuestra ciudad. Todos iban hablando amenamente y nadie se chocaba con nadie y si por esa casualidad lo hacían pedían disculpas sin ningún tipo de problema.
Hannah se quedó parada frente a una vidriera de peluches, siempre había amado los ositos y los perros, y justo este lugar tenía osos gigantes que median el doble qué ella. sé que jamás me pediría que se lo comprara, pero en su carita se notaba la emoción por tener uno igual y aunque habíamos traído lo justo en este viaje, debía reconocer que cumplir sus pequeños caprichos silenciosos era algo que siempre ame hacer.
Son hermosos ¿verdad cariño?- le dije mientras me ponía en cuclillas a su lado.
Si mami, la verdad que son muy lindos- dijo poniendo su pequeña manito en el vidrio.
Te compraré uno en cuanto volvamos de Estados Unidos. Será nuestro pequeño secreto- le dije y ella volteó a verme con ese brillo en los ojos de felicidad.
Gracias mami- me dijo tirándose encima de mí mientras me abrazaba.
Nos levantamos y seguimos nuestro camino hasta el restaurante donde Antony nos esperaba, ya que se había adelantado a buscar la mesa reservada.
Mis bellas damas, nuestra mesa está preparada- dijo al vernos.
Se puso a mi lado pasando su mano por mi cintura para guiarnos y sé que noto mi incomodidad porque no tardo nada en soltarme. Pude sentir varias miradas en el lugar sobre nosotros ¿acaso era tan obvio que éramos extranjeros? Intenté no darle bola a eso y seguí mi camino a una mesa cerca de la pared. Había muchísimos cuadros de gente importante colgados en la pared y siendo sincera reconocía a algún que otro actor, pero al resto no.
Buonanotte. Vi lascio il menù così potrete scegliere cosa mangiare per cena (buenas noches les dejo la carta para que elijan qué desean cenar)- nos dijo una chica muy hermosa y nos entregó 3 menús.
do you speak english? (¿tú hablas inglés?)- pregunto Antony quien no dominaba para nada el italiano.
Vi como la chica se lo quedaba mirando extrañada y le negaba con la cabeza.
Va bene, parlo italiano (no pasa nada, yo si hablo italiano)- le dije para tranquilizarla y nuevamente nos sonrió a los tres y nos dejó solos eligiendo qué cenaríamos.
Sabes que no sé italiano y tampoco deseo depender de ti para poder comunicarme, seguramente alguien aquí hable inglés- me dijo molesto, sabía que odiaba no poder hacerse entender, pero la culpa era de él. Cuando estudie italiano le dije que porque no comenzaba conmigo y él se había negado.
Debiste haber estudiado conmigo- sentencie y me gire a mi pequeña para preguntarle que desearía cenar.
Mami, ¿aquí hay las pastas que haces tú?- me dijo intentando hacer el esfuerzo para leer. Lo cierto es que ella solo distinguía letras, hablaba fluido para su edad y eso era porque en el hospital escuchaba a todos los médicos y enfermeras y copio esa velocidad para expresarse correctamente, pero la lectura era tema aparte. Habíamos intentado leer aunque sea sílabas, pero se aburría rápido y tampoco podía obligarla, recién cumpliría 4 años.
Si querida, aquí los ravioles son su comida favorita- le dije sonriendo. Después le explicaría qué las pastas eran un plato típico de Italia.
Entonces quiero eso mami- me dijo dándome el menú.
La chica volvió en cuanto noto que habíamos dejado las cartas sobre la mesa.
Che vogliono cenare ¿qué desean cenar?- nos dijo sonriendo esperando para anotar en su libreta.
Il mio piccolo vuole i ravioli alla bolognese, mio marito vuole la bistecca di chorizo con lattuga e insalata di pomodori e io voglio delle tagliatelle con lo spezzatino (mi pequeña desea ravioles con salsa bolognesa, mi esposo desea bife de chorizo con ensalada de lechuga y tomate y yo deseo unos tallarines con estofado)- le dije entregándole los menús que nos había dejado.
Signora perfetta e da bere, cosa vuoi? (perfecto, señora y para beber que desean)- nos dijo mirándonos a los 3.
Acqua, per favore (agua, por favor)- le dije sonriendo. Hannah no podía tomar nada que no fuese agua, las gaseosas y los jugos estaban prohibidos para ella.
La cena transcurrió de forma tranquila y casi sin charla por parte de Antony o yo. Hannah estaba tan concentrada en su comida que obviamente no dijo ni mu en toda la noche. Habíamos prometido darle un helado por como se había comportado en el avión y ella sabía que solamente podía comer de los gustos de agua, así que le pedimos a la moza uno de limón y frutilla mientras nosotros tomábamos un café.
Volvimos al hotel y luego de acostar a Hannah decidí refrescarme con un delicioso baño de espuma. Elegí mi ropa para dormir y me metí en el baño, luego de un rato de estar sumergida en el agua, escuche unos suaves golpes en la puerta. Por dios quizás el momento de hablar ya había llegado.