Nikita, una chica que quedó huérfana desde temprana edad, fue criada por su tío materno y la esposa de este, en el pueblo donde se encuentra la base militar más grande del país. Hija de una heroína de guerra, tenía privilegios y derechos por nacimiento que muy pocos conocían y envidiaban.
Su tía hizo hasta lo imposible por conseguir esos privilegios para su propia hija. Su tío se apoderó de todo lo que le pertenecía por derecho.
Su prima nunca la dejó vivir una vida pacífica; la buscó hasta el final, para matarla.
Nikkita en su último aliento. Amenazo de muerte a su prima.
¿Regresará de entre los muertos para llevar a cabo la venganza que necesita?
¿Logrará recuperar todo lo que le pertenece por derecho?
¿O quizás en su búsqueda encuentre el amor?
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EL VIEJO GENERAL KANT
Mientras Sasha Krylov caminaba hacia ella, Nikita Uvarova bajó sus ojos negros como boca de lobo y se quedó en silencio.
Mientras hablaba con el viejo Kant, Sasha Krylov miró furtivamente a Nikita Uvarova. Con poca indicación de ello, sus exquisitas cejas se torcieron.
¿Por qué la chica se esconde de mí? ¿La asusté en la escuela ese día?
—"¡Seguro que lo haré!" Con una leve sonrisa en su hermoso rostro, Sasha Krylov respondió al viejo Kant. Sus insondables ojos negros miraron a Nikita Uvarova nuevamente. Cortésmente, le dijo al viejo Kant: “¿Puedo tener unas palabras con Nikita Uvarova? ¿Solo?"
Al abuelo Gen no le sorprendió que Sasha Krylov conociera a Nikita Uvarova. Cuando Sasha Krylov arrestó a los tres criminales el otro día, fue Nikita Uvarova quien lo ayudó.
El viejo Kant sonrió. Sasha Krylov notó que Nikita Uvarova lo miraba con frialdad por lo que dijo. Sus delgados labios se curvaron un poco, formando una sonrisa.
—Nikita Uvarova, sobre lo que sucedió en tu escuela, hay algunas cosas que me gustaría recordarte. Por aquí, por favor”, dijo Sasha Krylov. Iluminado por la luz del sol de la mañana, su rostro bajo la gorra militar parecía más brillante, agregando un poco de ambiente acogedor a su sonrisa.
—"Vamos, chica.
—Como el viejo Kant había estado de acuerdo, Nikita Uvarova no podía decir nada. Levantó los pies y caminó hacia el lugar que señalaba Sasha Krylov.
No le gustaba tener demasiado contacto con un hombre tan peligroso.
Era un poco misterioso. Y era un hábito de Nikita Uvarova mantener su distancia lejos de las personas que no podía entender a fondo.
—Mis disculpas por ponerte a prueba en la escuela el otro día. Espero que puedas entender nuestra posición”, explicó en voz baja, que sonaba como si fuera un instrumento raro y lujoso. Y no tienes que temer que te haga algo. No te pondré bajo vigilancia.
¿Miedo? Parecía que este mayor la había entendido mal.
—Nikita Uvarova levantó la cabeza y lo miró, sin miedo. Con una sonrisa amable, dijo con calma: “Capitán Sasha Krylov, me ha entendido mal. No estoy asustado. Simplemente, no quiero ponerme en contacto contigo muy a menudo. Me voy si no tienes nada más que decirme.
Ella se dio la vuelta y estuvo a punto de irse, sin esperar su respuesta.
—"Chica, tienes un temperamento caliente". Sasha Krylov colocó su mano larga y fuerte sobre el frágil hombro de Nikita Uvarova para evitar que se fuera. "Lo cual es diferente de lo que me ha dicho el abuelo Kant".
Sonriendo con resignación, dijo: —“El abuelo Kant nos está mirando. ¿Estás seguro de que quieres darme la espalda mientras me escuchas?
En este momento, solo había una idea en la mente de Nikita Uvarova. ¡Va a derribar a este comandante al suelo!
Pensándolo bien, sabía que era una misión imposible para ella por el momento.
¡Pero podría intentarlo en el futuro!
—"Capitán Sasha Krylov, únicamente, termine sus palabras de una vez, gracias". Cuando se dio la vuelta, sacudió los hombros hábilmente. Como pez, se alejó nadando del control de Sasha Krylov.
Ella había estado recibiendo entrenamiento por casi medio mes; además, con su talento había progresado significativamente.
Su destreza hizo que Sasha Krylov levantara las cejas. Después de una sonrisa hábil, miró a Nikita Uvarova en silencio con sus ojos negros como el carbón. Con una mirada seria y fría en su rostro, dijo: “Escucha, Nikita Uvarova. Hemos confirmado que Liao Jian, así como sus padres, son problemáticos. Por favor, preste atención a su paradero en la escuela para nosotros”.
—“Iba a buscarte y contarte sobre este tema en mi viaje de hoy. No esperaba que nos hubiésemos encontrado en la entrada de nuestro campamento militar”, dijo Sasha Krylov. Sus ojos negros contenían una frialdad ilimitada, mientras se estaba poniendo manos a la obra.
—“Todo lo que necesitas hacer es vigilarlo, para ver si ha estado haciendo algo sospechoso". ¡Si nota algún problema, puede informar directamente al director Bycof!
Nikita Uvarova sabía mejor que preguntar por qué la había elegido. El ejército tenía sus propias razones para elegirla. Escuchó las instrucciones de Sasha Krylov en silencio. Cuando terminó de hablar, Nikita Uvarova asintió levemente, "Está bien, le prestaré atención". Después de una pausa, agregó: “Eso es todo. Me voy. Adiós."
Se dio la vuelta inmediatamente después de despedirse, ¡sin dudarlo en absoluto!
Sasha Krylov levantó las manos para enderezar el borde de su gorra militar. La sonrisa apenas perceptible en la comisura de sus labios parecía una suave brisa acariciando la superficie del agua, y estaba a punto de desaparecer al instante.
¿La chica me vio como un monstruo terrible?
Sasha Krylov saltó al auto que había llegado a su lado. Por el espejo retrovisor, vio las espaldas del viejo Kant y Nikita Uvarova encogiéndose aún más. Eventualmente, desaparecieron de su vista.
El ruido del coche se desvaneció entre los árboles. Cuando Nikita entró en el campamento militar, se dio la vuelta y miró el camino serpenteante en la montaña. Todo lo que podía ver era el bosque exuberantemente verde y algunas aves volando bajo el cielo azul salpicado de nubes blancas.
En el campamento militar, todos los soldados que conocían que se encontraban al viejo Kant lo saludaban con el mayor respeto.
Nikita se comportó y siguió de cerca al viejo Kant. No vio a su alrededor ni hizo preguntas por curiosidad. Actuó como si hubiera visitado el campamento militar muchas veces.
“Soldados del escuadrón Cinco, pídanle a su líder que prepare la lista de los soldados que han estado recibiendo entrenamiento". Voy a probarlos mañana por la noche. El viejo Kant ordenó a los soldados frente a él con una mirada extremadamente seria en su rostro. Cada palabra que dijo contenía una autoridad incuestionable.
De repente, una serie de disparos ensordecedores se escucharon desde el frente.
Nikita que había estado manteniendo la cabeza baja levantó la cabeza abruptamente. Su corazón latía a un ritmo similar al de esos disparos. Parecía que algo había despertado desde lo más profundo de ella y estaba a punto de liberarse.
Son disparos. Los soldados están realizando prácticas de tiro”, dijo el abuelo general Kant. Hizo un gesto a los soldados para que se fueran y se volvió hacia un lado para mirar a Nikita Uvarova, sonriendo. “Te mostraré el campo de tiro la próxima vez. Hoy te voy a llevar a otro lugar”.
Pero su destino para hoy estaba en la misma dirección que el campo de tiro. No dejaron de caminar hasta que llegaron ante una sala custodiada por soldados. Era la sala de armas de fuego donde los soldados con habilitación de nivel ordinario podían acceder solo dos veces por semana.
PRESIÓN Y PROFESIONALIDAD, CON PROFUNDA COMPRENSIÓN.
La consigna fue colgada frente a la sala de armas de fuego. Todos los soldados podían leerlo cuando entraban y salían de la habitación.
En el momento en que Nikita Uvarova entró en la habitación, sus ojos se iluminaron como si hubiera llamas en sus pupilas negras.
La gente común se habría asustado si viera filas de pistolas negras brillando con una incandescencia fría y metálica frente a ellos.
En cuanto a Nikita ¡todo lo que sabía era que un deseo ardía en su sangre! Era un deseo de ser más fuerte. ¡Ella anhelaba tocarlos con urgencia!
Se dio la vuelta y miró al viejo general Kant detrás de ella. Con un poco de temblor emocionado en su voz clara, preguntó: "Abuelo, ¿puedo…? ¿Puedo tocarlos?
¡Una voz gritaba en su cabeza, diciéndole que extendiera la mano para recoger una de esas armas que brillaban con una luz fría!
Ella quería sostenerlo. ¡Se preguntó qué tipo de sensación sería cuando se disparara una bala del arma!
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