Rota

Las acciones de Brenda demostraban la clase de perversidad que en ella había, cosa que supo ocultar muy bien, logrando ganarse la confianza de todos en la mansión Bailey, pero su máscara se había caído, por lo menos ante Adolfo.

Cristina dormía sobre el pecho de su amado esposo, quien ya había despertado y la admiraba.

No tenía una gota de maquillaje y a pesar de los años y de algunas líneas de expresión, mantenía su belleza.

Adolfo la miraba anonadado igual que la primera vez que amanecieron juntos.

El amor que sentía por su esposa era grande y genuino, ese mismo amor sentía por sus hijos, pero esta vez, había un sentimiento nuevo que incluso predominaba la decepción.

Si estaba decepcionado de Mariano su primogénito, el cual era su orgullo, su fuerza, ahora era una mediocre marioneta en manos inescrupulosas de una víbora ponzoñosa, aunque lo amara no le diría la clase de esposa que tiene, el mismo debía darse cuenta.

Lo dejaría tocar fondo si fuese necesario, pero eso no quitaba que le diese una ayudadita.

Cristal era otra decepción, con cara de ángel lo convencía fácilmente y al ser su princesa menor, él hacia cualquier cosa para complacerla, con lo ocurrido descubrió varias cosas, como que su hija lleva las peores calificaciones del curso, que probablemente pierda el año, que le pagaba a compañeros para que le realizaran los trabajos y eso eran los que llevaba altos, investigo a fondo la vida sexual de su hija y casi se infarta al constatar que hasta su jefe de seguridad estuvo con ella, el único fiel y leal fue su chofer.

Por influencia de Brenda su hija era una perdida, su mentalidad corrompida por la lujuria y sesiones de orgías, que presencio y participo con la sin vergüenza esta.

Convirtiéndola en una ninfómana.

En el internado fue reforzada la seguridad para evitar que saliera o alguien más entrara.

Adolfo contrató custodias para cuidarla y evitar que se metiera en problemas, al hacerlo verífico muy bien cada detalle de la vida de quien estaría a su cuidado, específicamente fuese mujeres 100 % heterosexuales.

Sabía que su hija hasta con mujeres había tenido sexo, era un completo desastre.

Su mente estaba concentrada en su esposa e hija, su recuperación y seguridad ahora eran su máxima prioridad.

El médico ingreso sacándolo de sus pensamientos.

Buen día señor Bailey, necesito conversar con usted.

Adolfo le hizo señas que guardara silencio, Cristina estuvo inquieta anoche y se despertó llorando varias veces, ahora dormía tranquila y no quería alterarla.

El doctor asintió y espero afuera.

Adolfo fue al baño y rápidamente realizo su higiene matutina y fue al encuentro con el médico.

El doctor le explico a profundidad el estado crítico de su esposa y eso lo dejo devastado.

Debe ser intervenida quirúrgicamente por el momento está estable, pero no debe alterarse otro infarto y la señora no lo soportará.

Esas palabras fueron puñales afilados a su corazón.

Que haría sin su amada, sin su ancla, sin su lugar seguro, regreso a la habitación y la contemplo dormir tan tranquila, tan frágil.

El ama de llaves llego con ropa y comida para ambos, el aprecio que le tenía a su patrón era enorme y por tal motivo luego de pensarlo toda la noche, tomo la decisión de contarle lo ocurrido el día anterior.

Cuando el ama de llaves le dijo todo, la ira de Adolfo escalo niveles exorbitantes, su indignación por la forma de actuar de su hijo lo decepciono aún más.

Marta vuelve a casa, prepara una maleta grande para Cristina y otra para mí, debo poner tierra de por medio.

Mi esposa está delicada y temo por su vida, esa mujer no me inspira confianza, tú serás mis ojos y oídos en casa.

Por supuesto señor fue la respuesta de Marta.

Llamo al buffed de abogados y pidió a su amigo, el padre de Felipe que tomara los casos en los que estaba trabajando.

Su chofer estaría manejando algunas cosas importantes, principalmente el cuidado de Cristal y sus negocios pequeños.

Espero a que Cristina despertara, la ayudo a bañarse con todo el amor y desayunaron juntos.

Luego Adolfo le comento su decisión de irse por un tiempo y ella aceptó.

Busco una enfermera y le pidió cuidar de su esposa, dejo seguridad en la puerta esta vez no permitiría que Brenda y Mariano se acercaran.

Fue al apartamento de Mackenzie necesitaba comunicarle personalmente el estado de su madre y la decisión tomada, no solo se irían ellos, pensaba llevarse a Mackenzie y a la nana Luisa.

Mackenzie se alteró al saber él estado de salud de su mamá, Adolfo la abrazo y le dijo que viajarían en dos días cuando Cristina culminara el tratamiento endovenoso.

Mackenzie asintió, iremos en el avión privado y el doctor Jacobo ira con nosotros.

Adolfo tomaba todas las previsiones necesarias para el bienestar de sus mujeres, Cristal quedaría bien cuidada, tenía órdenes explícitas y la psicóloga Susana la visitaría para comenzar a tratarla.

Tomas el chofer le dijo señor si me permite debería sacar a su hijo y mujer de la mansión.

No, los voy a dejar que estén confiados, no los pierdas de vista, mantenlos vigilados día y noche, quiero saber hasta que comen.

Dejaremos que se sientan los dueños y señores, eso si no permitan que te den órdenes y no dejes que maltraten al personal de la casa.

Ah otra cosa despide a toda la seguridad, incluyendo al jefe, lo mismo con el chofer de mi hija y con el jardinero, dale la liquidación.

Tomará medidas en su contra, la niña Cristal es menor de edad.

No eso sería contraproducente para la reputación de mi princesa, no me importaría verme afectado, pero mi niña sería humillada y estaría en boca de todos.

Amenázalos y si alguno abre la boca para siquiera pronunciar el nombre de mi hija córtale la lengua.

Has lo mismo con sus compañeros de clase y amigos de mi hijo, si alguien se atreve a hablar mal de Cristal no tengas contemplación.

Hablaré con mi amigo y socio Luigi Grimaldi él enviará hombres de confianza para la seguridad, coordina todo con ellos.

Los guardaespaldas de Mackenzie irán con nosotros, son enviados de Luigi.

Dos días después abordaron el avión a Estados Unidos, Adolfo llevaría a Cristina a uno de los mejores especialistas y organizaría todo lo referente al ingreso de Mackenzie a la universidad de Harvard.

Mackenzie y Cristina, descansaron durante todo el viaje en la habitación del avión una enfermera y el doctor Jacobo estuvieron al pendiente de su salud.

Ambas fueron consentidas por Adolfo.

Cristina le pidió disculpa a su hija por su actitud.

El noble corazón de Mackenzie no le guardaría rencor jamás, la amaba y aunque muchas veces ausentes, siempre fue una madre amorosa.

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Pido disculpas no actualice antes, la señal ha estado pésima y no podía acceder, gracias a Dios mejoro un poco.

Un abrazo, gracias por sus comentarios y me gustan. ❤💞💕💝💖