Ella es alegre, divertida, atrevida, rebelde, y de un gran corazón, pero a los ojos del mundo está defectuosa. Él es guapo, adinerado, malcriado y caprichoso, es el más popular y codiciado por todas. ¿Qué pasará cuando se encuentren? Averigüémoslo juntos.
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Capítulo tres
Un rato después, Rose se encontraba sentada en una de las sillas afuera de la oficina del director, tenía la cabeza hacia arriba y con un pañuelo sostenía su nariz. Franco estaba parado a más o menos un metro de ella.
La luz que entraba por la ventana hizo que su remera blanca se pusiera translúcida. Se dio cuenta de que llevaba un sostén color rosa, sus senos se veían grandes y abultados. Tenía mucha carne, eso se veía, pero no le pareció que fuera gorda, le parecía atractiva.
Ella lo miró y él esquivó su mirada. La puerta de la oficina del director se abrió, Rose se sorprendió al ver a su hermano Lían. Esté miró a Franco con fuego en los ojos.
_ ¿Qué haces aquí? - le murmuró ella a su hermano.
_ Papá no estaba y menos mal que fue así, voy a matar a este imbécil - susurró.
La chica lo regañó con la mirada
_ Estuvimos hablando con tu hermano mayor, Rosmary. Él me dice que sufres de acoso constante a manos de tus compañeros. ¿Por qué nunca me los has dicho? - la muchacha le arrojó una mirada fulminante a su hermano, este esquivó su mirada e hizo que no se dio cuenta.
_ No es acoso, señor Director. Solo son bromas, son mis amigos - sonrió tímidamente.
A Franco le habían dicho que era una perra, salvaje y odiosa. Pero los estaba cubriendo.
_ ¡¿Tus amigos?! Los mismos que te llaman cerda a diario, los que no te dejan participar de las actividades extracurriculares, los mismos, que te arrojaron basura mientras estabas en el baño y sabrá cuántas cosas más que no nos dices. - expresó Lían con el tono furioso y elevado.
Franco agachó la cabeza, si eso era cierto ¿Qué clase de amigos tenía?, pensó
_ Y ahora, este mequetrefe te golpea en la cara - añadió Lían.
_ Fue un accidente - repuso ella rápidamente - él estaba haciendo picar la pelota, yo me acerqué mucho y me rebotó en la cara.
_ ¿Y el incidente de esta mañana? - preguntó el director - tu amiga Laura me dijo que te arrojaron un sándwich por la espalda y ensuciaron tu chaqueta.
_ No vi quien lo hizo - aseguró Rose.
El director miró a su hijo.
_ ¿Tienes algo que decir Franco?
_ No, señor - mantenía la cabeza agachas, no se animaba a levantar la mirada y encontrarse con la de Rose. Ella sabía bien que había sido él.
Rose fue la primera en salir, Franco salió detrás. Se pararon uno al lado del otro a esperar que salieran su hermano y el director.
Él la miró de reojos y se dio cuenta de que ella lo miraba igual.
_ Lo siento, no fue mi intención - masculló. Ella sonrió sin verlo y asintió.
La puerta se abrió y el director salió a despedirlos. Su hermano se la llevó, no si antes arrojar una mirada amenazante a Franco.
Los días siguientes, los insultos y las burlas contra Rose continuaron. A ella no parecía importarle. Los ignoraba, también a él. En la hora del almuerzo el se escapaba de sus amigos e iba a la biblioteca para escapar de sus estúpidas y frívolas charlas. Un día, mientras leía un libro, junto a la ventana que daba hacia el salón de baile. La vio entrar, se sacó la chaqueta deportiva debajo tenía una malla de bailarina, se recogió el pelo, puso música y comenzó a bailar. Se quedó hipnotizado con sus movimientos, jamás hubiera imaginado que bailaría también, que se vería tan femenina y sensual.
_ ¡Franco! Bebé te desapareciste ¿Qué haces? - dijo Vanessa.
_ Estoy leyendo un libro, es para un ensayo - disimuladamente corrió la cortina.
_ Vine a decirte que mis papás no están, y no llegarán hasta mañana al mediodía - paso sus dedos por su nariz y labios de forma provocativa - ¿Te gustaría qué pasemos el resto del día juntos?
Él no estaba enamorado de Vanessa, pero ella le proporcionaba con mucha facilidad lo que cualquier chico sano de su edad quiere, sexo.
_ Sí, obvio que sí - la muchacha aplaudió complacida.
Cuando salían del colegio Rose iba montada en bicicleta, llevaba a Laura en la parte de atrás. Pasaron por la acera justo cuando iban a traspasar el portón.
_ Perdón - gritó Rose, su mirada se cruzó con la de él. Y se quedó viéndola.
_ Esas chirusas, las odio - masculló Vanessa - ¿Qué tanto miras?
_ Nada, no la estaba mirando a ella - se apresuró en aclarar.
_ Obvio que no tonto, pensé que mirabas a Yaritsa - le señaló una chica muy guapa, parada en la esquina.
Fueron juntos a una heladería estuvieron un largo rato ahí. Hasta que algunos de sus amigos llegaron y los invitaron a ir a bailar esa noche.
Rose estaba en casa de Laurita, le había dicho a su padre que iría a dormir a casa de su amiga, pero en realidad iría a un torneo clandestino de pelea. El premio era bastante grande y ella estaba necesitando una computadora nueva que su padre no podía comprarle. Además, se sentía muy confiada de poder ganar.
_ Rose ¿Qué diremos si te golpean en la cara?
_ Diremos que nos caímos de la bicicleta. No te preocupes. No les daré oportunidad.
Unos minutos después se dirigieron a su destino. El lugar parecía ser un depósito, estaba completamente cerrado y a oscuras.
_ ¿Estás segura de que es el lugar, Laurita? - preguntó frunciendo el entrecejo.
_ Tiene que ser aquí, así me marca el GPS - dijo observando su celular.
Bajaron de la bicicleta y se acercaron a la gran puerta de metal. Laura miró hacia todos lados.
_ Rose, este lugar está muy oscuro.
_ No seas miedosa. Además, mira, allá hay una disco - le señaló un antro en la acera de enfrente - Hay mucha gente allí, si pasa algo. Sales corriendo para allá.
La chica la miró algo molesta.
_ No sabes que aliviada me siento - dijo irónica.
Rose se rio y golpeó la gran puerta de metal, un hombre de gran porte, abrió y las dejó entrar.
Gracias por los capítulos autora