Emma, una chica carismática con una voz de ensueño que quiere ser la mejor terapeuta para niños con discapacidad tiene una gran particularidad, es sorda.
Michael un sexi profesor de psicología e ingeniero físico es el encargado de una nueva tecnología que ayudara a un amigo de toda la vida. poder adaptar su estudio de grabación para su hija sorda que termina siendo su alumna universitaria.
La atracción surge de manera inmediata y estas dos personas no podrán hacer nada contra ella.
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capitulo 9
Michael:
Despierto alrededor de las seis de la mañana, después de que la enfermera se fuera de la habitación luego del monitoreo. Tengo que irme, tengo clases a primera hora, pero antes necesito llevarme su sabor.
Me bajo de la cama sin despertarla y trabo la puerta de su dormitorio, regreso junto a su cama y descubro la sábana, levanto un poco la tela de su camisón y tiro de sus bragas. Ella gime dormida y se mueve dándome un mejor acceso a la tarea. Feliz de que mi gatita colabora hasta de dormida, me trepo a la cama y como si fuera el lobo feroz me cubro con la sábana para probar el dulce néctar que guarda entre sus piernas.
Lamo y siento que mi cuerpo se endurece. Sigo lamiendo y ella se mueve soltando otro gemido. Necesito verla, por lo que me descubro de mi escondite sin dejar de saboréala. Sigue dormida, pero muerde sus labios, otro lametón y se retuerce, sus manos buscan mi contacto y al lograrlo sus ojos se abren de par en par. Está sorprendida, pero antes de que proteste entierro dos de mis dedos para tocar su punto G y busco su punto sensible para estirar mi mano y colocarla en su boca acallando sus gemidos.
Cae presa de la lujuria y talla su centro en mi boca mientras mis dedos trabajan su sensibilidad. Se rompe y tomo todo lo que me da disfrutando de este momento maravilloso junto a mi niña. Sé que pronto le darán el alta, pero eso no significa que valla a sufrir mientras tanto, y más después de esta noche. Cada día la necesito más, pero pasar la noche con ella y despertar de esta manera no tiene precio, por más que estemos en una clínica.
—Buenos días —dice luego de limpiar el sudor que corre por su frente.
Salgo de entre sus piernas, relamiendo mis labios, bajo de la cama y me acerco a su cara.
—Definitivamente son buenos días —beso su frente.
Al erguirme debo acomodar la dureza de mis pantalones, ella presta atención a la cresta que se marca en mis pantalones y se relame los labios.
—¡Dios! ¡No hagas eso! —verla hacer eso, sintiendo su deseo, hace que no pueda contenerme y quiera tallarle esa preciosa boquita suya.
—¿Qué cosa? —pregunto y vuelvo a relamer mis labios.
Lo hace a propósito.
—¿Quieres que meta mi cosita en tu boca y marque tu garganta? —pregunto con mis manos, no quiero que nadie se entere del deseo que despierta en mi esta dulce niña.
Asiente y se baja de la cama colocándose de rodillas ante mí, levanta la mirada, esperando mi proseguir. Acaricio su mejilla y dibujo el contorno de sus labios con mi dedo pulgar, ella lo lame deseosa y me rompo.
(...)
Estoy en la gloria, estoy en el paraíso, estoy... la puerta es tocada frenética y nuevamente caigo en cuenta que estoy en una clínica. ¡Puta mierda!
—¡Que pasa ahí dentro! —escucho la voz de un hombre, supongo que se trata de un médico.
—Enseguida doc. —gruño cubriendo la boca de mi mujer sabiendo que está cerca—. Vamos cariño, vente para mi —digo tomando su cara para que lea mis labios, tallo su sensible botón y bombeo como loco sintiendo su cuerpo latir a mi alrededor.
Suerte que ella no escucha porque siento que de un momento a otro derribarán la puerta y nos echarán a patadas, pero nada me detiene a que mi mujer llegue a obtener el placer que tanto necesita de mí.
Cuando finalmente su cuerpo está tranquilo, la llevo al baño para que se asee. Me acomodo la ropa rápidamente, acomodo mis cabellos algo desordenado y corro para abrir la puerta. Frente a mi aparece un médico, el director de la clínica y una enfermera que me mira con aflicción.
—Esto no es un hotel para que venga hacer sus cochinadas —me grita en la cara el médico y lo secunda el director.
—El sexo es bueno para la recuperación física de un paciente, ¿Nadie se lo había dicho? —pregunto.
—En el calor de sus casas, no en la misma clínica —dice el director.
—Bueno, si tiene razón, pero mi mujer lleva más de un mes ingresada aquí tiene que saber comprender —sueno como un adolescente.
—Y usted debería comportarse, después de todo tengo entendido que es un respetado profesor —dice el médico y sus palabras me hacen quedar quieto—. Debería de tener más cuidado donde y con quien hace sus cosas.
Sin más palabras el medico se va, la enfermera me dedica otra mirada afligida y el director de la clínica vuelve su atención a mi gesto.
—Creo que, para el bien de todos, ya firmare el alta de su mujer, con su permiso —dice este y se aleja apresurado por el pasillo.
Volteo y la mirada confundida de mi gatita me taladra la cara, creo que hoy voy a llegar tarde a la universidad.
—¿Qué pasó? —pregunta.
—Nada, te darán el alta —digo y ella chilla feliz, camina hacia mí y me envuelve en sus brazos.
Cierro la puerta de la habitación y beso su boca como si no lo hubiera hecho en años. Al separarnos ella esta sonrojada y se ve adorable.
querida autora eres genial escribiendo
me encantaron todas tus novelas
Inmadura totalmente dejar pasar 4 años sin verse
increíble por más que sospecha que algo pasa entre ellos me parece horrible el accionar del padre
Pero lo más importante es que es su profesor ya maduro kn mucha experiencia y ella tan solo tiene 20 años sin haber vivido nada de nada kn cero experiencia y poca madures.
No me gusta queda esa sensación de que él al ser el mayor se aprovecha de la situación