Matrimonio asegurado. COM es una aplicación para todas esas personas que necesitan un matrimonió bajo contrato.
Anelis es una chica humilde que trabaja en una cafetería y se encuentra en una encrucijada cuando su madre sufre un accidente y debe depender de cuidados intensivos, quedando postrada prácticamente en una cama. Anelis recurre a esta aplicación como última medida para poder ayudar a su madre.
Adonis es un empresario muy conocido por su comunidad, pero su amigo y socio le juega una broma casándolo con una desconocida por medio de una app.
La escusa era el donativo mensual que realizaba para caridad que termino ayudando a una chica con sus problemas económicos.
el trato es simple, matrimonio por dinero, pero será capaz Adonis de fingir un matrimonio feliz cuando descubra que su esposa no es un espantapájaros, como el la llama en la intimidad de su mente o querrá que sea un matrimonio verdadero comenzando con un beso casto.
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capitulo 4.1
—Bueno, bueno. La mujercita tiene agallas —dice juntando sus dedos, irritante—. Hablare con mi cliente y le hare saber sobre su posición.
—¿Primero me dice que tiene todo para anular el matrimonio y ahora lo quiere consultar con su amo? —sorprendida veo como me mira con diversión.
—Creo que a mi amo le vendría bien pasar una temporada con... —me mira y lleva un dedo a sus labios como pensando o buscando una palabra adecuada— una mujer de carácter.
Me quiero reír, lo que menos tengo yo es carácter. Pero no me amilanare ante este estirado.
—Ahora sí que no sé a qué se refiere.
—Su marido es una persona con mucha influencia y un matrimonio realizado de forma tempestuosa lo deja mal parado ante toda nuestra comunidad —dice como si ese tipo del que habla fuera el rey de algún país interesante.
—¿Por eso todos esos reporteros fuera del local? —no puedo enviar preguntar.
—Si, toda esa chusma se ha enterado del matrimonio de mi socio más rápido que ustedes mismos —dice y se levanta del lugar que ocupa— ahora si me permite Sra. Peterson deberá venir conmigo.
—Debo trabajar, mi turno comenzó... —miro la hora en mi reloj— hace cuarenta minutos.
—Usted entiende que no necesita trabajar.
—Usted entiende que no me conoce —replico utilizando el mismo tono.
—En ese caso un coche la pasará a recoger luego que su turno termine, pero hágase a la idea que no podrá volver a este lugar —declara y yo quiero sacarle los ojos, odio que me digan lo que tengo que hacer cuando no se trata de mi jefe.
—Creí que este matrimonio sería diferente —admito.
—Pues lo es, usted se ha casado con un desconocido —murmura y por primera vez coincidimos en algo.
—Lo que quiero decir es que nunca pensé que debería de llevar una vida casada como tal.
—Si usted quiere seguir gozando de los beneficios que le brinda mi cliente, tendrá que fingir que es un matrimonio como cualquier otro de lo contrario será anulado inmediatamente.
—¿Tengo que fingir?
—Si, los medios acribillaran a mi cliente si sale a la luz que es un matrimonio mediante una app pensada solamente para beneficiar a mujeres desesperadas —me mira midiéndome.
—Pues yo no fui la que me solcito matrimonio, su cliente lo hizo solito —me defiendo.
—Pero usted tenía la última palabra, eso la convierte en una mujer desesperada y una oportunista.
—Usted puede pensar lo que quiera de mí, yo sé quién soy —cruzo mis manos sobre mi regazo y lo miro seriamente, luego me levanto— ahora le voy a pedir que se retire y nos dejen trabajar. También le agradecería que se lleve todo ese circo que se encuentra en los alrededores de la cafetería.
Con una sonrisa sínica en el rostro, se levanta de su lugar. Al erguirse muestra a un hombre muy alto. Sus ojos cafés miran mi rostro sin dejar esa sonrisa de superioridad.
—¿A qué hora termina su turno? —pregunta.
—A las seis de la tarde —digo imitando sus movimientos me levanto de mi lugar.
—Bien, a esa hora mandare un chofer para que la recoja y la lleve directamente a la residencia del señor Peterson.
Sin decir más nada, pasa por mi lado y sale por la puerta. Me quedo un momento pensando en lo ocurrido. ¿Seré capas de fingir que me case enamorada de un viejo?
—Mierda, en que lio me metí —maldigo y salgo del pequeño despacho.
Muy divertida tu historia, un amor de dos locos
felicidades
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