Mi Gordita Hermosa

Amanda

Emilia se encontraba sentada en el sofá de la sala,y Ethan se encontraba es su habitación jugando con sus peluches.

-Quieres un café?-pregunte mirandola.

-Si por favor-contesto soltando un largo suspiro.

-Ahora preparo-camine hacia la cocina,y encendí la cafetera.

-Como lo hizo??-pregunto ella desde el umbral de la cocina-Como nos logro encontrar-miro un punto fijo en la pared de la cocina-pensé que todo había quedado atrás,creí que está vez de verdad el había desaparecido-sus ojos se llenaron de lágrimas-Pero sin importar a donde valla siempre logra encontrarme-las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos como si de una fuente se tratase.

-Vamos a solucionarlo-me acerque a ella para abrazarla-Te prometo que todo se va arreglar y algún podrás ser feliz-dije envolviendola entre mis brazos con fuerza.

-Feliz-dijo riendo sarcástica-La felicidad es un sentimiento así como la tristeza o la ansiedad solo dura un tiempo y después se va,cada que siento esa felicidad el aparece y la destroza en mil pedazos-hablo ella abrazada a mi.

-Se que ahora todo debe de parece horrible y que estás asustada-levante su mentón haciendo que me mirase-Pero todo va a mejorar,vas a salír adelante como lo has echo antes,recuerda siempre por qué sigues adelante-dije mirándola a los ojos.

-Por Ethan es el único motivo por el cual siguió luchando-dijo sollozando.

-Nunca olvides que el te necesita y tampoco olvides que yo te necesito-hable con una pequeña sonrisa.

-Eres lo mejor que me a pasado después de Ethan,gracias a ti logro mantenerme en pie-hablo aún entre mis brazos.

-Y yo jamás te dejaré caer-dije levantando si rostro asiendo que me mirase-Vas a superar esto y yo estaré aquí para apoyarte-

-Mami??-escucho la vos de Ethan que baja de las escaleras.

-Ve al baño a lavarte la cara-hable en un susurro,ella asintió con la cabeza para luego desaparecer.

-Tia dónde está mamá??-pregunto el pequeño entrando a la cocina.

-Ella está en el baño pequeño loco-hable con una sonrisa.

-Tia mañana podemos ir contigo a la empresa de nuevo?-pregunto con ojitos de cachorro.

-Pequeño demonio siempre sabes cómo manipularme-dije soltando un pequeño suspiro-Claro que podrás acompañarnos-respondí alborotando su cabello.

-Tia me despeinas-dijo fingiendo estar enfadado.

-Que dices si tú nunca te peinas loco-respondí con burla.

-Claro que lo hago si no mamá me regaña-dijo con un pequeño puchero.

-Bueno entonces tendrás que volver a hacerlo-dije mirándolo con burla.

(...)

Me encuentro para frente a la puerta de la oficina de Liam,necesitaba que firmase algunos papeles sobre el proyecto.

-Adelante-escucho su voz unos segundos después de golpear a la puerta.

Entro para verlo sentado en su silla mirando algunos papeles concentrado.

-Buenas tardes señor-dije sonriendo ante la imagen de hombre de oficina.

El levantó la vista de los papeles para mirarme con una linda sonrisa dibujada en su rostro.

-Buenas tardes Diosa-dijo el levantándose de la silla para caminar hacia mi y darme un beso en la mejilla.

Diosa,crecí a base de maltrato psicológico y creyendo que algo en mi estaba mal,o eso es lo que mi familia me hizo creer,a pesar de mi abuela,había crecido creyendo que tener unos kilos de más era algo malo,cuando solamente es algo diferente,y muchas veces a alguna personas lo diferente les asusta o no les gusta,pero eso no quiere decir que yo esté mal,Liam estaba ayudándome a entender eso,sus cumplidos,su manera tan bonita de mirarme,su manera de cuidarme,el me estaba demostrando que lo que soy no es malo solo es diferente.

Me sonroje ante esas palabras,aún creyendo que esas palabras quedaban demaciado grandes para mí.

El se encontraba parado enfrente de mi,con sus pantalones azules de mezclilla y sus camisa blanca desabotonada en los dos primero botones,me miraba con esos hermosos ojos marrones que a pesar de no ser la gran cosa,lograba transportarme a otro planeta donde solo nos encontrábamos el y yo.

-Diosa??-pregunte luego de estar perdida en sus ojos marrones por unos minutos.

-Ese apodo queda corto para ti-hablo el acercándose más a mi,metiendo un rebelde mechón de cabello detrás de mi oreja.

Mis nervios empezaron a aumentar al tenerlo tan serca,sus aliento mezclándose con el mío,su piel tan serca de la mía,sus labios serca de los míos.

-Eres la mujer más perfecta que e conocido en mi vida-hablo serca de mis labios.

No podía decir ni una sola palabra,mi mente no dejaba de pensar en cómo se sentirían sus labios sobre los míos,su piel rozando con la mía,sentir sus besos en mi cuerpo.

De un segundo a otros unos golpes en la puerta nos obligaron a separarnos; escuché algunas maldiciones salir de la boca de Liam al alejarse.

-Perdón señor pero la señorita Evan se encuentra aquí y quiere...-las palabras de la secretaria de Liam fueron interrumpida por una chica que entró a la oficina de la nada.

-Lindo -grito la chica abrazo a Liam.

Verlo abrazándola me hizo darme cuenta de lo lejos que estaba de el,es un hombre al que muchas mujeres quieren quieren tener,y el es hombre guapo que puede tener a la mujer que quiera,por qué entre tantas mujeres me elegiría a mi.

Todo se volvió tan claro en mi mente,el no quería nada conmigo,eso solo era mi imaginación,el puede tener a cualquiera,quizás solo había si do amable conmigo,y yo había confundido sus intenciones,nunca un hombre me había tratado de esa manera,así que quizás solo confundí amor con amabilidad.

¡Estúpida el solo quería ser amable y tú te confundiste!

La realidad callo encima de mi como un balde de agua fresca,no puede ser porque siempre caigo en la realidad tarde,no quiero que el vea que soy vulnerable o que el tiene el poder para hacerme sentir mal.

Tomo la que creo que es la mejor decisión,tome mi teléfono para disimular que vería la hora,para luego decir;

-Lo siento pero ya debo irme-dije despidiéndose con una sonrisa.

-Tan rápido??-pregunto el con un poco de ¿tristeza?.

No solo debe de ser mi imaginación de nuevo,tengo que dejar de pensar en el.

-Si tengo una reunión en la empresa te veré otro día-dije sabiendo que intentaría evitarlo pero todo los medios a hora que me doy cuánta de mi estupidez.

Salí de su oficina sintiéndome tan estúpida como para creer que un chico como el se fijaría en mi.