Despreciada y desterrada por su manada, traicionada por su Alfa, quien la acusó falsamente de infidelidad para proteger su orgullo, Cristal da a luz en secreto a sus adorables gemelos. El destino, sin embargo, la obliga a volver al mundo que la hirió, aceptando un trabajo para curar a un misterioso y frío Rey Lobo, un hombre que carga con una maldición y un corazón roto.
Mientras el Rey encuentra en ella una inesperada luz en su oscuridad, Cristal descubre un inquietante parecido entre él y sus hijos. Sus vidas se entrelazan de forma irreversible, justo cuando su pasado regresa con sed de venganza. Con su exmarido y la hija del Rey conspirando contra ella y sus hijos, la verdad oculta sobre el origen de sus gemelos sale a la luz.
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Capitulo 4:Violetas y Chocolate
El ambiente en el lugar era oscuro y cargado de las feromonas amargas del rey. Cristal levanto la cabeza y entonces sus ojos se conectaron. La mirada oscurecida del Alfa la habia hecho temblar en su lugar. Sus ojos escanearon con lentitud al hombre delante de ella. Yacia sentado en el suelo con sus piernas cruzadas. La bata que llevaba abierta en su pecho le daba una vista a sus bien formados pectorales. Su cabello negro suelto y sedoso. Pero sus ojos se quedaron ahi. En la oscuridad en la piel del cuello del alfa. Una mancha oscura que llegaba mas abajo de donde sus ojos podian ver. Entonces era verdad. El rey alfa tenia una maldicion en su cuerpo. Una que parecia quemar por completo su piel.
Sus ojos volvieron a posarse en su rostro. Su mandibula definida. Aquellos ojos de felino, sus mejillas con un rosado natural. El evidente atractivo del rey alfa la habia hecho bajar la cabeza avergonzada.
—Te he preguntado algo omega. ¿Acaso eres sorda... quien eres? ¿en donde esta la anciana curandera?
Cristal apreto sus manos en su vestido, intentando calmar el calor que se arremolinaba en su interior, el aroma del alfa la asfixiaba, la presion de su imponente presencia.
—Yo... ella me envio, gilmort esta enferma... no puede venir, he venido en su lugar.
El alfa la miraba al otro lado de la habitacion, detallando a la pequeña y escuálida omega que parecia temblar antes su presencia. ¿Como se supone que ella lo ayudaría si ni siquiera podia soportar estar en su presencia?
—Cual es tu nombre omega?
Cristal lo miro con la cabeza gacha.
—Cristal, ese es mi nombre alfa.
El hombre asintio, la miro en silencio. Impaciente. ¿Que se supone que estaba esperando para comenzar?
—Que estas esperando omega? Ven aqui—gruño.
La mujer salto en su lugar. Se acerco al rey dudosa, estaba temblando, su corazon parecia querer salirse de su pecho y odiaba saber que el lo sabia. El la estaba escuchando.
—Comencemos rapido tengo cosas que hacer... Apurate omega!
Cristal se aproximo a el rapidamente, definitivamente no queria hacer enfadar al rey alfa. Se detuvo a su lado y el hombre sin dudarlo desenredo el nudo de su bata dejándola caer hacia atras con tanta confianza. Cristal estaba sorprendida observándolo, aquella mancha negra se extendia por su pecho, hombros y casi toda su espalda. Trago fuerte nerviosa y entonces comenzo.
Tomando lo que necesitaba comenzo a poner en practica todo lo que Gilmort le habia enseñado. Estaba tan concentrada en lo que hacia que por un momento se olvido de donde estaba. Se olvido de lo que hacia, de con quien estaba, y entonces aquel
Dulce olor lleno por completo la habitación. No se percató en que momento comenzó a soltar aquellas feromonas tranquilizantes, pero funcionaba.
El rey cerro sus ojos sintiendose en completa calma. Por un momento todo el dolor habia desaparecido. Mientras la pequeña mujer atendía su espalda. El se sentia flotar. Una paz que jamas habia sentido lo embargo y entonces fue consiente del aroma dulzon de la omega.
Violetas y vainilla.
Estaba completamente dopado por el aroma que lo rodeaba. Ni siquiera se dio cuenta en que momento la omega se habia puesto de pie de nuevo alejándose de el. Sus ojos se abrieron y su mano se movio casi por inercia tomando a la omega por la muñeca.
Cristal salto en su lugar temerosa. Miro la gruesa mano que la aprisionaba.
—Que fue eso omega?
El rey abrio los ojos y la miro completamente consiente. Cristal se sentia desfallecer, la piel caliente del alfa sobre la suya hacia cortocircuito en su interior.
—Me dirás por que razon me haz marcado con tu aroma omega?
Cristal abrió los ojos sorprendido cuando fue consiente del aroma que predominaba en el lugar. El olor a violetas se fusionaba con el chocolate amargo, dándole un olor más dulzón. Y entonces cayó en cuenta de la tontería que había hecho, había dejado sus feromonas en el rey alfa.
Cristal se alejo temerosa y bajo la cabeza en una reverencia exagerada.
—Disculpe alfa se lo suplico, lo hice involuntario, no estoy acostumbrada a controlar a mi omega, solo queria curarlo, fue involuntario, no lo hice con esa intencion, lo siento tanto, por favor se lo ruego, tenga misericordia de mi.
La mujer temblada aterrorizada de lo que alfa podria hacerle. Lo que habia hecho era una falta de respeto, ella no era la omega del alfa, aquellas feromonas dulces habian buscado fundirse con las del alfa hasta volverlo dócil... esas cosas solo lo hacían las parejas.
El alfa la miro serio. Era evidente que la pequeña mujer delante de el no mentía. Y además... ella lo había calmado, había aliviado el dolor de una manera que ni siquiera la anciana había logrado. Sorprendentemente se sentía como nuevo. Se sentía renovado. No había ninguna parte de su cuerpo que doliera como acostumbraba.
Ella habia hecho muy bien su trabajo.
Y que importaba si ella habia dejado su olor impregnado en el... no lo admitiría en voz alta pero.. le gustaba.
El hombre se puso de pie y la mujer tembló. Por su cabeza se paseaban miles de escenarios en los que la castigaban, en los que el alfa le arrancaba la cabeza o la acusaba de seducirlo. Nadie le creería a ella. Estaba de nuevo en una posicion desfavorable, pero esta vez... si habia sido su culpa.
Estaba perdida.
El alfa la rodeo observándola en silencio. Le divertia verla estremecerse de esa manera.
—No tengas miedo omega—la voz tan suave que habia usado para referirse a ella, la habia hecho casi jadear, apretó sus labios con fuerza asegurandose de no dejar escapar aquel sonido tan humillante de sus labios.
El hombre levantó su mano y la poso en el cabello de la omega casi por inercia y entonces su aroma la rodeo protector. Sus piernas flaquearon y la omega callo al suelo incapaz de mantenerse de pie. No podía respirar bien. Las feromonas del Alfa era dominante. Seductoras. La dejaban completamente indefensa.
Y entonces el alfa fue consciente de lo que estaba haciendo, de la manera en la que la omega parecía desestabilizarlo.
De la misma manera que el a ella.
El alfa se alejo de la mujer rapidamente y se aclaro la garganta.
—Hiciste bien tu trabajo omega. Lion te llevara de vuelta a tu hogar.
El alfa salio del lugar despavorido. Necesitaba alejarse del aroma de sus olores combinado, era dulce y atrevido, de una manera en la que no deberia de estar con ninguna omega y menos una desconocida.
y por qué tengo la extraña sensación que esa omega no es su hija 😯
Espero que esos locos no le hagan nada a ella y los cachorros