Adriano Mancini, un mafioso de Sicilia, dueño de varios casinos, frío y despiadado, le hará una propuesta a Alice, una bella joven que acaba de entrar en uno de sus casinos para ayudar a su hermano que ha contraído una elevada deuda de juego.
Alice tendrá que elegir, o firma el contrato de matrimonio, o su único hermano muere.
El sueño de Adriano es ser padre, pero quiere una mujer pura, que dé a luz a su hijo, con un pasado que no le gusta recordar, se niega a volver a amar a una mujer, pero será imposible luchar contra el amor que sentirá por Alice, su esposa por contrato.
Una historia de amor de un gángster con un corazón tan frío como el hielo, que acabará derritiéndose por su mujer que para él, sólo era un contrato.
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Un hombre borracho...
Mientras tanto en el casino...
Adriano ya había terminado una botella de whisky, parecía que estaba bebiendo agua, porque estaba muy enfadado.
Solo pudo pensar en lo que dijo Alice, para él, era difícil relacionarse con alguien y sobre todo confiar, pensó en no sentir nada por Alice, solo quería tener un bebé con ella, solo se preocupaba por sus propias voluntades, olvidando que ella es una persona.
-Señor, creo que es mejor parar aquí -intervino el camarero-.
-¿Crees que estás hablando con un cliente? Trae otra botella y lléname el vaso-dijo Adrián mientras dos putas se acercaban a él y seguían restregándose contra él.
-Sr. Mancini, su madre ya me ha dado órdenes de no dejarle beber tanto, sinceramente prefiero tener que atenerme a las consecuencias de mi hijo que escuchar a su madre echándome una buena bronca y despidiéndome -dijo Octavio.
-Octavio, este es mi casino, soy el único que tiene derecho a despedirte, no es que mi madre vaya a ser la jefa aquí -dijo, apretando el culo de una de las putas.
-¿Cómo está Alice? ¿Puedo visitarla, Adriano? -preguntó André.
-Tu hermana está bien, eres su hermano, cuando quieras ve a verla, no soy el monstruo que ella cree que soy.
-Ella sólo cree en el amor, vive en un mundo que piensa que hay un hombre fiel que la ama de verdad, yo creo que tú nunca serás ese tipo de hombre, ya que prefieres estar aquí bebiendo, con putas a tu alrededor que estar a su lado-dijo André.
Adriano sigue bebiendo y cuando llega al final de la botella, mira a Octavio y le dice:
-Quiero más.
-Es suficiente por hoy-dijo Víctor, acercándose a su hijo.
-Oye papá, soy adulto, no necesito que vengas a decirme que deje de beber -dijo Adriano, acercándose a su hijo.
dejar de beber-dijo Adriano, agarrando a una de las putas.
-Hijo, ¿crees que porque seas un hombre que puede valerse por sí mismo no tengo la autoridad de un padre?
Antes de que Adriano pudiera responder, unos matones lo levantaron y lo llevaron al coche que estaba fuera del casino.
Vittorio sube al coche y se aleja diciendo:
-Primero te casas sin decirnos nada, luego el día que tu madre y yo llegamos a conocer a tu mujer, vienes al casino a emborracharte.¿Te casaste por amor o es una más para ti? ¿Te has dado cuenta de que te estás convirtiendo en una cáscara vacía de hombre, hijo, quieres ser igual que tu ex, es eso lo que quieres, Adriano?
Adriano no deja de pensar en lo que dice su padre:
-Voy a demostrarle a Alice que soy el único hombre que quiere y voy a ser un hombre nuevo, aunque me avergüence, voy a confiar en una mujer por última vez.
-No seas gilipollas, yo lo fui hace años, no sé si lo sabes, pero tuve miedo de entregarme a tu madre, la traté como a una puta después de quitarle la virginidad, simplemente salí corriendo y ella se sintió muy mal por eso, así que no hagas cosas de las que te puedas arrepentir -habló Vittorio.
Al cabo de unos minutos llegaron a la mansión y Alice estaba en el salón con Anna, la madre de Adriano y Bernadete, la abuela .
Alice se despide de ellos y le dice al padre de Adriano que le ayudará a llevarlo a su habitación.
Adriano sube las escaleras con Alice que le ayuda, en silencio.
En cuanto llegan al dormitorio, Alice le quita la camisa social, los zapatos, los pantalones y, por último, la ropa interior.
Adriano se queda mirando a Alice, y luego dice:
-¿Puedes ir al baño?
-¿Me vas a bañar? -preguntó.
-Sí, apestas a whisky y a perfume de puta -dijo Alice con tristeza.
-Sólo quiero que sepas que no te voy a traicionar -dijo, abrazando sus mejillas.
-Muy bien, Adriano, vamos al baño- dijo ella.
Adriano comenzó a caminar lentamente y Alice le ayudó a meterlo en la bañera, abrió el grifo y pronto se llenó de agua, él estaba sentado, mientras Alice le pasaba el jabón líquido lentamente por el cuerpo.
Adriano se emocionó y dijo:
-¿Quieres que deje de bañarlo?
-No, sigue adelante -dijo él, colocando la mano de ella entre sus piernas-.
Alice pronto entiende lo que él quiere y hace lo que él quiere, pronto Adriano se siente aliviado y ella se levanta, se lava las manos y sale del baño.
Adriano sale de la bañera y abre la ducha, donde se quita toda la espuma del cuerpo y se lava.
Coge una toalla y sale del baño secándose.
Alice estaba sentada en el balcón de la habitación, parecía distante en sus pensamientos.
Sigue...
Adriano tiene un mensaje especial para ti:
-Hola bellezas, si leyeron el capítulo anterior y no lo disfrutaron, vuelvan a disfrutarlo, les agradezco con un beso virtual donde quieran, solo tengan cuidado de no enamorarse, causo estragos donde me meto.
