La Hija Del Capo Mayor.

Días después ...

...Narra Paola...

Había pasado una semana desde mi llegada a Italia.

Pocas veces he salido del cuarto, cuando lo hago es solo para ir a prender con la maestra idiomas.

He avanzado bastante en esta semana. Mi manera en hablar se escucha más fluida.

Maximiliano no ha venido a verme desde la última vez que nos vimos. Escuche hablar a las empleadas sin querer. Ambas hablaban de él.

Maximiliano había hecho un viaje a Inglaterra por unos días, así que por ahora puedo estar tranquila.

La señora Camila tampoco se encuentra, se fue de viaje con su esposa. Hasta ahora no he podido conocerlo, es todo un misterio para mí su rostro.

Claro que me da curiosidad saber como es el padre de Maximiliano. Me imaginó que es un hombre guapo y atento. De otra manera jamás se hubiera fijado en él la señora Camila.

______ ¿En qué tanto piensas? Te noto muy callada.

Hice una mueca de desagrado, cuando escuche la pregunta de mi madre.

_______ En nada... ___ Contesté a punto de terminar de acomodar los vestidos en el closet.

Los vestidos que me envió Maximiliano eran muchos y todos demasiado conservadores.

Eran largos, hasta los tobillos, no tenían escote, eran totalmente cerrados. Me cubrían hasta el cuello, manga larga.

Pareciera que quisiera vestir a una monja o algo parecido. Después de que me vio con aquel vestido blanco, cambio por completo toda la ropa del closet.

Es un hombre celoso y tonto. Piensa que con eso iba a hacer lo que él me dice. Este idiota está completamente desubicado.

Entre más me prohíba hacer las cosas, más me voy a aferrar a hacerlas. Así soy yo. Para mí es un placer hacer enojar.

Me divierte ver su cara distorsionada cada vez que no hago lo que me dice.

No, soy una de sus amantes que al verlo inclina la cabeza delante de él. Conmigo se equivocó, si me quiere de esposa, le va a costar caro.

______ Paola, puedes ser un poco más rápida. Todavía te falta arreglar mi ropa.

Puse los ojos en blanco al escuchar a mi madre. Estaba acostada en la cama, en lugar de arreglar su ropa y recoger su cama.

Hay varias cosas que los empleados de la mansión no hacen por nosotras. Una de ellas es acomodar nuestra ropa en el closet.

Tampoco limpian nuestro cuarto, nosotras tenemos que hacerlo. Bueno, lo tengo que hacer yo.

Para mi madre eso es lo más complicado; odia hacer cualquier trabajo de hogar. Siempre ha estado acostumbrados a que los empleados hagan todo por ella.

Es demasiado floja para una mujer de su edad. Prefiere mirar las revistas o conversar por mensaje con no sé quién.

El chiste es no hacer nada, a veces se molesta por cualquier estupidez y sale de la recámara.

Es algo que a mí en lo personal me hace enloquecer. No solo debo encargarme de tener limpia la recámara, sino que también de arreglar la ropa de las dos.

Lo peor es que mi madre deja todo tirado. Le importa poco dejar las cosas en su lugar. Ya he hablado con ella en varias ocasiones y me dice que ella no está acostumbrada a nada de eso, que nadie la va a hacer cambiar.

Para eso tiene una hija hermosa que pronto se va a casar con el hijo de la familia Ferrechez.

A mi madre le cayó como anillo mi boda con Maximiliano Ferrechez. Se siente la dueña y señora de todo esto.

¡Eso sí! Cuando la señora Ferrechez no está presente. Mi madre no es tonta y sabe bien con quien se enfrenta. Cuando la señora Ferrechez está cerca, prefiere mantener una distancia.

Mi madre no es tonta aunque aparenta serlo. Es una mujer inteligente a pesar de venir de donde viene. Sabe cuando mover sus cartas y sobre todo con quien meterse.

_______ Quieres que tu ropa esté en orden. Hazlo tú misma.

________ No arreglaré nada más por ti.

______ ¡Estoy cansada de que me trates como una empleada!

______ ¡Sei ingrato! ¡Sono tua madre! Mi devi la vita.

...(¡Eres una desagradecida! ¡Soy tu madre! Me debes tu vida)...

Se sintió una tensión muy fuerte en el aire. Me sorprendió escuchar hablar a mi madre con tanta fluidez el idioma.

Al parecer todo este tiempo ha estado fingiendo no entender, para saber que hablan de ella.

Una vez más compruebo que he sido una reverenda estúpida. Una idiota que sea dejado manipular por ella.

_____¡Sei un bugiardo!

...(¡Eres una mentirosa!)...

______ ¿En qué he mentido? ___ Susurra.

Llega un momento de limite emocional. Que con cualquier palabra explota algo dentro de ti. Es como un estallido feroz y violento.

Es algo que no puedes controlar. Es más grande que tú.

Llega un momento en que todo sale de tus manos, con solo mirar alguien a los ojos.

Eso es lo que me pasó a mí, cuando escuche a mi madre hablar en italiano. Algo muy fuerte explotó dentro de mi pecho. Fue como si la venda de los ojos se me hubiera caído.

Salí de la habitación, sintiendo unas inmensas ganas de salir de esta casa y nunca volver.

Luche por no dejar caer ni una sola lágrima. Aunque sintiera una daga clavarse en mi corazón.

Cada día comprendo que no puedo confiar en nadie. Estoy sola, ¡Sola!

Lo peor es que no puedo confiar ni en mi propia madre. Eso es como clavar una flecha envenenada en el corazón.

Caminé hasta llegar al jardín trasero de la mansión. Quedaba a una larga distancia de la mansión.

Anhelaba estar a solas, pensar en todo, sin ser interrumpida. Necesitaba un momento sin escuchar a nadie, sin sentirme presionada.

Solo yo y mi voz interior. Esa voz que no he escuchado desde que volví a mi casa.

Mis manos forman dos puños, quería gritar, sacar un poco de todo lo que llevo por dentro.

Llegue a un lago, mis pies se desvanecieron a la orilla. Mis lágrimas mojaron mis mejillas.

Sentía mi garganta bloqueada por el dolor. Pasé continuamente mis manos por mi rostro, queriendo limpiar cada lágrima.

Pasó un tiempo, el dolor fue desapareciendo. Mis lágrimas se fueron secando, hasta no caer ni una sola más.