¡Mi suegro mafioso me quiere!

...FIORELLA FERRAZ...

Cuando Jared estaba a punto de rozar sus labios con los míos, sentía el calor de su boca en la mía, la puerta de su habitación se abrió de golpe. Grité y me tapé los oídos por el ruido estruendoso. Miré hacia la puerta y pude ver a Argo Romanov furioso.

— ¡Qué mierda, papá! ¡Has roto la puerta!

Mi corazón se aceleró al ver la puerta rota y a él parado frente a ella. Tensaba los músculos de los brazos y la mandíbula, entró y empujó a su hijo hacia la cama.

— ¿Qué te pasa, viejo? ¿Estás loco?

— ¡Cállate! Jared. — ordenó y se volvió para mirarme. Pude sentir cómo mi alma salía de mi cuerpo. — ¿Qué estás haciendo en la habitación de un hombre?

— Ella es mi prometida, papá.

— No importa, mocoso. ¿Quieres irte antes de tiempo? — señaló con el dedo hacia mí.

Tuve que pensar para responder a su pregunta, este idiota me ofendió, pensé rápido y dije:

— ¿Y si quisiera hacerlo? En el acuerdo no decía que el sexo era sólo después del matrimonio, señor Argo. — cuando hablé con la voz temblorosa, incluso Jared me miró.

— Tú quédate aquí. — Argo señaló a su hijo y me miró de nuevo. — Tú, sígueme.

Después de esa vergüenza, no tenía ánimo para nada más en esta maldita casa. Simplemente seguí al señor furioso.

Bajó las escaleras y yo lo seguí. Atravesó un largo pasillo, abrió una puerta, esperó a que entrara y la cerró con llave.

— ¿Qué ibas a hacer en la habitación de ese muchacho?

— Ese muchacho es su hijo y mi prometido, "señor Argo".

— No quiero que estén tan cerca el uno del otro hasta que se casen, ¿entendido?

— ¿Y por qué no?

— ¡Porque yo mando aquí! ¡Y no quiero, basta con eso! — tomó una silla, agarró mi brazo y me obligó a sentarme.

Mi vagina comenzó a palpitar. Todo en él es delicioso, incluso su enojo. Y esto parece más celos que cualquier otra cosa. No tiene un motivo plausible para darme. "Porque no" no es una respuesta.

— ¿Por qué prohibió a mi prometido besarme?

Se inclinó sobre mi cuerpo y sujetó ambos lados de la silla, atrapándome entre la silla y él.

— Se besen sólo después de esta boda. — miró mi boca. — ¿Nunca has sido besada?

Cuando me di cuenta de que se había tomado demasiado tiempo mirando mis labios, los lamí. Recordé a Jared y me pareció demasiado sexy, así que lo repetí con su padre.

— Mi padre nunca ha dejado a un hombre acercarse tanto a mí.

— Joder. — sentí que temblaba cuando lo confesé.

— Solo quería saber cómo es. Quería...

— ¿Querías?

— Quería conocer mi... cuerpo.

Argo suspiró lentamente. Wow, qué ganas de besarlo. Sería increíble si mi primer beso fuera con él. Joder... ¡está casado! Cuando recordé a Loretha, empujé su cuerpo con facilidad y me levanté de la silla.

— Voy a volver a mi habitación. — intenté abrir la puerta, estaba cerrada. — ¿Puede abrir, por favor?

— No quiero que estén tan cerca. — dijo acercándose a mí.

— Lo siento, señor Argo. No puedo prometer eso. — quería provocarlo, no puede mandar de esa forma.

— Si me entero de que...

— ¿Qué vas a hacer? ¿Pegarme? ¿Matarme? ¿Amarrarme? ¿Torturarme?

— No me des ideas, me gustaron todas ellas, especialmente las dos últimas.

Me siento tan atraída por este hombre. Y la forma en que habla, medio enfadado, medio seductor.

— Si no es con su hijo, será con otra persona. No me casaré virgen, besaré a alguien, puedes estar seguro.

Él se pasó la mano por la boca y cerró los ojos. Pude ver fuego saliendo de sus orejas. Argo se apartó, cogió el teléfono de la mesa y, mirándome, dijo:

— Quiero el doble de seguridad en esta maldita casa. Fiorella Ferraz queda prohibida de salir por estos portones sin mi permiso, ¿entiendes? — Tragué saliva cuando habló y colgó el teléfono.

— ¡Argo! — Loretha golpeó la puerta detrás de mí.

Permanecí inmóvil, que se joda si ella quiere entrar. No puedo permitir que él mande en mí de esta forma. Argo vino rápidamente hacia mí y presionó su mano sobre mi boca.

— Quédate quieta. — susurró.

Aparté su mano de mi boca y aproveché la situación.

— ¿Ella sabe que quieres mantenerme encerrada aquí? ¿Sabe que me prohibiste besar a mi propio prometido?

— Deja de hablar y escóndete tras la mesa.

— Me importa un carajo. — susurré.

— Argo, sé que estás ahí.

— Vale, no te escondas, inventaré algo.

— Le diré que prohibiste a tu hijo besarme, juro que lo diré si no llamas a tus matones y retiras lo que ordenaste.

— Ni de coña. No saldrás de esta casa sin mi permiso.

— SEÑORA LORETHA, UN MINUTO.

— ¿Fiorella? ¿Qué haces ahí?

— Hija de puta. ¡Está bien! Haré lo que dijiste, pero mantén la boca cerrada, maldita. Y dame tu teléfono móvil.

— ¿Mi teléfono móvil?

Lo toma de mis manos y lo guarda en el bolsillo. Caminó hacia la puerta, golpeando los pies. Corrí hacia su escritorio y cogí cualquier papel para fingir que estaba leyendo. Ahora este hombre estará bajo mis órdenes. Si no quiere que su esposa se entere, es porque tendrá problemas. Saber eso fue excelente, lo mejor que ha pasado hasta ahora.

Al abrir la puerta, Loretha entró de golpe.

— ¿Por qué estás aquí, Fiorella?

— No quería, señora Loretha, pero el señor Argo me obligó.

— ¿Obligó? — mira a él, quien parece sudar con mis palabras.

— Sin querer dije que soy fluida en español, él quiere que le traduzca toda esta hoja.

— Español, Argo? No sabía que tenías negocios en América Latina.

— Quiero expandirme, Loretha. Estoy mirando algunos países por allá.

— ¿Y por qué cerraron la puerta?

— No quería traducirle, señora Loretha. Nunca acepté el hecho de que mi padre se metiera en cosas ilegales, así que no acepté ayudarlo. Cerró la puerta y prácticamente me obligó, dijo que como como gratis de su comida, esto era lo mínimo que debería hacer.

Loretha comienza a reír.

— Eso es muy típico de mi marido. No obligues a la chica, amor.

— Está bien. — me levanté. — Terminaré mañana. — miré a Argo una vez más y me fui de allí.

Ahora es con él, parece que ella ha creído. Mentí demasiado bien, lamentablemente. Y espero que cumpla su promesa, o su vida se convertirá en un infierno durante un mes.