 
                            Ella necesita dinero desesperadamente. Él necesita una esposa falsa para cerrar un trato millonario.
El contrato es claro: sin sentimientos, sin preguntas, sin tocarse fuera de cámaras.
Pero cuando las cámaras se apagan, las reglas empiezan a romperse.
NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
La cláusula número 7
...💎...
...CAPÍTULO 1...
...----------------...
...EMMA RÍOS...
Nunca imaginé que mi dignidad tendría un precio.
Y mucho menos que lo pondría yo misma.
Frente a mí, el contrato parecía un chiste cruel.
Trece cláusulas, tres firmas y una condena disfrazada de una oportunidad.
—Léela despacio —me dijo él, sin levantar la vista del celular—. No quiero reclamos después.
Leonardo Blake.
Treinta años. Millonario. CEO de Blake Technologies.
Hijo de una familia que respira dinero y desprecio por igual.
El hombre que estaba a punto de comprar seis meses de mi vida.
Tragué saliva y fingí calma.
El aire en su oficina pesaba. Todo en ese lugar brillaba: los ventanales, los relojes, su maldita corbata. Y yo… yo solo brillaba por el sudor nervioso en mis manos.
—Cláusula número uno —leí en voz alta—: “El matrimonio entre ambas partes tendrá una duración de seis meses exactos, con opción a extensión según necesidad contractual.”
—Correcto —dijo él, sin emoción.
“Necesidad contractual”.
No se podría necesitar más de mí este hombre.
—Cláusula número dos: “La señora Ríos deberá acompañar al señor Blake a todos los eventos públicos requeridos, manteniendo la apariencia de una relación amorosa estable.”
—¿Estable? —murmuré con ironía—. No me dijiste que el papel incluía una buena actuación.
Él levantó la vista de su teléfono por primera vez.
Sus ojos grises me atravesaron.
—Te pago lo suficiente para que parezca real.
Lo odié en ese instante. O tal vez me odié a mí misma por necesitar el dinero.
Respiré hondo y seguí leyendo.
Las siguientes cláusulas eran igual de absurdas: no dormir en la misma cama, no aparecer en lugares comprometidos sin autorización, no usar ropa “demasiado provocativa”.
Casi me reí cuando llegué a esa.
—¿Y quién define qué es provocativo? —pregunté.
—Yo.
—Claro, cómo no —bufé—. El amo y señor del decoro.
Él ni siquiera pestañeó. Solo me observó como si ya quisiera que firmara y dejara de decir idioteces.
Entonces llegué a la parte que me hizo detenerme.
Cláusula número siete.
“Bajo ninguna circunstancia, las partes involucradas podrán desarrollar, manifestar o mantener sentimientos románticos o afectivos reales entre sí. El incumplimiento de esta cláusula será motivo de anulación inmediata del contrato y penalización económica.”
Me quedé muda.
Un contrato matrimonial que prohíbe enamorarse.
Qué ridículo. Al igual que tentador.
—¿Estás de broma? —le dije, levantando la vista.
—Estoy siendo práctico. —Su voz sonó fría, pero firme.— Los sentimientos complican los negocios.
—¿Y si me enamoro de ti por accidente? —pregunté con una sonrisa sarcástica.
Sus labios se curvaron apenas.
—Entonces sería tu error. Y tu deuda.
Quise golpearlo con el bolígrafo.
Pero recordé el motivo por el que estaba ahí: mi hermana.
Sofía Ríos
Sofía fue diagnosticada a los trece años con una insuficiencia renal crónica (IRC) producto de una enfermedad autoinmune no detectada a tiempo.
Los riñones de Sofía dejaron de filtrar correctamente las toxinas del cuerpo. Vive cansada, con náuseas y una palidez constante que no puede disimular. A veces le tiembla la voz al hablar, pero aún así intenta hacerme reír. Los días buenos son pocos, pero los aprovecha como si fueran regalos.
Desde entonces depende de diálisis tres veces por semana, y los médicos han advertido que necesita un trasplante de riñón urgente para tener una vida normal.
Actualmente tiene dieciséis años.
El procedimiento es costoso, el hospital exige un pago inicial alto y los donantes compatibles son escasos.
La imagen de Sofía en esa cama de hospital me partió el pecho.
Los tubos, las máquinas, la factura que crecía cada día.
Mi orgullo valía menos que su vida.
Así que tragué mis palabras y firmé la primera página.
Mi mano tembló, pero lo hice.
—Bienvenida a mi lujosa vida, señora Blake —dijo con voz baja, casi ronca.
Sentí un escalofrío.
“Señora Blake.”
Ni siquiera sonaba real.
¿Yo? ¿Casada con Leonardo Blake?
Por favor. Si hace dos semanas ni siquiera sabía pronunciar el nombre de su empresa.
Todo comenzó con una fotocopiadora.
Sí, una maldita fotocopiadora.
Era mi primer día como asistente temporal en Blake Technologies.
El trabajo consistía, básicamente, en hacer café, sonreír mucho y fingir que entendía lo que era un “informe de proyección trimestral”.
Y ahí estaba yo, intentando que la máquina no explotara, cuando el mismísimo CEO decidió aparecer.
—¿Eso deberia sonar así? —preguntó una voz grave detrás de mí.
Salté del susto. Literalmente salté.
Y, como buena profesional, lo primero que hice fue voltear con una hoja atascada en el cabello.
—Depende… —balbuceé— ¿cómo debería sonar una fotocopiadora funcionando en perfectas condiciones?
Él no respondió. Solo me observó con esa mirada de aburrimiento con superioridad.
Yo, nerviosa, empecé a apretar botones como loca. Y, por supuesto, la máquina se tragó todo.
El señor Blake soltó un suspiro largo, de esos que dicen “me arrepiento de haberme cruzado contigo”.
—Apártese —ordenó.
—Sí, claro señor.
El tipo se agachó, presionó dos botones, y la máquina empezó a funcionar como si nada.
Yo me quedé con cara de estúpida y una hoja rota en la mano.
—Listo —dijo, mirándome—. No era tan complicado.
—Claro, para usted no. Tiene el manual de la vida incluido.
—Y usted, aparentemente, vino sin garantía.
Desde ese día supe que no me llevaría bien con ese sujeto.
Bueno, lo odiaba y… lo miraba más de la cuenta.
Porque, seamos sinceras: esa apariencia provocaba un problema hormonal.
...----------------...
Una semana después, ya había cometido suficientes errores como para que Recursos Humanos me odiara.
Derramé café sobre un informe importante, confundí los nombres de dos directores y, para coronar, mandé un correo interno criticando a “Su Excelencia el CEO”… a Su Excelencia el CEO.
Sí.
A Leonardo Blake.
Mi vida laboral terminó ahí. O eso pensé.
Me llamó a su oficina, y yo llegué lista para despedirme.
Pero en lugar de gritarme, él sonrió.
Sí, sonrió.
Lo cual fue incluso más aterrador.
—Señorita Ríos —dijo, cruzando los brazos—, tengo una propuesta.
Yo tragué saliva.
¿Propuesta?
—Estoy escuchando —dije, intentando sonar profesional.
—Necesito una esposa.
Silencio.
¿El tipo hablaba en serio.?
—¿Perdón? —dije—. ¿Una qué?
—Una esposa. Falsa, que sea temporal y discreta.
Parpadeé varias veces.
—No es por ofenderlo ni nada pero…de casualidad ¿No se siente bien? ¿No tendrá fiebre? ¿Está seguro de lo que me está diciendo?
—Totalmente. Y antes de que piense cosas indebidas, no estoy enamorado de usted. Solo necesito resolver un problema de imagen.
A mí me dio un ataque de risa.
Literal. Me reí tanto que casi me atraganto.
Y él me miró con cara de piedra.
—¿Esto tiene que ser una broma cierto? ¿Donde está la cámara oculta? ¿Dónde está el equipo del reality?
—No es una broma —replicó con una expresión irritante—. Si acepta, tendrá un pago generoso.
—¿Qué clase de pago generoso?
—El suficiente para pagar lo que sea que la tenga preocupada.
Y ahí me congelé. Mi sonrisa se borró.
Porque… ¿cómo sabía eso?
Él lo notó.
—Investigo a todos los que trabajan para mí. Tu hermana…se llama Sofía, ¿verdad? Sé que está en el Hospital San Miguel.
Mi estómago se encogió.
Así fue como terminé firmando un contrato matrimonial con mi jefe días después.
Una locura total.
De chica que apenas podía pagar el transporte, pasé a ser “la esposa” del hombre más inaccesible y millonario de la ciudad.
Aunque lo hice por necesidad, una parte de mí no dejaba de pensar que, si la vida fuera una comedia romántica, este sería el momento en que alguien se tropieza y se enamora.
Excepto que aquí, el único tropiezo fue el mío… y fue con su ego.
...----------------...
Volví al presente, a su oficina silenciosa, con ese anillo de compromiso pesado brillando en mi dedo.
Leonardo revisaba su reloj como si firmar un matrimonio falso fuera parte de su rutina diaria.
—Tienes cara de arrepentimiento —dijo, sin mirarme.
—No. Tengo cara de “¿qué carajos estoy haciendo con mi vida?”.
—Es prácticamente lo mismo.
Suspiré y me levanté.
Mi corazón latía tan rápido que apenas podía pensar.
—Entonces… ¿qué sigue, jefe? ¿Ensayar el beso frente a las cámaras?
Él me lanzó una mirada lenta.
—No hace falta ensayar, Emma. Solo asegúrate de hacerlo creíble.
Bueno.
Ahora soy oficialmente la señora Blake por seis meses.
Me doy la bienvenida a mi nueva, sofisticada y lujosa vida.
Solo que hay un pequeño detalle…
No le he dicho a mi novio.
...----------------...
...Emma Rios ...
Me llamo Emma Ríos, tengo veintitrés años y una vida tan caótica que ni Netflix se atrevería a adaptarla.
Estudio diseño —cuando el cansancio me deja—trabajo como asistente temporal en una empresa donde hasta las impresoras cuestan más que mi arriendo, y cuido a mi hermana enferma, que es básicamente mi razón para seguir respirando café y ansiedad todos los días.
Soy sarcástica, impulsiva y un poco desastrosa, pero cuando la vida me da una bofetada, yo le devuelvo dos.
¿Romántica? No mucho.
¿Orgullosa? Demasiado.
¿Tonta por aceptar casarme con mi jefe? …sin comentarios.
...****************...
...💌 Mensaje de la autora💌...
...Hola, chicas 💋...
...Bienvenidas a “Contrato con el CEO: Prohibido enamorarse” —una comedia romántica, llena de tensión, besos robados y reglas que podrían romperse....
...Espero que se rían, se enojen, suspiren y se enamoren junto a Emma (aunque probablemente quieran lanzarle algo a Leonardo más de una vez 😅)....
...Gracias por darle una oportunidad a esta historia....
...Si les gusta, no olviden comentar, dar like y guardar para seguir leyendo cada nuevo capítulo....
...Su apoyo es lo que mantiene viva esta locura romántica 💖...
...✨Yazz✨...
qué bueno ....porque estaba pensando en varias maneras de desaparecer te sin dejar rastros 🤫😎
impotencia, dolor, decepción y amor....tan igual como Emma 🤦🏼♀️
tú gran CEO....te buscas una pendeja que te aguante tus delirios y todos felices
Escrito
😤🤦🏼♀️.... ay.....es que me lleva....
Yazz..... siento que las bilis se me revuelven del coraje !!!!! 😤😤😤😤😤