Princesa Asesina

La mente de Alia parecía un lío, estaba lista para una gran batalla lo que nunca esperó fue que….

Bosques Antiguo de Melocotón.

– ¡tío! ¿Qué está pasando? ¿Por qué me trajiste a mi antigua residencia? – casi gritando Alia señaló a la vieja casa de madera.

La casa de madera es sencilla parece apenas visible por los árboles de melocotón que lo cubren.

– ¡quédate aquí! Pequeña Ali es el lugar más seguro, el imperio Kalisto está perdiendo la batalla – dándose la vuelta movió su lanza preparándose para la batalla.

Mirando la figura de su gran tío que está por irse, corrió como una completa loca.

– ¡Gran tío no me quedaré aquí! – gritó interponiéndose en su camino.

Alia enojada se veía extremadamente linda mientras colocaba sus manos sobre su cintura.

Evitando las ganas de reír, el gran tío tocó la cabeza de Alia.

Sus ojos que antes eran tiernos hacía Alia se volvieron tan  fríos – ¡no puedes ir! En esta batalla hay muchas personas con despertar de poder, tu quien no tienes un despertar morirás a manos del enemigo ¡no intentes convencerme, no funcionará! – esquivando el cuerpo de Alia activó su poder de vuelo.

¡Enojada Alia pisoteó el suelo! ¡No lo creía!

¡El gran tío la ha abandonado para ir a la batalla!

Queriendo gritarle que se detuviera, Alia lo dudó por varios segundos.

¿Cómo podría olvidarlo? ¡Es un desperdicio! Aunque no quiere aceptar esa idea es verdad, ir a la guerra es peligroso.

Decepcionada Alia decidió entrar a la vieja casa de madera.

Sus dedos largos blancos suaves tocaron la puerta de madera y en ese momento no pudo evitar vagar por sus pensamientos.

El hombre alto de espalda extraordinaria colocó su brazos detrás era como un ser de otro mundo noble y sagrado.

Sus rasgos apenas visibles eran hermosos como una belleza insuperable pero sus ojos carecían de emoción.

Observando a la figura ilusoria entrar por la puerta, Alia sonrió despertando del recuerdo amargo.

– ¡Lo entiendo maestro! No puedo renunciar, iré a luchar incluso si eso me cuesta la propia vida – susurrando abrió la puerta.

Entrando a la casa de madera corrió con una expresión determinada, no se sentó y no descansó sólo sostuvo la espada envainada colgada en la pared.

– ¡Espada Antigua! – murmuró tocando la espada envainada , sus ojos que parecían perdidos en sus pensamientos volvieron a la normalidad.

No quería pensar más, saliendo de la casa de madera corrió pero al instante se detuvo, mirando por unos segundos la casa de madera.

¡Alia lo sabía! ¡No podía volver a ese viejo recuerdo!

Era como una sensación que le decía, ¡Esta sería la última vez!

Girando hacia al frente corrió sin dudarlo mientras que las lágrimas caían sobre sus mejillas tiernas.

¡No lo dudes! ¡No lo guardes! Debes ser valiente.

Era como una melodía que susurraba su mente, recordando que su hermano y el tío la esperaban.

Muralla del imperio Kalisto.

Llegando a la gran muralla, Alia no podía creer lo que sus ojos veían dejando de correr caminó lentamente.

Un fuego abrasador se extendía por todas partes no se podría saber realmente de dónde venía o tal vez fue hecho por un poder elemental.

Caminando entre los cuerpos de los guardias, su mano sostuvo con más fuerza la espada.

Era como un infierno todo, destruido a pesar de que los ciudadanos buscaban refugio había algunos que morían por los enemigos.

– ¡hermano mayor! – gritó Alia mirando la figura parada sobre la muralla sosteniendo una espada.

El hombre de armadura dorada muestra levemente su rostro era como contemplar  una belleza casi perfecta y sus ojos oscuros indiferentes observaron a un enemigo específico sin poder escuchar la dulce voz que le llamaba.

Siguiendo los ojos de su hermano mayor hasta la puerta destruida de la muralla pudo ver una figura sentada sobre un caballo.

– ¡es el! – pensó Alia retrocediendo hacia atrás.

Era una persona la cual había jurado nunca volver a ver en su vida, ese hombre misterioso se encuentra sobre un caballo su ropa antes negra ahora es de un color púrpura oscuro.

Emanando un aura de muerte aterradora apuntando a sentenciar a los pecadores.

– ¡Hermano mayor no lo hagas! – gritó Alia desesperada.

Moviendo su espada el hermano de Alia atacó al hombre misterioso.

Retumbando el cielo se cubrió de polvo.

Las figura de dos personas enfrentadas se podía ver con dificultad una sobre un caballo y la otra en el aire ambos luchando.

Frunciendo el ceño, Alia no quería quedarse más quieta pues sabía que la batalla estaba decidida antes de que terminara.

Impotentemente solo pudo correr mientras la batalla comenzaba.

Moviendo su espada, la hoja afilada tocó los puntos vitales del hombre misterioso.

La hoja afilada que parecía estar apunto de cortar fue detenida por dos dedos finos.

– ¡Inútil! – la voz fría del hombre misterioso resonó.

Golpeando la hoja afilada débilmente.

Lo que nadie esperaba es que ese pequeño golpe contuviera una fuerza poderosa capaz de destruir el cielo mismo.

Sin poder reaccionar a tiempo el hermano de Alia observó con incredulidad como su espada se rompía en miles de pedazos, su cuerpo que parecía ser arrastrado por una fuerza poderosa salió disparado.

El leve crujido de sus huesos se escuchó impregnando sus oídos de un doloroso dolor.

Vomitando sangre, el hermano de Alia usó su poder de despertar sonriendo con frialdad.

– ¡Nunca lo esperé! Encontrarse con tal enemigo poderoso del imperio sagrado ¡El tercer príncipe es digno de ser el rumoreado hijo de la guerra! – se burló.

Tragando un bocado de sangre, cerró los ojos moviendo sus huesos casi rotos rugió.

Emanando un aura aterradora, el cielo azul se cubrió de una noche eterna.

Los guardias que luchaban con los enemigos se detuvieron mirando al cielo, impactados por el cielo cubierto de una noche eterna.

Corriendo Alia miró la noche, nunca esperó que su hermano usará su poderoso poder estando en el nivel 14.

Solo Alia lo sabía, esta habilidad que ha perfeccionado es la noche eterna de su elemento de oscuridad.

Impulsándose Alia corrió aún más fuerte logrando atrapar el cuerpo de su hermano que caía en picada.

– ¡No! – lo pensó Alia sin poder soportar la fuerza en la que su hermano había sido lanzado.

Golpeándose contra la pared de la muralla, Alia soportó el dolor.

Susurrando Alia fijó su mirada en su hermano tan débil como una hoja de papel – ¡Hermano mayor! ¡No duermas!

– ¡no llores! – la voz baja del hermano Alia resonó.

Limpiándose lágrimas que comenzaron a brotar de sus ojos Alia sonrió.

– ¡Qué bien! ¡Hermano está a salvo!

Estirando su mano el hermano de Alia tocó su mejilla sonriendo fríamente – ¡Ali, vete! El imperio está a punto de ser tomado, ese hombre que ves sentado en el caballo es el príncipe heredero, utilice mi habilidad de noche eterna luchará contra la oscuridad eterna ¡Le pedí al gran tío que te buscará! Nunca esperé que vinieras tontamente.

Abriendo los ojos de par, Alia se dio cuenta que su hermano tenía todo planeado, él sabía quién era el hombre misterioso con el que luchaba.

– ¡Lo siento hermano, no puedo irme! ¡Él no me dejará ir y yo tampoco a él! – susurrando dejó aún lado a su hermano apoyándolo contra la pared.