ATRAPADA POR EL CEO QUE CAYÓ DEL CIELO
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Una noche de tormenta, la cabaña solitaria de Aiyana Tsosie en las montañas de Arizona, territorio ancestral Navajo, se convierte en el lugar de un accidente inimaginable. Un jet privado explota en el aire, cayendo un hombre herido y amnésico en un paracaídas dañando su cabaña. Lo que Aiyana no sabe es que ha rescatado a Cristopher Livingston, un CEO multimillonario que intentaron asesinar.
Aiyana, una mujer Diné en armonía con el bosque, se ve obligada a sanar al poderoso hombre de la ciudad. En la paz del aislamiento, el contraste de sus mundos desata una pasión ineludible. Pero cuando Cristopher recupera su memoria ve su vida de imperio y lujo en peligro, huye sin mirar atrás, dejando a Aiyana con un secreto que solo pertenece al linaje de su pueblo.
Tres años después, la aparición inesperada de Cristopher creara en Aiyana miedo a que le quiten su mas grande tesoro
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Capítulo 10: SOY TUYA
Él la besaba intensamente y se posó sobre ella casi por inercia, su cuerpo quería sentirla nuevamente y bajo aquel pantalón con el que dormia y quedo desnudo, el dormía sin ropa interior siempre, con su mano libre acariciaba los duros pechos de ella en aquel trance del que ya no había marcha atrás.
Presionaba su masculinidad erecta contra ese centro que tanto deseaba y aún vestida con esa bata de dormir él la sentía, comenzó a dar estocadas y jugar con ella, pero ella solo soltó un gemido discreto.
Cristopher: "Mi amor si no te gusta te juro que paro ahora, mi vida solo una vez gemiste, ¿no te gusta lo que hago? o es muy rudo, ¿te trae malos recuerdos?, dime amor".
Aiyana: "Amor antes de casarme me enseñaron que las mujeres solo recibimos sin emitir sonidos perdón no pude evitarlo se me escapó ese gemido, si se siente muy bien y son sensaciones que nunca sentí, quiero seguirlas sintiendo amor".
Cristopher: "Amor lo que te dijeron está mal, puede que no me acuerde quién soy ni mi vida, pero esto si lo recuerdo y las mujeres son felices y se sabe que están disfrutando, que gozan con cada gemido, amor si tienes ganas de gritar grita, nadie nos escucha, cuando tengamos hijitos ya aislamos esta habitación con placas antisonido para que sigas gimiendo y gritando".
Aiyana: "Mi amor bésame, quiero ser toda tuya".
Cristopher besaba a Aiyana y ella respondía a ese beso tomando el control de ese beso y se subió la bata invitándolo a ponerse en medio de ella nuevamente y torpemente movía su centro bajo de el invitándolo a seguir.
Cristopher tenía a su princesa casi desnuda para el, le quito la bata y veía sus bellos pechos desnudos tomando uno de sus botoncitos con la boca haciendo gemir a Aiyana, y sobaba su erección en ese centro aun con bragas,
Hizo a un costado las bragas de ella y allí jugo con ella sin entrar solo jugaba con su erección en ese botoncito de su centro y ella gemía, él lo hacía más rápido y ella gemía fuerte hasta que grito su nombre toco el cielo por primera vez.
Aiyana: "Mi amor sigue quiero que tú sientas lo que acabo de sentir".
Cristopher pensó solo en jugar fuera de ella, pero ella se sentiría mal.
Cristopher: "Mi amor lo haré muy despacio para no lastimarte, pero para que no quedes embarazada a la primera lo retiraré antes de y te ensuciaras un poquito, pero es mejor así todavía".
Cristopher solo quito esa braga de Aiyana y la contemplaba desnuda, así como ella contemplaba desnudo a su hombre y veía su erección, Cristopher no pudo evitar jugar con el centro de ella tocándolo con sus dedos, y los metió en su boca, lentamente se posó sobre ella nuevamente y puso su erección en la entrada de la profundidad de su centro con la que jugaba a entrar, pero se detenía daba pequeñas estocadas, muy leves y cuando quiso entrar estaba muy cerrada.
Cristopher: "Aiyana mi amor voy a hacer presión y te dolerá un poco, pero después pasa, ella estaba más que preparada para recibirlo en su cuerpo porque estaba muy húmedo aquel centro suyo, el jugó un ratito más con su entrada entre los gemidos de Aiyana hasta que presionó y logró volverse uno con ella se acomodó entrando por completo con otra estocada y siguió moviéndose muy rápido, hasta que ella volvió a tocar el cielo extasiada y él siguió hasta que no pudo más y tuvo que salir de ella echándole su néctar en su vientre.
Cristopher: "Mi amor, te adoro me has hecho el hombre más feliz del mundo".
Aiyana: "Cristopher mi amor no sabía que se podían sentir estas cosas, pero quiero preguntarte algo, aquí se festeja la fertilidad, si estuve años en la ciudad, escuche y vi en todo lado que no hay que traer niños al mundo a sufrir, pero dime tú por qué no quieres bebés aún, o es que no los quieres conmigo".
Cristopher: "Yo quiero llenar todo esto de las cabañas de mis hijas con sus esposos, pero aún no es tiempo, si me quieren matar el punto débil mío sería mi hijo, el día que yo regrese a la vida porque ahora figuro como muerto, no tengo que dejar saber que estuve contigo ni que tengo a nadie porque vendrán a matarlo a él para extorsionarme con mi hijo y contigo, pero quiero ser feliz a tu lado, solo pongo todo en su sitio, a ese hermano mío tras las rejas y regreso igual sin decir a nadie a donde regresaré, no te quiero ocultar, quiero ser feliz y aquí así lo soy, esta paz es la que quiero, ahora tienes que ir al pueblo con productos, traerás pastillas anticonceptivas para que te cuides y podamos seguir haciendo esto, dime ¿te gustó?".
Aiyana: "Mucho".
Cristopher: "Vamos a la ducha juntos, déjame bañar tu cuerpo, jugaremos todo lo que quieras, pero ahora haremos todo desayunamos y vas por esas pastillas anticonceptivas y te haces explicar como es y si funcionan desde el primer día".
Aiyana: "Estuve con mi menstruación así que yo creo que si funcionan, pero preguntaré y para evitar chismes me iré al otro pueblo así que demoraré un poco más".
Cristopher: "Ven que te quiero bañar princesa, pero yo con mis manos y jugaré un ratito con ese centro tuyo que ya me volvió adicto y esas nalgas".
Aiyana: "Siempre me las veías cuando me volteaba".
Cristopher: "Tú usas vestidos muy cortos aquí en casa, así quiero que te quedes con esos vestidos y poderte hacer mía cada que tú quieras y en donde tú quieras".
Aiyana: "Vamos a la ducha que ahora la que te toma a fuerzas seré yo ah".
Entraron a la ducha y él la tomo en sus brazos poniéndola en su cintura y ella se abrazó de él con brazos y piernas mientras el agua caía él la hacía suya envistiendola con fuerza haciendo caer una y otra vez sus fluidos a la ducha hasta que salieron bañados a ver a los animales.