 
                            Ella necesita dinero desesperadamente. Él necesita una esposa falsa para cerrar un trato millonario.
El contrato es claro: sin sentimientos, sin preguntas, sin tocarse fuera de cámaras.
Pero cuando las cámaras se apagan, las reglas empiezan a romperse.
NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Tentaciones y vestidos complicados
...CAPÍTULO 24...
...----------------...
...EMMA RÍOS...
Habían pasado ya varios días desde el incidente con mi padre y mi madre, y no había vuelto a tener noticias suyas.
Nada. Ni llamadas, ni mensajes, ni apariciones repentinas.
Ese silencio, aunque debería tranquilizarme, me inquietaba.
Una parte de mí sabía que no era buena señal.
Pero no podía quedarme atormentada por eso.
No hoy.
Hoy tenía una cita.
Una cita real, con Leonardo Blake.
Y aunque nuestra relación había empezado siendo un contrato frío, poco a poco la distancia entre nosotros se había ido acortando.
Ya no discutíamos tanto.
Incluso a veces nos reíamos juntos.
Susan decía que “el señor Blake parecía menos insoportable” últimamente.
Lo cual, viniendo de ella, era casi poesía.
Sin embargo, mi paz duró poco, porque Gisela Blake, la hermana de Leonardo, apenas escuchó la palabra cita, casi me tira el armario encima de la emoción.
—¡¿Cita?! —gritó, entrando sin tocar—. ¡Por fin el cavernícola hace algo romántico!
Yo me giré sobresaltada, con la toalla aún en el cabello.
—Gisela, casi me matas del susto.
—Ay, por favor. —Ella se sentó en mi cama con una sonrisa de intriga—. Cuéntame todo. ¿Dónde es? ¿Qué vas a usar? ¿Qué piensa él? ¿Te vas a tomar las cosas enserio con mi hermano o seguirás haciéndote la difícil?
—No pienso hablar de eso contigo.
—Entonces lo tomaré como un sí. —Sonrió, satisfecha.
Suspiré. Gisela tenía la sutileza de una granada.
—Solo… quiero algo tranquilo, sin dramas.
—Querida, con Leonardo jamás existe algo tranquilo. —Se levantó y aplaudió una vez—. Bien, la operación “vestido perfecto” empieza ahora mismo.
Antes de que pudiera detenerla, ya tenía a Abel cargando una montaña de vestidos que había sacado de mi armario y de no sé dónde más.
—¿Por qué yo? —protestó él, con su acento marcado y una sonrisa resignada.
—Porque eres el hombre más fuerte en este piso, Maxwell, y tus brazos me sirven más que tu sarcasmo.
—Voy a empezar a cobrar horas extras, señora Blake —dijo él, con su tono grave.
—Ya lo dijiste tres veces —intervine riendo.
—Y lo seguiré diciendo hasta que me las paguen —replicó Abel, con indignación.
Gisela soltó una carcajada exagerada.
—Ay, Emma, ¿cómo haces para no caer en tentaciones teniendo a este hombre siguiéndote a todos lados?
—¡Gisela! —me sonrojé, mientras Abel tosía fingiendo modestia.
—Lo digo en serio —continuó ella, como si no me hubiera oído—. Tiene unos brazos que podrían cargar una vaca y seguir caminando como si nada.
—Lo escucho todo —replicó Abel divertido—. Y también puedo presentar una queja formal por acoso laboral.
—¿Acoso? —Gisela se llevó la mano al pecho fingiendo ofensa—. ¡Deberías tomar esto como una apreciación artística!
Yo no pude evitar reír.
Entre los comentarios de Gisela y las respuestas de Abel, aquello parecía una sitcom en vivo.
Cada vestido que me probaba desataba una discusión
.
Gisela decía que el rojo era perfecto para enloquecer a Leo,
Abel opinaba que parecía “poco funcional para respirar”.
—Con ese no puedes ni sentarte —dijo él, mientras Gisela lo fulminaba con la mirada.
—¿Y tú qué sabes de moda, guardaespaldas?
—Nada. Pero sí sé cuándo una mujer no puede moverse.
—Las mujeres sufrimos por belleza —replicó ella con tono dramático.
—Yo prefiero que lleguen vivas al final del día —respondió Abel encogiéndose de hombros.
—¿Siempre eres así de aburrido?
—Solo los martes.
—¡Hoy es jueves!
—Entonces hoy soy encantador.
Gisela parpadeó un segundo, sin saber qué contestar.
Y juro que la vi sonrojarse antes de girarse bruscamente para revisar otro vestido.
Yo me miré al espejo, finalmente con el vestido elegido: color vino, elegante, con una caída suave y una abertura discreta.
Ni demasiado provocador ni demasiado recatado.
Perfecto.
Gisela asintió aprobando.
—Ideal. No tan santa como para que te confundan con una monja, pero tampoco tan atrevida como para que mi hermano pierda la cabeza.
—Creo que ya la perdió hace rato —murmuró Abel con una sonrisa casi imperceptible.
—¿Qué dijiste? —pregunté, girándome.
—Nada, jefa. Solo que ese color le queda muy bien.
Gisela me miró con una sonrisa cómplice.
—Leo va a babear. Y si no lo hace, te juro que le tiro el vino encima para que reaccione.
—Gisela, por favor —reí, tapándome el rostro.
Ella se encogió de hombros.
—Solo digo lo que es cierto.
Cuando al fin se marchó (dejando tras de sí una escena de desastre textil), Abel se apoyó en la puerta, exhalando con dramatismo.
—No me pagan lo suficiente para sobrevivir a esa mujer.
—Créeme, nadie podría —reí.
—Aunque debo admitir que fue entretenido.
—¿Entretenido? Casi te mata con una percha.
—Sí, pero morir viendo a dos mujeres hermosas discutir no suena tan mal. —Sonrió, descarado.
Rodé los ojos.
—Eres un descarado, Maxwell.
—Es parte de mi encanto, señora Blake.
La habitación se quedó en silencio.
Hubo una chispa, breve pero evidente, y mi respiración se aceleró sin motivo aparente.
Suspiré, dando un paso atrás.
—Será mejor que te alistes. Tengo una cita a la cual me tienes que llevar.
Él asintió con una sonrisa ladeada.
—A la orden, jefa. Y suerte en su cita con el jefe.
—Gracias. —Le devolví la sonrisa—. La necesitaré.
qué bueno ....porque estaba pensando en varias maneras de desaparecer te sin dejar rastros 🤫😎
impotencia, dolor, decepción y amor....tan igual como Emma 🤦🏼♀️
tú gran CEO....te buscas una pendeja que te aguante tus delirios y todos felices
Escrito
😤🤦🏼♀️.... ay.....es que me lleva....
Yazz..... siento que las bilis se me revuelven del coraje !!!!! 😤😤😤😤😤