Esposa Por Sorteo. El Secreto De Jade

Los segundos se hicieron eternos, en la habitación la incomodidad y el fastidio de los presentes penetraban la coraza de Vladimir que permanecía inmóvil, disfrutando el momento y añorando a la novicia con sus ojos cerrados. Una mezcla de satisfacción y nostalgia se agolpaba en su alma.

Satisfacción de haber vencido a esos hombres arrogantes y soberbios, que pretendían jugar con sus sentimientos; y nostalgia de saber que por fin había conocido a una mujer interesante pero inalcanzable.

 El sonido del bastón de su padre golpeando el piso, lo trajo de nuevo a la realidad y abriendo sus ojos miró a todos los presentes y dijo

— Señores, llegó el momento de ver cuál de todas las niñas Bofantti será mi esposa —girando su muñeca abrió lentamente la mano y mostró la piedra que sostenía sobre su palma entonces anunció sorprendiendo a todos—. ¡Mi esposa será Jade!

—¡Jade!—repitió casi sin aliento y conteniendo la respiración el padre de las jóvenes.

— ¡No puede ser esa mujer es una bastarda, es la hija de una sirvienta!—gritó Mijail sorprendiendo a todos—. No lo acepto, no dejaré que te cases con ella, debes   escoger a otra esposa.

—No y es mi última palabra. El destino, el azar o lo que sea quiso que esa mujer fuera la elegida y así será —respondió.

— Ella no estaba dentro de nuestros planes, debes desposar a una hija legítima de la familia Bofantti, no a una bastarda—anunció enfurecido Mijail poniéndose de pie desafiante e imponente—. Te casarás con Rubí, ella es perfecta para ti y no se habla más del tema-gritó golpeando la mesa con su bastón enfurecido.

Vladimir ignorando a su padre se dirigió a los abogados.

— Señores, ustedes redactaron el acuerdo, ustedes fueron me notificaron de la existencia de cuatro hijas, herederas las cuatro de la fortuna de la familia Bofantti por eso les pregunto ¿he cometido alguna falta en incluir a Jade dentro del sorteo?

— No por supuesto que no, su abuelo la consideraba heredera y digna hija de Juliano Bofantti por lo tanto tiene los mismos derechos que sus demás hijas—explicó el abogado de Juliano.

— Muy bien, habiendo disipado cualquier duda sobre la señorita Jade Bofantti, seguiremos con lo acordado—señaló Vladimir.

— ¡No lo acepto, te exijo que recuperes la razón y te cases con Rubí!

Mijail estaba perdiendo el control, todo su plan se estaba yendo por un caño y Juliano parecía en shock y sin reaccionar, así que golpeó la mesa con su bastón para llamar la atención del hombre—. Dí algo, no te quedes como un tonto sin hablar, al menos exígele a este mocoso el cambio de novia.

— Lo siento, soy un hombre de palabra y firme un contrato —habló sereno y con un brillo especial en sus ojos, ya que tenía sus propios planes.

El ceo miró de reojo la actitud de su futuro suegro, no parecía alterado ni preocupado por la situación, sin embargo su padre era todo lo opuesto, así que levantando la voz respondió

— ¡Padre tú no puedes decidir ni exigir nada! Recuerda que firmaste este acuerdo —golpeó la carpeta demostrando que ya no le tenía miedo—. Aceptaron mis condiciones y ahora respetarán mi decisión, después de todo ustedes deseaban que me casé y eso haré.  Así que el día veintisiete de este mes me casaré con Jade Bofantti o ustedes renunciarán a sus fortunas, liberándome de cualquier compromiso absurdo.

— ¡Este sorteo es absurdo, seguramente hiciste trampa!

Vladimir miró a su padre de manera desafiante, luego tomó la bolsita en su mano y volcando el contenido de la misma sobre la mesa hizo rodar las piedras sobre la fina y lustrada madera, entonces sosteniendo la mirada dijo

— ¡Aquí están el resto de las candidatas! Cada piedra representa a una de las hijas del señor Bofantti y no hay trampa en esto, es lo más sano y honesto que he hecho en mi vida —mintió, luego mirando a su futuro suegro que permanecía estático sin pronunciar ni una sola palabra y con la vista fija en la piedra elegida le habló con más tranquilidad—. Señor el compromiso se hará oficial en dos semanas, mientras tanto espero que puedan organizar la boda.

Juliano asintió con un movimiento de cabeza.

— Así será —respondió.

Los abogados tomaron nota del nombre de la futura esposa del ceo y sellaron las actas dejando constancia que el sorteo era legal y todo lo acontecido en la reunión era válido, una vez que estuvieron los documentos debidamente lacrados se lo entregaron al ceo.

— Muy bien, eso es todo —anunció mirando a todos con calma—. La reunión ha finalizado, le pido que despejen la sala de juntas, tengo una reunión importante dentro de una hora—ordenó.

— ¡Maldito! —refunfuño su padre entre dientes.

— Señores me retiro no sin antes decirles que espero verlos a todos el día de mi matrimonio y espero que todos estén de buen humor para celebrar mi boda—anunció sonriendo, triunfante recogiendo los documentos, entonces guardó la piedra de Jade en su bolsillo derecho y se dirigió a la puerta.

Mijail aún tenía dudas sobre la veracidad de ese sorteo así que lo detuvo antes de que pudiera salir de la oficina.

—¡Espera, enséñame esa piedra, no confío en tu buena suerte! —ordenó de repente sorprendiendo a todos.

Vladimir giró sobre sus talones, volvió a la mesa, sacó una piedra de su bolsillo izquierdo y la hizo rodar sobre la mesa en dirección a su padre y retándolo le dijo

— Aquí tienes, puedes inspeccionar esta y las otras piedras de mil maneras posible —habló de manera tranquila y luego continuó—. Todas las piedras son esferas exactamente iguales, sólo varía su composición.

— ¡Creo que eres un tramposo, seguramente hay un truco detrás de todo esto y lo voy a averiguar!—gritó tomando la piedra entre sus manos y haciéndola girar en contraluz.

— Padre, si en este lugar hay un tramposo, un ladrón y un ser despreciable que juega con los sentimientos de los demás, ese eres tú —lo acusó.

— No te hagas el ofendido, eres solo un mocosos— respondió con odio.

— Soy un hombre y no dejaré que vuelvas a insultarme, ni dejaré que manejes mi vida—contestó desafiante cerrando sus puños con fuerza, deseaba golpear a su progenitor, sin embargo respiró hondo, se volteo y salió de prisa de la sala de juntas.

Mijail observaba con cuidados las cuatros gemas y efectivamente eran iguales, sin ni un solo detalle que las diferenciara y eso lo enfureció aún más, su hijo era honesto y no había hecho trampa.

Encerrado en su oficina Vladimir se dirigió a la caja fuerte y guardó los documentos junto a la gema del sorteo y agradeció en silencio que a último momento se le ocurrió hacer una copia de la piedra. Conocía perfectamente a su padre y sabía que lo expondría de una u otra manera delante de todos y su única salida era tener un as bajo la manga.

Una vez que cerró la caja fuerte con su secreto adentro, se apoyó contra el cuadro y sosteniendo la cruz que pendía de su cuello agradeció sonriendo.

— Gracias por ser mi guía… gracias por darme la sabiduría para vencer a esos malditos… gracias porque al fin seré libre y estaré en paz.

 Suspirando dejó escapar todo el aire contenido en sus pulmones y salió de la oficina, necesitaba escuchar su corazón y salió hacia  el único lugar donde realmente se sentía en calma.