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El Susurro Del Olvido

El Susurro Del Olvido

Status: Terminada
Genre:Completas / Traiciones y engaños / Amor-odio / Escena del crimen / Tú no me amas / Secuestro y encarcelamiento / Enfermizo
Popularitas:4.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Ankhe

En un mundo donde la realidad se desvanece en las sombras, una única verdad permanece: el destino siempre tiene la última palabra...


Después de conocer a Carlos en la biblioteca, Laura se enamora locamente de él, pero su amor pronto se convierte en una obsesión peligrosa. A medida que su comportamiento se vuelve cada vez más extremo, Carlos se ve obligado a alejarse y obtener una orden de alejamiento. Pero cuando Laura no puede aceptar el rechazo, lleva su obsesión al límite, desencadenando una cadena de eventos que cambiarán sus vidas para siempre.

NovelToon tiene autorización de Ankhe para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 8: La escencia del olvido

P.V de Laura, Años después

En estos días a finales del otoño, todavía percibo las voces en mi mente, ellas solían guiar mi narrativa, pero al no escucharlas últimamente, optaré por comenzar la historia a mi manera. Aunque me siento desorientada sin su dirección, ni siquiera sé mi ubicación actual.

Supongo que las voces podrían relatar mi historia con mayor destreza que yo.

En ocasiones como esta, las voces en mi cabeza ofrecerían claridad y dirección, evitando que divague como lo hago ahora. Ellas me dirían qué información es relevante, qué omitir y me brindarían detalles sobre mi entorno.

Han pasado muchos años desde que realicé aquello que las voces insisten en etiquetar como algo negativo. Aunque sus palabras son persistentes, carecen de detalles concretos, lo que me lleva a cuestionar su veracidad.

Mis recuerdos son fragmentados y confusos, mezclando experiencias y acciones en un torbellino difícil de distinguir.

La línea entre la realidad y la imaginación se desdibuja, dejándome insegura sobre la veracidad de mis memorias.

Hay recuerdos que parecen sólidos como una roca y en mi momento de lucidez los escribo, pero luego se esfuman como vapor de agua. Ese es uno de mis principales problemas, estar loca y no saber distinguir la realidad con lo ficticio.

Quizás lo que desencadenó mi situación actual fueron acciones que cometí en mi juventud, probablemente relacionadas con sentimientos reprimidos como los celos o la ira.

Aunque las voces insisten en retratar esos eventos como terribles, sospecho que en realidad fueron menos graves de lo que sugieren. Desde que ingresé al hospital psiquiátrico, mi memoria se ha vuelto borrosa, pero sé que algunos de mis conocidos fallecieron, mientras yo, de alguna manera, escapé de ese destino. Las voces me advirtieron sobre ello antes de desaparecer, ahora estoy tomando medicamentos que tienen nombres raros, que sirven para estar lúcida y evitar que las voces vuelvan.

Una vez al día tomo una pastilla roja, sabe tan feo que me deja con la boca tan seca que mi voz parece como la de un sediento viajero que ha cruzado el desierto caminando y suplicando al cielo por un poco de agua, le sigue un elevador de ánimo, este tiene un sabor muy amargo que sirve para combatir la depresión perversa y suicida que tengo, según mi doctor.

Siento como si estuviera atrapada en un bucle infinito, donde mi vida se reduce a visitas repetitivas a la oficina de mi médico.

A pesar de mis esfuerzos por seguir el tratamiento, hay una pastilla cuyo nombre desconozco que me provoca migrañas tan intensas que parece que alguien golpea mi cabeza sin piedad. Para contrarrestar este efecto secundario, debo tomar analgésicos regularmente.

Además, cada dos semanas debo recibir una inyección de un potente antipsicótico, una experiencia que me hace sentir vulnerable y expuesta cuando debo bajarme los pantalones ante la enfermera que, aunque intenta ocultar su disgusto, su mirada revela su juicio y desprecio hacia mí.

A pesar de todo, cuando me pregunta cómo estoy, respondo con un "bien", aunque la verdad de ello sea cuestionable.

Por qué aún estando loca, sé que a ella le importa muy poco si estoy bien o no, solo lo pregunta por qué es parte de su trabajo, por qué si fuera por ella no me hablaría a mi y ni a ninguno de los pacientes que están aquí en la misma situación que yo, pero bueno eso es lo que pasan con los locos.

Cuando tomo el antipsicótico, las voces que solía escuchar ya no son tan dominantes; en cambio, se vuelven más como sugerencias o consejos, como si estuvieran discutiendo cómo salir de aquí o incluso ideas violentas, aunque carezco de los medios para llevarlas a cabo. A veces, su tono es de frustración, como el de una vecina chismosa que critica todo lo que sucede en el vecindario pero a quien nadie presta atención.

De cierta forma, encuentro consuelo en las voces que me acompañan, especialmente ahora que ciertos recuerdos han resurgido. Recuerdo épocas en las que me sentía más estable, pero carecía de amigos cercanos. Había alguien, un hombre que conocí en una biblioteca y del que me enamoré un montón con solo verlo, aunque dudaba si podría considerarlo como un amigo.

Sin embargo, ahora cuestiono si mi condición mental tiene alguna relación con ese hombre, la certeza se desvanece, dejándome sumida en la duda y ya no se que pensar.

Cuando me siento más estable gracias a mis medicamentos, los recuerdos se vuelven más nítidos.

Recuerdo la ocasión inicial en que escuche esas voces en mi mente, susurrándome: "secuéstralo, así estarán juntos para siempre". Aún no tengo claro quién es "Él"; su rostro se difumina y resulta confuso en mi memoria.

Cuando comienzo a sentir ansiedad de nuevo, trato de tranquilizarme y recuerdo las palabras de mi doctor: debo tomármelo con calma y permitir que los recuerdos lleguen naturalmente a mi mente y no forzarlo. Por ahora, solo puedo esperar para después obtener más detalles sobre ese hombre.

Quizás estoy dejando que mi imaginación se descontrole respecto a ese hombre. No creo que haya sido yo quien lo secuestró, ¿verdad? ¿Pero y si realmente lo hice?, debe haber una razón muy poderosa detrás. No me veo a mí misma como una mala persona, así que es difícil creer que haya actuado así, pero tal vez esa es precisamente la razón por la que me encuentro en el hospital psiquiátrico.

Tengo un vago recuerdo de una discusión intensa con un hombre cuyo rostro estaba borroso en mi mente. No puedo identificar quién era, pero tengo la sensación de que era el hombre que conocí en la biblioteca. Parecía muy enojado durante nuestra disputa, como si me estuviera reprochando algo.

Este recuerdo confuso me inquieta profundamente, y me pregunto si tiene alguna conexión con mi situación actual en el hospital psiquiátrico. Si tiene una conexión con mi situación actual en el hospital psiquiátrico solo aumenta mi incertidumbre y confusión.

A pesar de mi intento por recordar con claridad, las imágenes siguen siendo difusas y fragmentadas. Me preocupa profundamente lo que pueda significar este recuerdo y si está relacionado de alguna manera con mi estado mental actual. La incertidumbre y la confusión son compañeras constantes en mi mente mientras trato de reconstruir los eventos que me llevaron a estar aquí.

A medida que intentaba calmar mis pensamientos tumultuosos, una sensación de inquietud persistía en lo más profundo de mi ser.

Mis emociones estaban agitadas, y aunque logré reducir la intensidad de mi ansiedad, el malestar seguía latente.

Me esforcé por encontrar alguna pista en mis recuerdos dispersos que pudiera arrojar luz sobre mi situación, pero cada intento solo parecía sumergirme más en un mar de incertidumbre. Enfrentar la realidad de mi confusión y la gravedad de mi situación en el hospital psiquiátrico era abrumador, y aún no sabía por dónde empezar a desentrañar el misterio que me rodeaba.

Mis recuerdos se desvanecieron en la neblina mientras los efectos de las pastillas se iban disipando lentamente.

Mi mente volvía a ser presa de la locura, ahogada en pensamientos oscuros y suicidas. Las voces insidiosas comenzaron a regresar, los susurros me envolvían en momentos rellenos de paranoia. De repente, experimenté otro ataque psicótico.

Sintiendo como la realidad se desmoronaba a mi alrededor, vi a mi doctor ingresar a la habitación con algo en la mano, y en un instante de claridad fugaz, comprendí que se acercaba a mí con una jeringa. Antes de perder la consciencia, sentí un pinchazo en el cuello y me desplomé en la cama, sumergida en la oscuridad de la inconsciencia.

1
Edith Rocha
buena novela aunque bastante repetitiva en cuanto al relato
Beatriz Valiente
Excelente
Beatriz Valiente
pobre chica que locura su obsesión
Hualian
👏
Analia Vázquez
Me encantó!!❤️😘 pobre Laura 😔
kozumei
No puedo con solo esto 😍
cutesylvie160
Me mantuvo enganchada XD
Ankhe: Me alegro mucho que te haya enganchado, por si quieres seguir leyendo en unas horas público el siguiente capítulo
total 1 replies
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