Simoné es una chica de 25 años que lucha por obtener siempre lo que le gusta. Nada la detendrá por lograr sus objetivos, aunque tenga que luchar con su propia... ¡madre!
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Con razón mi madre está muy enamorada de ti
La primera intención de Teresa fue reclamarles, sacar a Simoné de la cama a puros golpes.
Pero luego lo pensó mejor, se fue rápidamente a su cuarto.
Inmediatamente, se puso a guardar toda su ropa en varias maletas, sus cosas personales en un neceser.
Cuando hubo guardado la mayor parte de sus cosas se fue de ahí.
Subió todo a su coche y se largó.
Pero antes de buscar un hotel donde quedarse, decidió ir a una de esas agencias inmobiliarias que están abiertas las 24 horas.
Buenas noches, ¿En qué podemos servirle?
Buenas noches, quiero poner mi casa en venta con todo y muebles.
Muy bien, ¿tiene la papelería en orden?
Sí, aquí está.
Teresa había sacado todas sus cosas antes de salir de la casa.
Luego, añadió:
Solo que quisiera pedirle que se haga con la mayor discreción posible. No quiero que mi novio ni mi hija se enteren de que estoy vendiendo la casa, por favor.
Eso no podrá ser posible porque tenemos que ir a checar la casa, valorarla, etc.
Está bien, mire, vamos a hacer una cosa, le avisaré cuando la casa esté sola, ¿ok? De todos modos, por favor, vaya haciendo los trámites.
De acuerdo, pero, por favor, nos avisa cuando eso seas posible.
Muchas gracias, señorita. Ha sido muy amable.
De nada. Estamos para servirle.
Después de salir de esa agencia, Teresa se pasó a otra agencia, pero esta de automóviles.
Buenas noches, necesito un coche, ¿me podría tomar este que tengo a cuenta?
Por supuesto que sí, señora.
Uno de los empleados valoró el coche de Teresa.
Bueno, se lo podemos cambiar por este modelo, dijo señalando uno que estaba enfrente de ellos.
Solo tendría que dar la diferencia, que no es mucha, por cierto.
Teresa revisó el coche de arriba a abajo.
Me gusta, me quedaré con él.
Pase a la oficina, por favor, para que le hagan su contrato de compra.
Poco después, Teresa salió con un coche nuevo.
Se fue a hospedar a un hotel no tan llamativo.
Cuando estuvo en su cuarto le habló por teléfono a Zoraida, su asistente.
Zoraida era su mano derecha, siempre estaba presente cuando ella la necesitaba y ahora más que nunca necesitaba de ella.
¿Zoraida?, tengo que pedirte algo muy importante.
Del otro lado de la línea, Zoraida contestó:
Dígame, doña Teresa, ¿qué se le ofrece?
Me voy a ausentar por varios días, quiero que te hagas cargo de la empresa, por favor. Puedes tomar todas las decisiones que consideres prudentes y necesarias.
Doña Teresa, pero para eso necesito un poder de usted.
Sí, no te preocupes, te voy a pasar la dirección donde estoy, pero quiero que seas lo más discreta que puedas. Nadie debe saber dónde estoy, ¿entendiste?, absolutamente, nadie.
Entiendo, señora, pero, ¿puedo saber lo que va a hacer?
Por el momento, no, solamente haz lo que te pido, por favor te lo explicaré después.
Está bien, señora, páseme su dirección, mañana estaré ahí a primera hora.
Está bien, muchas gracias, Zoraida, te lo recompensaré bien.
Teresa colgó la llamada y en ese instante se derrumbó y empezó a llorar con todas sus fuerzas.
.
.
En la casa de Teresa...
Iván despertó con un fuerte dolor de cabeza. Dios, ¿dónde estoy?, ¿qué pasó?
Al voltear al lado vio a Simoné semidesnuda y se paró inmediatamente.
Y comprobó que también él estaba desnudo.
Dios mío, inmediatamente, se puso toda su ropa.
Tapó a Simoné con la sábana y le gritó.
¡¿Qué pasó aquí?! ¡Explícamelo!, la movió hasta que se despertó.
Ay, ¿qué pasa, por qué me despiertas? Hola, mi amor. ¿Ya te despertaste?
¿Me puedes explicar qué está pasando?
Ay mi amor, ¿no me digas que ya se te olvidó lo que hicimos hace rato?
¿Lo que hicimos? ¿De qué estás hablando?, Iván de verdad que estaba aterrado por eso.
Te aprovechaste de que estábamos solos y me violaste.
¡¿Que yo te violé?!, estás loca.
Bueno, no precisamente me violaste, yo estuve de acuerdo en hacer el amor contigo. Y te he de decir que eres excepcional, por eso mi madre está muy enamorada de ti.
Eres una enferma, yo jamás te tocaría.
Claro que sí, mi amor, me gustas un chorro, no te lo quería decir por respeto a mi madre, pero ahora que ya pasó esto, no veo por qué tenga que callarlo. Ella se tendrá que dar cuenta que tú no eres para ella. Ahora eres mío y de nadie más. En cuanto llegue mi madre se dará cuenta de todo.
Estás loca. Vístete, tu madre no tarda en llegar.
Iván salió del cuarto completamente apenado.
Algo le pareció raro. Teresa no había regresado aún y ya era muy noche.
"¿Por qué no habrá regresado?, ¿le habrá pasado algo?", pensó.
Por su parte, Simoné...
"Qué raro que mi madre no haya regresado, y yo que quería que nos viera.
Pero bueno, lo importante es que hice que Iván pensara que estuvimos juntos.
Claro, en cuanto llegue mi madre lo sabrá".
Iván no sabía qué pensar, estaba preocupado porque Teresa no regresaba a casa.
Tendré que esperar hasta que regrese. ¿O será mejor que me vaya a mi casa?
Iván le marcó a Teresa.
Tiene el teléfono apagado. Dios mío, ¿qué le habrá pasado?
Marcó varias veces, pero con el mismo resultado.
Decidió ir a poner una denuncia.
Pero en la delegación le dijeron que tenía que esperar 24 horas reglamentarias. Tal vez regresaría sin mayor problema.
Entonces decidió esperar a que llegara, quedándose en esa casa... con Simoné.
Hasta el hambre se le había ido, decidió irse a dormir a su cuarto con la esperanza de que llegara Teresa.
"Menos mal que no nos vio. Hubiera sido terrible que ella nos hubiera visto juntos", pensó Iván con algo de alivio.
Con este pensamiento tranquilizador se quedó dormido.
Simoné también se quedó dormida sin pensar en nada más.
La noche transcurrió sin mayor incidente.
Al día siguiente, Iván abrió los ojos, con gran desilusión se dio cuenta de que Teresa no había regresado.
Dios mío, no regresó, tengo que ir de nuevo a la delegación de policía.
Teresa ya se le había adelantado a Iván, ella misma se había presentado en la delegación minutos antes, diciéndoles que se había ido de su casa y que no pensaba regresar, pero que por favor le guardaran el secreto, no quería que nadie la encontrara.
"Está bien, señora, no se preocupe, nosotros veremos qué decirle a ese hombre si viene a buscarla".
Cuando Iván llegó a la estación de policía, estos lo recibieron muy amables.
Usted es el hombre que vino anoche, ¿verdad?
Sí, mi prometida no llegó a dormir a la casa, y temo que le haya pasado algo malo.
Uno de nuestros colegas dijo que la vio subirse a un avión con rumbo desconocido. No debe preocuparse.
Pero, ¿por qué lo hizo?, nuestra boda está muy cerca.
No lo sé, solo lo que le dije.
Gracias, con permiso.
Pase usted.
Iván se quedó con un palmo de narices. No entendía nada.