Todos dicen que ella es la villana, que su pobre hermana, la heroína, es una victima de sus maldades y envidias, así que ella les demostrará lo que en verdad es ser villana y les arrebatará todo, a los que se atrevieron a menospreciarla. Layla Amary, los hará desear haberla tratado mejor...
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capítulo 04...
Y vaya que la emperatriz tenía razón, rápidamente se comenzó a hablar de lo sucedido en la fiesta, unos dicen que el príncipe estuvo mal por defender a otra chica, mientras que otros dicen que Layla en realidad si le tiro el vino en el vestido a su hermana por celos, las opiniones estaban divididas, Hades había escuchado sobre eso y recordó lo que Layla le dijo al inicio de la fiesta, ¿acaso predice el futuro? Tal vez fue solo intuición, quizás pudo pasar incluso si el príncipe hubiera elegido a otra joven debutante con quien bailar. Lo que si supo, es que la emperatriz estaba molesta con Denis por lo que hizo, es decir, ponerse del lado de una joven que no es su prometida.
Denis fue al ducado dos días después para ver a Layla y disculparse por lo de la fiesta, pero al estar la duquesa y Felicia presentes, la duquesa le asegura al príncipe que no le debe ninguna disculpa a Layla.
—¿por qué no? Insinuó, que tire el vino al vestido de Felicia, me humilló ante todos, ¿y dice que no debe disculparse? Aun siendo el príncipe, debe disculparse.— asegura Layla con seriedad.
— ¿como te atreves a ser tan descortés? Alteza disculpe, creo que ni hija necesita aprender más modales.—
— n-no, no es eso, ella...—
— tiene razón, mis clases estar por empezar, con su permiso.— Layla no dejo hablar al príncipe y se retiro.
La duquesa sigue disculpándose, incluso dice que irá con Layla para hablar con ella, quedándose Felicia a solas con Denis.
— mi hermana siempre es así, maleducada con mis padres y me menosprecia, para ella soy tonta.— agacha la mirada con tristeza.
— no es, creo que la señorita Layla, solo es algo ruda con su forma de hablar, pero no puede considerar que su hermana es tonta.— responde tratando de consolarla.
— si lo piensa, ella nunca me ha querido, nunca jugaba conmigo y me ignora desde siempre.— se lamenta.
Denis se sintió conmovido por Felicia, si bien Layla, no habla de ella, no creyó que fuera para tanto, al punto de ignorarla. Denis le dice que de ahora adelante, cuando venga a visitar a Layla, Felicia puede unirse a la hora del té, para que así, Layla se acostumbre a su presencia y puedan hablar como hacen las hermanas, Felicia estaba feliz por la sugerencia de Denis y Layla no lo puede evitar, porque es una orden del príncipe heredero.
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Y así, durante las veces que Denis visita a Layla, Felicia se une a la hora del té, hablando felizmente con Denis, lo que a la duquesa pone feliz, si sigue así, Felicia podrá ganarse el amor del príncipe. Por su parte Layla no se queja, pero como no soporta la voz chillona de Felicia, apenas termina el té se retira, dejando a los tortolitos solos, y como las doncellas de la mansión veían esto, pronto se supo que las visitas del príncipe a Layla, se habían vuelto visitas para Felicia.
En las fiestas de té, las señoritas que se juntaban con Layla, sentían que Felicia era una resbalosa, al meterse entre Layla y el príncipe.
— pero el príncipe no es libre de pecado, porque permite todo.— asegura una joven.
— es verdad, son un par de adúlteros. Capaz y quiera a la señorita Felicia como concubina.— menciona otra joven.
Todas en esa mesa se escandalizan por esas palabras, pero no sería extraño que eso pasará, Layla solo las escucha, pero se sentía bien, todo estaba pasando como debe de ser y seguramente pronto se comenzará a decir que ella ataca a Felicia.
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En el palacio, la emperatriz regaña a Denis por su forma de actuar, pues esta causando un gran escándalo al volverse cercano a esa jovencita, además no era cualquier joven, era la hermana de su prometida. La emperatriz no quería que pasara algo así, no puede el príncipe heredero elegir a Felicia, porque la que en verdad posee importancia en el ducado es Layla, porque es la nieta que mas quiere la ex duquesa, y es ella quien tiene poder en el ducado, no su hijo, y si Denis elige a Felicia, Celestine podría enojarse por tal humillación.
— la gente solo inventa lo que quiere, no hago nada malo, solo quiero que la señorita Layla se lleve bien con su hermana.—
—¿ que importancia tiene eso? Yo jamás me lleve bien con mis hermanas, no por eso tu padre se la pasaba paseando con ellas.— le grita.
— lo entiendo madre, pero también debe tener en cuenta que la señorita Layla es muy indiferente, me cuesta entenderme con ella, si pienso mejor, la señorita Felicia es mucho más agradable.— responde Denis.
— de ninguna manera, te casaras con la señorita Layla Amary y no se discute.—
— pero son de la misma familia, no veo el problema, el duque entenderá.— suplica.
— el duque no tiene poder, madam Celestine es la del poder y la señorita Layla es a quien ella aprecia, la hermana menor no vale nada.—
— ¡madre! Eso no es lo que importa, por favor, deja que yo elija.—
La emperatriz le niega, no piensa permitir que su hijo se case con esa jovencita sin importancia y además torpe.
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Aún con todo lo que la emperatriz dijo, Denis sigue aceptando que Felicia se una a él y Layla cada vez que se reúnen. Ese día era igual, había ido a su reunión semanal con Layla, pero al llegar, fue una doncella quien la guía hasta la sala de té, pero antes de entrar, escucha a Felicia pedir disculpas a Layla por romper los zapatos que la ex duquesa le había regalado meses atrás.
— no se trata de pedir disculpas, se trata de que has tomado algo sin mi permiso.—
— es que eran muy bonitos y combinaba con mi vestido.— llora.
— ¿y que? ¿Con eso debo perdonarte? Ahorra tus lágrimas, agradece que lo dejo pasar.— habla con enojo.
Si hay algo que Layla detesta, es que alguien toque sus cosas, por eso, solo una doncella tiene permiso de entrar a su habitación, a limpiar. Tras la puerta, Denis había escuchado todo.
— la señorita Layla siempre es así, pobre señorita Felicia, al menos hoy no la golpeo.— la doncella al notar que Denis la mira, agacha la mirada y se retira.
Denis estaba molesto, le parecía injusto el regaño de Layla y además, ¿en verdad golpea a su hermana? Entro a la sala sin tocar y vio a Felicia de rodillas y un par de zapatillas rojas rotas. Denis se acerca y le pide a Felicia ponerse de pie.
—¿no cree que esto demasiado solo por unas zapatillas? Si quiere yo le compro otras, pero no debe tratar así a su hermana.— le reclama.
—¿solo unas zapatillas? Tal vez mejor debe comprarle más pares a Felicia, ya que esta robando los mios.—
— yo no robe nada, los tome prestados.— se defiende.
— ¿me las pediste? ¡no! Eso es robo, así seas mi hermana, sin mi permiso, es que las robaste.— responde Layla.
—¡basta! Esto solo un berrinche. Sabe, me llevo a la señorita Felicia a pasear, usted, no viene.— le asegura.
— soy su prometida, no puede hacerme esto.— reclama.
Pero en cuanto los ve salir, se sienta para beber tranquilamente el té mientras observa los zapatos en el piso, era un buen par, pero era necesario romperlos, y es que sabía que con el vestido que le envió a Felicia, en nombre del príncipe, ella querría zapatos que combinen, por lo que dejo a la vista ese par, aunque estaban arreglados para romperse. La doncella que guió al príncipe al salón, entra a la sala trayendo postres.
— fue una perfecta sincronizacion, bien hecho, Melinda.— la felicita.
— cuando guste, señorita.— responde.
Layla le entrega una bolsa con varias monedas de oro, se lo merecía por su buen trabajo. Así pronto se deshará de ese compromiso y comenzará con sus verdaderos planes.
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