La vida de Valeria da un giro inesperado cuando descubre la infidelidad de su novio, Alex. Desolada y herida, decide marcharse sin decir una palabra, buscando refugio en la casa de su amiga. Alex, al darse cuenta de su ausencia, se embarca en una búsqueda frenética para encontrarla, convencido de que puede reparar su relación. Sin embargo, su mejor amiga, Claudia, está decidida a proteger a Valeria del dolor que su ex le ha causado y se niega a revelar su paradero.
A medida que Alex se enfrenta a obstáculos y a la interferencia de su amante, Valeria comienza a redescubrirse y a sanar. Pero cuando el amor verdadero está en juego, las decisiones del pasado pueden amenazar el futuro.
NovelToon tiene autorización de Lina Garizao para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 9: Plan de batalla
Alex se encontraba en su apartamento, la noche había caído, pero la oscuridad no podía apagar la tormenta de emociones que lo asediaba. La ausencia de Valeria era un vacío que lo consumía. Se sentó en el borde de su cama, recordando cada momento compartido, cada promesa que ahora se sentía como un eco lejano.
“No puedo rendirme,” se dijo, golpeando suavemente la cama con los puños. Tenía que encontrarla. La culpabilidad lo mantenía despierto, y la idea de que pudiera estar sufriendo sin él era intolerable. Tenía que demostrarle que podía cambiar, que merecía otra oportunidad.
Se levantó y empezó a caminar por la habitación, haciendo una lista mental de lo que necesitaba hacer. Primero, debía encontrar a Claudia. Ella sabía dónde estaba Valeria, y aunque había hecho todo lo posible por no ayudarle, Alex creía que, en el fondo, quería lo mejor para su amiga.
“Si tengo que enfrentar a Claudia, lo haré,” pensó, decidido. No podía dejar que el miedo lo detuviera. Necesitaba entender qué había pasado, y, sobre todo, cómo podría reparar el daño que había causado.
Tomó su teléfono y buscó el número de Claudia, su corazón latía con fuerza mientras lo marcaba. El sonido del timbre resonaba en la sala.Tenía que convencerla de que él era diferente, de que estaba dispuesto a luchar.
Finalmente, escuchó la voz de Claudia al otro lado.
—¿Alex? No tengo nada que decirte.
La respuesta fue fría, pero él no se rendiría tan fácilmente.
—Claudia, por favor, solo dame un momento. Necesito encontrar a Valeria. No puedo dejar que esto termine así. Quiero hacer las cosas bien.
Hubo un silencio tenso.Alex podía imaginar a Claudia considerando sus palabras, evaluando su sinceridad.
—¿Y por qué debería ayudarte? Le hiciste daño, Alex.
Esa afirmación fue como un puñetazo en el estómago. Sabía que tenía razón, pero también sabía que estaba dispuesto a luchar.
—Porque me he dado cuenta de mis errores. He sido un idiota y lo reconozco. Pero Valeria merece saber que estoy dispuesto a cambiar.
El silencio se extendió un poco más, y finalmente Claudia suspiró.
—No sé, Alex. Ella está muy dolida. Pero... está en casa de una amiga, y yo no puedo dejar que la busques ahora. No quiero que le causes más daño.
—No voy a hacerle daño, Claudia. Solo quiero hablar con ella, explicarle que estoy aquí, que me importa.
Finalmente, tras un largo silencio, Claudia cedió.
—Está bien. Solo recuerda que si la lastimas de nuevo, no tendré piedad contigo.
Con esa advertencia, Claudia le dio la dirección del lugar donde Valeria se quedaba. Alex sintió un alivio momentáneo, pero sabía que esto era solo el primer paso en su misión.
“Es hora de un plan de batalla,” pensó mientras colgaba. Se puso a escribir una lista.
Encontrar a Valeria.
Hablar con ella y ser honesto sobre sus sentimientos.
Demostrarle que estaba dispuesto a cambiar, no solo de palabras, sino de actos.
Preparar un gesto significativo que la haga recordar lo que una vez compartieron.
Con cada punto, su determinación crecía. Sabía que tendría que enfrentarse a sus propios miedos y al dolor que había causado, pero estaba decidido. Si tenía que luchar, lo haría con todo lo que tenía.
A la mañana siguiente, se despertó con una claridad renovada. Vestido y listo para enfrentar el día, salió de su apartamento con una misión. El camino hacia la redención comenzaba ahora.
Al llegar a la dirección que le había dado Claudia, el corazón le latía con fuerza. Era el momento de mostrarle a Valeria que la amaba de verdad y que estaba dispuesto a luchar por ella.
Mientras caminaba hacia la puerta, recordó los momentos felices que habían compartido, y una chispa de esperanza comenzó a encenderse en su pecho. Podía hacerlo. Iba a recuperar a la mujer que amaba.
Con la determinación en sus pasos, tocó la puerta. Todo lo que había perdido estaba al otro lado, y estaba listo para enfrentarlo.
Alex respiró hondo antes de tocar la puerta, su corazón latiendo a mil por hora. El sonido del timbre resonó, y en el silencio que siguió, la ansiedad se apoderó de él. ¿Estaría Valeria allí? ¿La vería nuevamente?
Finalmente, la puerta se abrió, y Claudia lo miró con una mezcla de desconfianza y sorpresa.
—¿Qué haces aquí, Alex?
Las palabras se le atascaban en la garganta.
—Solo quiero hablar con Valeria.
Claudia lo observó durante un momento, evaluando su sinceridad.
—No sé si es buena idea. Ella está pasando por mucho
Alex sintió que el desánimo intentaba apoderarse de él, pero no podía rendirse ahora.
—Por favor, Claudia. He estado pensando en lo que hice, y no puedo seguir así. Necesito que ella sepa que estoy dispuesto a cambiar.
Claudia suspiró, su mirada ablandándose ligeramente.
—Está bien, pero no la presiones. Si ella no quiere hablar, tienes que respetarlo.
Asintió, sintiéndose aliviado pero consciente de la delicadeza de la situación. Claudia lo llevó a una sala de estar llena de recuerdos, pero en ese momento, solo podía pensar en Valeria.
Cuando Valeria apareció, su mirada se encontró con la de Alex, y el tiempo pareció detenerse. Había una chispa de sorpresa y confusión en sus ojos.
—¿Qué estás haciendo aquí, Alex? —preguntó, su voz temblando ligeramente.
Él sintió cómo el peso de sus acciones lo abrumaba, pero no iba a dejar que el miedo lo detuviera.
—Vine porque necesito hablar contigo.
Valeria cruzó los brazos, su postura defensiva dejándole claro que estaba en guardia.
—No sé si hay algo que hablar.
Esa respuesta lo golpeó como un puño.
—Entiendo que estés dolida, pero por favor, dame una oportunidad para explicarme.
Ella miró a Claudia, buscando apoyo, y su amiga le hizo un gesto de ánimo.
—Solo un momento,—dijo Valeria, finalmente cediendo un poco.
Se sentaron en el sofá, y Alex trató de mantener la calma.
—Sé que te he fallado, y me arrepiento profundamente. No solo por lo que hice, sino por el dolor que te causé. Quiero que sepas que he estado reflexionando sobre mis errores y estoy dispuesto a cambiar.
Las palabras salieron de su boca como un río desbordado, pero en el fondo, sabía que necesitaba más que solo palabras. Tenía que demostrarle con acciones.
Valeria lo miraba, su expresión era una mezcla de dolor y escepticismo.
—¿Y cómo sé que no volverás a hacer lo mismo?
Ese era el desafío que temía, y se sintió vulnerable ante su pregunta.
—No puedo pedirte que confíes en mí de inmediato, pero quiero hacer las cosas bien. Estoy dispuesto a luchar por ti, por nosotros. He estado pensando en un gesto, algo que demuestre cuánto te amo y cuánto quiero enmendar lo que hice.
Valeria frunció el ceño, interesada pero cautelosa.
—¿Y qué planeas hacer?
Alex respiró hondo, preparándose para exponer su plan.
—Voy a organizar una cita, como la que tuvimos en nuestro primer aniversario. Quiero revivir esos momentos, recordarte por qué nos enamoramos. No se trata solo de lo que quiero, sino de lo que tú necesitas para sanar. No espero que sea fácil, pero estoy dispuesto a intentarlo.
La idea parecía golpear a Valeria, y por un momento, vio una chispa de curiosidad en sus ojos.
—No sé si eso cambiará algo.
—Tal vez no, pero es un comienzo.
Claudia, que había estado observando en silencio, intervino.
—Valeria, a veces la gente puede cambiar. No tienes que tomar una decisión ahora. Solo piénsalo.
Valeria se quedó en silencio, su mente luchando entre el deseo de protegerse y la esperanza que crecía en su interior.
Alex la miraba, su corazón lleno de anhelo y determinación.
—Solo te pido una oportunidad. Si no te convenzo, entenderé que debo dejarte ir. Pero si no lo intento, nunca sabré si hay una posibilidad de que volvamos a ser felices.
Mientras las palabras flotaban en el aire, Alex sintió que, aunque el camino por delante era incierto, estaba listo para enfrentarlo. Su batalla por el corazón de Valeria había comenzado, y no se detendría hasta demostrarle que su amor era real.