En esta apasionante novela, "María" Gómez, una joven y talentosa periodista, se encuentra con un misterioso hombre llamado Alejandro, cuya sonrisa enigmática la deja sin aliento. A medida que se conocen mejor, María descubre que Alejandro esconde un secreto que podría cambiar su vida para siempre
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Alejandro por fin le dice la verdad a María
María, todo comenzó hace unos años", dijo. "Mi empresa estaba en problemas financieros y tuve que buscar ayuda en lugares no muy éticos. Hice negocios con personas que no son muy respetables, pero pensé que era la única manera de salvar mi empresa."
María escuchó atentamente, su rostro serio.
"¿Qué tipo de negocios?", preguntó.
Alejandro se encogió de hombros.
"Negocios de dinero", dijo. "Lavado de dinero, evasión de impuestos... Cosas que no debería haber hecho."
María se sintió impactada.
Alejandro se miró las manos.
María se levantó y se acercó a la ventana.
"¿Y por qué no me lo dijiste?", preguntó.
Alejandro se levantó y se acercó a María.
"Tenía miedo de perder tu confianza", dijo. "Tenía miedo de que me dejaras."
María miró a Alejandro con una mezcla de emoción y curiosidad.
"¿Y qué hay de Cindy?", preguntó. "¿Por qué ella te odia tanto?"
Alejandro suspiró y se sentó en el sofá, invitando a María a hacer lo mismo.
"Cindy es una ex mía", comenzó a explicar. "Nuestra relación fue intensa, pero también fue tóxica. Ella nunca pudo aceptar que nuestra relación terminara."
María se sentó a su lado, escuchando atentamente.
"¿Qué pasó?", preguntó.
Alejandro se encogió de hombros.
"Al principio, parecía que todo iba bien", dijo. "Pero luego comenzó a cambiar. Se volvió posesiva, celosa... Me seguía constantemente, me llamaba sin parar. Me hacía sentir como si estuviera atrapado."
María se sintió sorprendida.
"¿Y por qué no la denunciaste?", preguntó.
Alejandro se miró las manos.
"No quería hacerle daño", dijo. "Pensé que con el tiempo se olvidaría de mí. Pero no fue así. Siguió enviándome mensajes, llamándome... Fue como si nunca hubiera terminado."
María se levantó y se acercó a la ventana, mirando hacia fuera.
"¿Y ahora qué?", preguntó. "¿Qué vas a hacer para protegerte de ella?"
Alejandro se levantó y se acercó a María.
"Voy a hacer lo que sea necesario para protegerte a ti y a nuestro bebé", dijo. "No voy a dejar que ella nos lastime. Voy a hablar con la policía, voy a obtener una orden de protección... Haré todo lo que sea necesario."
María se sintió aliviada.
"Gracias", dijo. "Estoy contigo, Alejandro."
Te amo
Alejandro la abrazó.
"Estoy contigo también", dijo. "No vamos a dejar que Cindy nos destruya."
De repente, sonó el timbre de la puerta.
"¿Quién puede ser?", preguntó María.
Alejandro se miró el reloj.
"No lo sé", dijo. "Voy a ver."
Se dirigió hacia la puerta, pero María lo detuvo.
"Espera", dijo. "No abras."
Alejandro se detuvo.
"¿Por qué?", preguntó.
María se miró alrededor.
"No sé", dijo. "Pero tengo un mal presentimiento."
Alejandro se acercó a María.
"No te preocupes", dijo. "Estoy aquí para protegerte."
Pero María no se sintió tranquila.
"¿Y si es Cindy?", preguntó.
Alejandro se miró la puerta.
"No lo sé", dijo. "Pero si es ella, no te preocupes. Estoy preparado."
María se sintió asustada.
"¿Qué vas a hacer?", preguntó.
Alejandro se miró las manos.
"Voy a hacer lo que sea necesario", dijo.
Y con eso, se dirigió hacia la puerta, listo para enfrentar lo que fuera que estuviera al otro lado.
María se quedó en la sala, esperando ansiosa el resultado. Su corazón latía con fuerza, y su mente estaba llena de pensamientos negativos.
¿Qué pasaría si Cindy estaba al otro lado de la puerta? ¿Qué pasaría si Alejandro no podía protegerla?
Pero entonces recordó las palabras de Alejandro: "Estoy contigo, María. No vamos a dejar que Cindy nos destruya."
Y con eso, se sintió un poco más tranquila.
