Sinopsis:
Joarah siempre había vivido una vida tranquila en México, hasta que se vio obligada a huir del país, dejándolo todo atrás. Perseguida por Emmanuel Gonzales, un poderoso magnate del crimen, no entiende sus verdaderos motivos, pero sabe que debe salvarse a cualquier precio.
Al llegar a Sicilia, Joarah pide ayuda a la única persona que conoce, su amiga Alice. Las cosas se complican cuando descubre que Emmanuel está más cerca de lo que imaginaba. Durante un tenso encuentro, Joarah se enfrenta a una sorprendente revelación: es idéntica a la ex esposa de Emmanuel, una mujer que muchos dieron por desaparecida y otros por muerta.
Emmanuel, frío y calculador, le propone un trato impensable: que Joarah se convierta en su esposa de alquiler, no por amor, sino por necesidad, para garantizar el futuro de su hijo y la seguridad económica de su padre. Joarah descubre secretos familiares que cambian su visión del pasado y de Emmanuel.
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Capítulo 4
Emmanuel López
Cuando Joarah salió de la habitación, me quedé solo, mirando la puerta cerrada. Una mezcla de rabia y frustración me invadió. ¿Qué había hecho? Besar y tocar a aquella mujer, cuyo rostro y cuerpo eran idénticos a los de Laura, mi ex mujer, era algo que nunca debería haber permitido.
Me paseé por la habitación, incapaz de calmarme. Cada rincón de la habitación parecía acusarme, recordarme lo débil que había sido. El parecido entre Joarah y Laura era aterrador y me hizo perder el control. Pero ella no era Laura. Era alguien completamente diferente. Y, sin embargo, había cedido.
Me senté en el borde de la cama, sintiendo el peso de la culpa y la confusión. Odiaba a Laura por todo lo que había hecho, por abandonarme y dejar a nuestro hijo. Y ahora, aquí estaba yo, anhelando a una mujer que de algún modo hacía que todas esas emociones afloraran de nuevo.
- "¿Cómo he podido dejar que esto ocurriera? -pensé en voz alta, pasándome la mano por el pelo con frustración.
Sabía que tenía que controlarme, que no podía dejar que mis sentimientos por Laura volvieran a interferir en mi vida. Pero Joarah... ella me confundía. Era como si cada momento con ella fuera una batalla interna entre el doloroso pasado y el incierto presente.
Me levanté y me acerqué a la ventana para contemplar la ciudad. Las brillantes luces parecían burlarse de mi agonía. Tenía que encontrar una manera de lidiar con todo aquello. De algún modo, tenía que separar a Joarah de Laura en mi mente. ¿Pero cómo? Eran tan idénticas que a veces resultaba imposible.
-Ella no es Laura. -murmuré para mis adentros, tratando de convencerme- -No es Laura.
Pero la imagen de Joarah seguía atormentándome. La forma en que había respondido a mis caricias, la manera en que sus ojos reflejaban sorpresa y deseo, todo eso estaba grabado en mi mente. Y la verdad era que, por mucho que quisiera negarlo, la deseaba.
Cogí la botella de whisky que había sobre la mesa y me serví un poco en el vaso, intentando ahogar mi frustración en la bebida. Cada sorbo me quemaba la garganta, pero no podía apagar el fuego que Joarah había encendido en mí.
Sabía que debía mantener las distancias, que tenía que centrarme en lo importante: mi hijo y mi promesa de regalarle a su madre por su séptimo cumpleaños, pensé que la oportunidad de conocer a la hermana gemela de Laura sería perfecta, pero también quería cumplir mi promesa de no volver a dejar que una mujer me destrozara la vida. Pero la presencia de Joarah lo complicaba todo. Ella era un recordatorio constante de lo que había perdido y de lo que podría tener, si lo permitía.
Me tumbé en la cama, mirando al techo. Mi mente seguía bullendo de pensamientos contradictorios. Sabía que la lucha interna no había hecho más que empezar. Y que cada encuentro con Joarah sería una prueba de mi determinación y control.
- "Ella no es Laura", me repetí, antes de cerrar los ojos, tratando de encontrar algún respiro. - "Ella no es Laura.
Pero en el fondo, sabía que convencerme de esta verdad sería lo más difícil de todo.
Continúa...