Anne Williams es una chica de 26 años amable, sencilla e inocente, cuida de su pequeña hermana Gracie de 9 años desde hace unos meses cuando murió su madre de cáncer... Ahora está perdida en su rutina trabajando en esa cafetería, hasta que la desgracia llama a su puerta, abusos, policías y contratos.
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CAPITULO 5
Anne
Todo el día Anne se la paso tirada en su cama llorando, le dolía el cuerpo y estaba muy preocupada por su hermana, ¿estará bien?, ¿habrá comido?, ¿seguirá teniendo pesadillas?, ¿tendrá frío? Todas esas preguntas se hacía en su cabeza, pero tenía un rayo de esperanza, obtener el trabajo en la empresa "Harris & Hills" y poder darle una vida decente a su hermana, se había pospuesto para el empleo de secretaría y sabía que podría ganar un poco más y tendría un seguro médico que cubriera más que el que brindaba el gobierno.
Al siguiente día, despertó a las 6:00 AM, realmente había podido dormir muy poco pero las dos horas que lo había hecho eran más que suficientes, se tomó los analgésicos y se fue a bañar, el agua caliente era algo que simplemente ella no se lo podía permitir, así que tomo una olla y calentó un poco de agua.
Por la ropa no sabía que ponerse, tenía hematomas en sus brazos, piernas y cuello, sin contar en la herida de la frente, optó por utilizar ropa de su madre, debido al cáncer su madre adelgazo tremendamente, más que ella, así que la ropa le quedaba un poco ajustada pero le servía. Una cuello alto negra y un pantalón de mezclilla con unas botas negras, al mirar el sillón recordó aquella gabardina negra que el hombre le había prestado, supongo que jamás lo volverá a ver ¿no? así que se la puso, combinaba muy bien con su vestimenta, se aplicó del poco maquillaje que tenía y solamente se cepillo el cabello, como no tenía bolso y el día anterior había tenido que entrar con las llaves que su madre guardaba arriba del marco de la puerta, se las llevó y salió rápidamente a tomar un bus que la dejaría a un par de calles de la empresa, iba muy temprano, pero para ella era sumamente importante la puntualidad.
-Por ti Gracie. -menciono antes de entrar a aquel imponente edificio de cristal.
Al entrar visualizo a muchas personas caminando de un lado a otro, todos con vestimenta formal ¿y ella? Simplemente iba vestida como si fuera al supermercado, esa ropa no era adecuada para estar en el lugar que se encontraba en ese momento, su vista llegó hasta una mujer alta, cabello color carbón y blanca como la nieve, portaba un vestido y tacones ¡qué en su vida Anne hubiera imaginado utilizar! La mujer la miro. -¿Eres Anne Williams? -Ella asintió.
-Buenos días, sí. -La mujer la miro de arriba a abajo y dibujo una sonrisa torcida.
-Acompáñame, es por este lado. -La rubia siguió a la pelinegra hasta unos elevadores, en dónde puso su dedo índice y luego marco una letra en el monitor, el elevador comenzó a subir y ella comenzó a marearse, odiaba los elevadores pues le hacían recordar las visitas al médico con su madre, se la vivían en los hospitales... Hasta que ella se marchó para siempre.
Las puertas del elevador se abrieron dejando ver tres pasillos, uno hacia enfrente y a cada lado. La chica comenzó a caminar y se volteó a mirarla. -El señor Harris está en una entrevista en este momento, pero ¿gusta un café, té o agua? -La mujer seguía mirándola como si ella fuera muy poca cosa y seguro era por su vestimenta. Anne negó. -Permíteme su abrigo, aquí hay calefacción y no es necesario que lo utilicé.
Por alguna extraña razón Anne no quería quitarse el abrigo, se sentía protegida por él, no quería que nadie la mirara y al ser tan grande, le ayudaba mucho. -Estoy bien, gracias. -La chica camino detrás de la que parecía ser secretaria y se sentó dónde la mujer le indicó.
-Espera un momento, ahorita te hablaré cuando sea tu turno y a decir verdad, discúlpame por lo que te diré pero... -La pelinegra hizo una pausa y volvió a mirarla con asco. -No creo que estés a la altura del empleo, pierdes tu tiempo muñeca.
Anne suspiró y se levantó del cómodo sofá en el que estaba sentada. -Mira "muñeca" tú no me vas a decir si estoy o no a la altura de algo, así que recarga tu trasero en esa silla y cállate la boca de una vez. -Sentencio la rubia, la secretaria la miro y simplemente se fue a su lugar sin decir una palabra más.
La rubia estaba cansada de que todos intentarán hacer lo que quisieran con ella y que la juzgarán, es por eso que decidió defenderse, tal parece que funcionó, ya que la secretaria no volvió a hablarle más, de vez en cuando la miraba. Anne vio el reloj que estaba arriba del escritorio de la mujer y se dio cuenta de que ya eran las 9:07 AM y aún no le llamaban. La chica negó, odiaba la impuntualidad y ciertamente el abrigo le estaba dando calor, pero se negaba a quitárselo.
De repente la gran puerta negra se abrió y salió una chica alta, de tez blanca y con largas piernas, llevaba un vestido que parecía lencería y ahí se dio cuenta de que la secretaria estaba en lo cierto, ella no era como esa chica, ella no se vestía así y a lo que había visto, todos eran muy formales ahí, ni siquiera tenía ropa para el empleo.
-Adiós Laura, fue un placer conocerte. -dijo la mujer y la secretaria le sonrió.
-El gusto fue todo mío Katie, espero que nos veamos pronto. -La chica la miró y salió para pedir el elevador.
Mientras Anne veía a la mujer retirarse, una voz masculina que salió del teléfono de la secretaria la saco de sus pensamientos. -Laura, dile a la siguiente chica que puede pasar.
Era una voz profunda, que la hizo temblar... Le había encantado, muy varonil y gruesa. -Puedes pasar. -menciono la mujer sin mirarla.
Anne se levantó y camino los pocos metros que la separaban de aquella puerta y tocó.
-Pasa. -Se escuchó.
§§§§
Isaac
El día anterior había tenido la cita con su abogado de confianza y el contrato quedó en excelentes condiciones, sería muy beneficioso para ambas partes, ya que además del pago mensual, la mujer tendría una pensión por los próximos tres años después del divorcio, Isaac buscaba un matrimonio de un año y medio, puesto que era lo que le quedaba de vida a su padre y sabía que a cualquier mujer le interesaría esa jugosa oferta ¿quién no querría tener la vida resuelta por los próximos cuatro años y medio?
La primera chica llegó, a decir verdad era muy hermosa, el único problema era el nombre... Se llamaba Katie y eso hacía que Isaac tuviera pensamientos con su primer matrimonio, no quería eso, así que únicamente le presento el empleo de secretaria y en realidad no sabía si estaba disponible, pero no podía contar con la primera chica para ser su esposa, no quiere revivir el pasado y cada vez que dijera su nombre él se acordaría. Katie era muy agradable, pero no dejaba de sentir que lo comía con la mirada, charlaron bastante e Isaac prometió llamarla.
-Laura, dile a la siguiente chica que puede pasar. -Dijo el hombre, quien suspiró y se arregló el cabello.
Quién diría que Isaac estaba buscando contratar una esposa, con tantas chicas que lo seguían y querían estar con él, ¿tan bajo había caído?, pensó.
La puerta se abrió dejando ver una cabellera rubia despeinada, con un abrigo negro, esperen... ese abrigo lo conocía. -Buenos días. -murmuro la mujer mientras estaba de espaldas cerrando la puerta, cuando volteo y la miro lo supo, era Anne, la chica del accidente.
Tenía la misma herida en la frente y su abrigo, era suyo. -Buenos días. -murmuro Isaac confundido.
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Nota autora:
¡Hola lectores! Espero que les esté gustando mucho mi historia, realmente tengo AÑOS sin escribir, tuve un bloqueo de escritor tremendo, la última historia que escribí fue en Wattpad hace como 6 años, pero volví! Cualquier duda o sugerencia es aceptada. 🫶🏼