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Pasión De Locura

Pasión De Locura

Status: En proceso
Genre:Pareja destinada
Popularitas:4k
Nilai: 5
nombre de autor: Dailexys

tendrá que enfrentar su pasado para forjarse un futuro de felicidad junto a ella sin sentarse frustrado…

NovelToon tiene autorización de Dailexys para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAP 11

—Buenas noches, señorita madi —dijo fara.

—Buenas noches, fara.

Madison intercambió lugares con Ismael y él le dio un abrazo y un beso a

fara mientras ella hablaba con Zoe. Finalmente bajó la mecha hasta que la

habitación quedó a oscuras. Madison salió de la habitación

Ismael fue tras ella mientras salía de la habitación, tan cerca que podía sentir

el calor de su cuerpo al salir al pasillo.

Estuvo tentada de pararse y experimentar el momento, pero la puerta de Caleb

y Eli se abrió y salió Corni con una bandeja. Madison se apresuró a llevársela.

—¿Le traigo algo?

—Puedo sola —dijo corni agarrando la bandeja—. Pero tú debes de estar

agotada. Llevas trabajando desde el amanecer.

—Estoy muy cansada —admitió corni—. Aunque no creo que pudiera

dormir.

—¿Por qué no vas a tomar el aire? —le sugirió ella. Entonces se giró hacia

Ismael —. madison necesita un cambio de escenario. Eli dice que lleva toda la

semana cuidando de ella y de los niños.

—No es problema —dijo Madison, aunque le apetecía la idea de salir de casa.

—Nada de discutir —dijo corni—. ¿Los niños están en la cama?

Ismael le explicó que las niñas estaban acostadas y que los niños irían después.

—En cuanto Nic y antoni estén acostados —dijo Corni —, leo podrá

ocuparse si surge algún problema. Yo estoy aquí con Eli y Caleb. ismael, lleva a

madi a dar un paseo.

Madison estaba físicamente cansada, pero nunca dormía más de cinco horas en

una noche. Leía hasta que se le cerraban los ojos y luego se quedaba dormida,

despertándose cuando aún era de noche. La idea de dar un paseo por la noche

sonaba mucho mejor que tratar de dormir. Y el hecho de ir con Ismael hizo que se

sintiera revitalizada.

madison le dio las gracias a corni y se giró hacia él.

Si quieres enviar a los chicos arriba, yo iré a buscar un chal de mi habitación.

Varios minutos después, la silueta del hombre y su caballo era visible a la luz de

la luna. Ismael le dijo algo al animal y le acarició el cuello.

—¿Adonde vamos? —preguntó ella.

—No necesitamos un destino, pero, si necesitas un plan, iremos al parque.

—¿Al parque? ¡que bien!

madison se echó el chal sobre los hombros y comenzó a andar. La oscuridad se

había echado sobre la ciudad, y la luna era una simple franja plateada en el cielo. Un

tren pitó a lo lejos, un sonido melancólico que le recordó todos los lugares en los que

no había estado y todas las cosas que deseaba hacer.

—¿Adonde fuiste a la universidad? —le preguntó a Ismael.

—Fui en Chicago.

—¿Es excitante la gran ciudad?

—Es más grande… todo son ruidos y ajetreo como en la estación de tren.

Madison sacó una gominola del bolsillo y se la ofreció. Ben negó con la cabeza,

de modo que se la llevó a la boca.

—¿Y fuiste a museos y al teatro?

Él asintió.

—A veces.

—He leído sobre Chicago en el Florence Herald. El doctor Cristaldi está suscrito

a ése y al Newton Kansan, y a veces los deja en la cocina para que los leamos. Yo no

los leo cuando tengo que trabajar, claro. Espero hasta la hora de acostarme. Y por la

mañana los llevo a la basura.

—Estoy seguro de que a Caleb no le importa que leas los periódicos.

—Le pedí permiso.

—¿Tu padre no lee el periódico?

—Oh, no. No es edificante.

Había escuchado muchos sermones en la iglesia los domingos, pero nunca

había oído al reverendo Parkinson expresar preocupación porque la gente pervirtiera

sus mentes debido a los sucesos de actualidad.

—¿Tú piensas mal de mí por leer una publicación mundana?

—No. Yo también leo las noticias. ¿Tu padre lo desaprobaría?

—No sabría decirlo. Se exige a sí mismo y a sus hijos más disciplina que a los

demás.

ismael no pensaba que fuese indisciplinado leer el periódico, pero no quería

decir nada en contra de su padre, de modo que se mantuvo callado.

Llegaron a la gran avenida y se aproximaron a la entrada del parque. Había

farolas por la calle, pero, en la manzana entre la gran avenida y la Séptima, sólo había

oscuras aceras de ladrillo, arbustos y flores marchitas iluminadas por la luna.

—Está muy oscuro —dijo ella con un susurro.

—¿Te da miedo la oscuridad?

. —mmm si..

—No tenemos que entrar al parque, podemos caminar por fuera… o podemos

volver.

—No. No, quiero entrar. Quiero, pero da un poco de miedo.

—Vamos a dar la vuelta.

—No —dijo ella extendiendo la mano—. Dame la mano, ¿quieres?

Tocarla era una libertad que no sentía que pudiera permitirse. El tiempo que

habían pasado juntos ya era demasiado.

El pulso se le aceleró.

Madison estaba esperando. Se sentiría a salvo apretándole la mano, por irónico

que eso resultara.

La joven e inocente hija del predicador confiaba en él para mantenerla a salvo.

Era la persona más ingenua que había conocido. No sería él quien le arrebatara eso.

—Vamos a darnos la vuelta —dijo él bruscamente, y le dio la espalda.

Ella se colocó a su lado mientras Ismael. regresaba por el mismo camino.

—Lo siento —dijo madison manteniéndose a su lado—. No debería haber…

—No pasa nada. Olvídalo...

La conversación que habían compartido quedó atrás, y eso fue bueno, pues ismael

nunca debería haber bajado la guardia en primer lugar. Mantenerlo así sería más

fácil.

Caminaron en silencio hasta casa de los Cristaldi, donde la única ventana

iluminada era la de su hermana. Abrió la puerta principal y Madison entró en el

vestíbulo.

—Si quieres acostarte, puedo prepararte una cama —dijo ella.

—Esperaré en la biblioteca —contestó él—. Tú ve a descansar.

Madison se dirigió hacia el pasillo de atrás.

—¿No vas a tu habitación?

—Primero voy al lavadero —contestó ella.

Ismael se dio la vuelta, sintiéndose más tonto que nunca.

Madison llevó el agua al lavadero. Estaba agotada, era cierto. Cada nueva

experiencia era increíble, y no quería perderse nada. ismael no había querido darle

la mano, ése era el problema, y se sentía extraña e ignorante.

Estaba confusa, y la confusión era algo a lo que no estaba acostumbrada.

Siempre había sabido lo que deseaba. Deseaba más. Una vida sin censura ni

privación.

Y allí estaba, viviendo en la casa del médico, con un estilo de vida privilegiado.

Debía sentirse contenta.

Pero deseaba más. Aún había muchas cosas que explorar y sueños que vivir.

Ismael despertaba todos esos sueños y deseos. Era el primer hombre con el

que había pasado tiempo, aparte de su padre y de sus hermanos, y se sentía

intrigada.

Estaba esperándola cuando regresó, y la visión le produjo un vuelco en el

pecho.

Lo observó a la luz de la lámpara que colgaba de la pared del vestíbulo. Tenía

unos ojos bonitos, pero algo tristes.

En ese momento, un leve llanto bajó por las escaleras.

(DEN ME ROSAS DE PUNTOS ANDO POBRE👻)

FIN.

1
Claudia Marlen Inzunza Lopez
Excelente
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