Casate Conmigo...

Llevo casi dos meses tratando de localizarla, no se dónde se ha metido, salió de la ciudad y dejó su celular en el aeropuerto, no me ha vuelto a pedir dinero y su cuenta estudiantil ya ha sido cerrada, la sigo buscando aún debajo de las piedras, la encontraré y tendrá que cumplir su promesa.

Llevó varios días sintiéndome mal, cuando termine mi trabajo en la cafetería voy a ir al hospital de la ciudad, ya no puedo continuar con las dudas. Sigo viviendo en la habitación que hay detrás de la cafetería, no me han cobrado alquiler y las propinas que recibo son muy buenas, desde que trabajo aquí el muchacho de ojos verdes viene todos los días, siempre pide lo mismo, se sienta en la misma mesa y siento que me observa, hace poco tiempo llegó de buen humor y se presentó conmigo, su nombre es Iván Lubo, deduzco por su apellido que es uno de los dueños del lugar, quedó observandome esperando que me presentará.

_Mia, soy Mía Fuentes _ sólo me salió el apellido de Celeste, no puedo decir quien soy, mis padres podrían estar buscandome.

Hoy a vuelto a llegar sonriente, siempre está serio y reservado, pero me da la impresión de que eso sólo es una fachada, lo único que me pone nerviosa es como me observa. Sacó su laptop y en unos minutos estará listo su desayuno, el lugar está vacío, es muy temprano y además hay mal tiempo.

_Mía acercate un minuto por favor_ me resultó tan extraño que me llame, incluso que me dirija la palabra.

_Sí señor ¿qué se le ofrece?_ me quedo mirando, es tan firme al hablar que me da un poco de miedo.

_Primero puedes llamarme Ivan, creo que tenemos la misma edad, y segundo no veo que hayas presentado tus documentos para el trabajo _ realmente había estado tratando de hacerlo pasar por alto, lo que he cobrado compré algo de ropa y alimentos ni pensé en los documentos.

_Señor digo Iván, cuando vine a la ciudad olvidé mis documentos en una banca y no los he podido encontrar _ me mira con cierta desconfianza y no se porque se me retuerce en corazón por haberle mentido.

_¿De dónde eres?_ baje la cabeza.

_Vengo de Ciudad del Sol_ abrió los ojos grandes y me señaló que me podía retirar.

Fui por su desayuno y se lo traje, en ese momento comenzó a llover más fuerte, no vendría nadie así que me puse a repasar las mesas.

_¿Mía has terminado el colegio?_ me sorprendió la pregunta.

_Claro que termine el colegio _ Ya me estaba poniendo nerviosa con tantas preguntas, me hizo seña que me siente frente a él y hacía allá fuí.

_¿Sabes que trabajo en el edificio que está a una cuadra verdad?_ asentí con la cabeza.

_Trabajo con mi padre, el es el dueño y director de la empresa, yo me estoy preparando para asumir la dirección en poco tiempo_ en este momento me empecé a sentir incómoda me han pasado tantas cosas últimamente que preferiría estar lejos de los empresarios.

_El caso es que mi asistente esta a poco tiempo de dar a luz y necesitó una asistente personal, no se si estarías interesada en el puesto_ pero por supuesto que estoy interesada, no se si habrá notado como me emocioné.

_Claro que me interesa, ¿qué debería hacer? ¿cuándo inicio?_ él sonrió nuevamente, creo que notó mi entusiasmo.

_Primero hay que aclarar unas cosas, solo serás mi asistente, vas a acompañarme a todos lados, incluso hay veces que continuó el trabajo de noche por lo que te haré acomodar un cuarto en mi departamento, tendrás libre los fines de semana ¿aceptas?_ me da un poco de mala espina esto de dormir en su departamento, nunca vi a las asistentes de mi padre durmiendo en la mansión, pero que más da, es una buena oportunidad.

_Acepto_ el sonrió y se puso de pie.

_Estas contratada Mía, en la tarde paso por ti para ir a comprar algo de ropa y lleva tus cosas de ahí ya nos iremos a mi departamento _

Espero estar haciendo bien, esta lloviendo muy fuerte por eso nadie vendrá hoy, cerré la cafetería y tome un taxi al hospital, en el lugar me atendieron muy rápido y el médico me indicó unos análisis, tardarían cerca de una hora los resultados así qué los esperé, y cuando el médico los vio:

_Felicidades Mía estas embarazada_ aunque ya me lo suponía quedé blanca, no podía pronunciar palabra.

_No estoy seguro de cuanto tiempo estas, la hCG está muy elevada, el ecografo está roto, pero en dos semanas llega el nuevo y ahí haremos una ecografía, hasta entonces cuídate y toma las vitaminas que te voy a dar_

Salí del lugar hecha un mar de lágrimas que se mezclaban con la lluvia, camine hasta la cafetería, llegué completamente mojada, el auto negro se encontraba fuera de la cafetería, bajo el vidrio:

_Mía ¿te encuentras bien?_ solo sonreí y asentí con la cabeza.

_Tenia unas cosas que hacer _ abrí la cafetería y él bajo del coche, lo miré de pies a cabeza parecía otra persona, de zapatillas deportivas, Jean claro y una camisa azul, no podía dejar de mirarlo y se dio cuenta.

_¿No pensarás que voy a ir de shopping de traje?_ se me había olvidado, entre rápidamente a cambiarme, tampoco quiero enfermarme y cuando vuelvo a la cafetería.

_Ven siéntate, te hice una leche tibia con miel_ ahora si estoy sorprendida el señor Lubo sabe usar una cocina. Cuando recordaba lo que él médico me dijo se me llenaban los ojos de lágrimas y algunas caían, sentí como sus brazos me envolvieron, primero me sobresalte pero luego cedi a su abrazo, su pecho era tan acogedor, era todo lo que necesitaba en ese momento y por alguna razón él lo sabía. Se separó de mí y con su pañuelo secó mis lágrimas.

_Seguro que una tarde de shopping puede despejarte_ sonreí y nos fuimos.

El chofer nos llevo al shopping más grande de la ciudad, creo que nunca había ido a uno tan grande, nunca tuve tiempo para andar de shopping entre el estudio, las tareas que realizaba en casa y algunos encargos de papá, apenas tenía tiempo los fines de semana para ir con Celeste a tomar algo.