Cuatro Para Mi Secretaria

En cuanto Brad me ve, deja a la rubia de lado y viene hacia mí.

Hunter: ¿Qué pasa, mano? Felicidades y espero que tomes juicio por amor de Dios.

Nos saludamos con un abrazo amistoso.

Brad: Y quién necesita juicio, me haces reír. En serio, dudaba que vendrías hoy.

Hunter: Aquí estoy, ¿no?

Brad: Vamos, vamos a tomar y celebrar que hoy cumples treinta años. Chicas, acérquense, vengan a saciar la sed de mi amigo aquí.

Hunter: Brad, no empieces. Hoy solo quiero estar tranquilo, vine solo a desearte feliz cumpleaños. Mañana tengo que levantarme temprano para trabajar.

Brad: No... no, Hunter, cuántos años tienes, no me aburras. Hoy es mi cumpleaños y quiero divertirme, me lo debes.

Hunter: Creo que me arrepentiré después.

Pasaron horas y ya estaba prácticamente borracho, luchando por irme. Laura ya había pegado en mi pata, no estaba en condiciones de manejar de regreso a casa, solo quería encontrar una excusa para largarme.

Lo que quería era desaparecer, llamar a un taxi y marcharme, pero Laura no me dejaba en paz, no se apartaba de mí. Creo que exageré con la bebida, cuando me di cuenta, estaba en una de las habitaciones de invitados de Brad.

No tengo idea de cómo llegué hasta aquí.

Menos mal que un hombre no puede emborracharse en paz sin tener que acostarse con alguien.

Laura estaba completamente desnuda encima de la cama, es una chica muy atractiva, no puedo negarlo. Me había estado coqueteando, besando todo mi cuerpo, y yo no soy de negarme al fuego, así que terminamos en la cama, dándonos cariño.

Hunter: Espera, el condón.

Puedo estar borracho, pero no soy tonto como para hacer eso.

Laura: ¿Para qué? No hace falta, Hunter, ven aquí, estoy limpia y tú también, vamos a disfrutar.

Mira las ideas de esta chica, seguro que está loca.

Hunter: Laura, para, sabes que así no va conmigo. Si quieres hacerlo, usa el maldito condón o lárgate. Estás volviendo loco, mujer.

Laura: No, está bien, lo quiero. En la mesilla de al lado hay algunos que siempre deja Brad.

Me levanto y voy hacia la mesilla, cojo el condón, rápido, solo quería aliviar mi tensión.

Apenas cerré los ojos, el sol empezaba a aparecer. Maldición, no planeaba dormir aquí en la casa de Brad, mucho menos con Laura.

Me levanto evitando hacer ruido, recojo mi ropa que estaba esparcida por todas partes y me voy a duchar.

Después de la ducha, me visto allí mismo en el baño. Cuando estoy a punto de salir de la habitación, la chica se despierta.

Ahí va mi intento de no hacer ruido. Maldita sea.

Laura: Hola, guapo, buenos días. ¿A dónde vas tan rápido? Vuelve aquí, quédate un poco más conmigo.

Hunter: No te hagas ilusiones, Laura. Solo fue sexo y nada más. Sabes perfectamente que no quiero nada serio contigo, no quiero involucrarme. Tengo una vida demasiado ocupada como para preocuparme por una relación.

Laura: No necesitas tratarme así de brusco, piénsalo bien, somos geniales juntos. Sé que te gusta el sexo que tenemos en la cama.

Hunter: No te ilusiones, chica, que quede bien claro. No siento absolutamente nada por ti. Ahora tengo que irme, ya me he retrasado mucho. Me lo merezco.

Salgo cerrando la puerta de golpe detrás de mí, me encuentro con Brad saliendo de una habitación con una toalla atada a la cintura.

Brad: Buenos días, seductor, ¿a dónde vas tan apurado?

Hunter: Buenos días, hermano, me largo, tengo trabajo, hablamos luego.

Brad: Hunter siendo Hunter, hermano, necesitas disfrutar un poco más. Trabajas demasiado, ya te lo he dicho.

Hunter: Y tú necesitas dejar de vagabundear y conseguir un trabajo de verdad.

Él se ríe, abriendo los brazos en señal de rendición. Paso corriendo por su lado, él se queda riendo a mis espaldas.

Al llegar afuera de la propiedad, me quedo parado como un idiota intentando recordar dónde estacioné mi carro, activo la alarma y el precioso parpadea para mí. Río solo, arranco y me dirijo velozmente al trabajo.

......Anne Louize.....

Dos semanas han pasado desde que empecé a trabajar aquí, confieso que la locura aquí es insana, a juzgar por la ajetreada vida de mi jefe, no sé cómo se las arregla para lidiar con todo esto.

Llegué temprano como de costumbre, revisé la agenda del señor Johnson y noté que tenía algunos compromisos que requerían su presencia.

Decidí ir a su oficina para ver si iba a asistir a esos compromisos. Golpeé la puerta tres veces y noté que no había señales de que aún hubiera llegado.

Inclusive insistí varias veces sin éxito, así que decidí volver a mi oficina y hablar con él cuando regresara.

Minutos después de sentarme en mi escritorio, Johnson pasa junto a mí a toda prisa, su cabello aún húmedo, llevando gafas de sol y para mi sorpresa, su traje un poco arrugado.

Louize: Buenos días, señor Johnson.

Hunter: Buenos días, señorita Clifford.

Responde sin siquiera mirarme a la cara.

Louize: Necesito hablar con usted...

Intento alcanzarlo, pero es en vano. Con grandes zancadas, me da la espalda y me deja allí hablando sola.

Louize (pensando): ¡Qué hijo de...! No es su costumbre llegar tarde. De cualquier manera, hablaré con él más tarde. No voy a provocarlo, no se ve de buen humor esta mañana. No quiero ser echada de una vez por todas.

...Continuará...