Shopia estudiante de enfermería es engañada por su gran amor, sin querer conoce a un familiar de su ex, con quien conocerá la otra cara del amor.
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Abismo
Por primera vez sentía que realmente me habían roto el corazón, era un dolor que me costaría superar. Mi hijo no había alcanzado a nacer y ya tenía nombre. Se llamaría Luna si hubiera sido niña y Liam si era niño, pero su padre no lo sabía, porque no tuve tiempo de discutir eso con él.
Esa noche no pude dormir, recordaba todo lo que había pasado, y solo lloraba, al día siguiente Derek estaba a mi lado, no pude decirle ninguna palabra, era un dolor que nos conectaba con la pérdida, perdimos los dos a un hijo, pero yo era quien llevaría la cicatriz de ese dolor, dolor intenso que me hacía retorcer el corazón por dentro, también quería morir para encontrar a mi hijo y cuidarlo en el más haya.
Me duele mucho pensar que mi bebé se había convertido en un angelito, por culpa de una sociedad demente. Quería salir de mi estado y buscar a los culpables y ponerle un fin a su universo, muchas ideas acribilladoras estaban inundando mi mente hasta que mi madre llamó a la puerta y entró.
—¿Cómo estás mi amor?— me preguntó tomando de mi mano.
—¿Cómo puede estar una madre después de perder a un hijo?— le contesté con lágrimas en los ojos.
—Entiendo tu dolor Shopia, porque yo también perdí a un hijo, y eso te consta. Pero no dejes que tu corazón se vuelva duro mi amor.
Era verdad, mi madre había sufrido un aborto espontáneo, le llevó tiempo curar esa herida, pero yo no me sentía capaz de sentirme bien hasta que los culpables paguen por lo que habían hecho conmigo y con mi hijo.
—Amor, saliendo de aquí vamos a casa, déjame cuidarte y consentirte mi niña hermosa — me dijo dulcemente dándome un beso en la frente.
—Mi lugar es con mi esposo mamá, aunque no nos queramos debemos llevar juntos el luto y aún soy su esposa— le dije con seriedad.
Realmente no me importaba el dolor de Derek en ese momento, pero estando con él sería más fácil buscar a los culpables y manejarme de otra manera, si me quedaba con mi madre ella me impediría que cometa un acto moral fuera del suyo.
Las leyes morales y éticas no iban a detenerme para destruir a los monstruos que me quitaron a mi hijo, después de eso ya no me importaba seguir viviendo.
El abismo sostenía mi vida, ya no me importaba si respiraba o no, o si mi corazón seguía bombeando mi sangre, lo que me sostenía ahora era tomar represalia en contra del enemigo. Estaba muy enojada con Dios y con la vida misma por hacerme ver que la vida es una realidad espantosa, donde la injusticia recae en seres emocionales. Crecí creyendo que el mundo era un lugar seguro, donde se podía respirar aire limpio, que los monstruos solo existían en las películas, pero estaba equivocada, vivía al rededor de ellos, solo que no podía identificarlos porque estaban disfrazados de humanos.
—Amor iré por un café, ¿quieres que te traiga algo?— murmuro mi madre al ver que mi mente estaba en otro cosmos.
—Mamá, gracias por tu compañía, no estoy en el mejor de mis momentos, espero sepas entenderme— le dije por haber sido algo dura con ella, cuando solo intentaba ayudarme.
—Siempre serás mi niña, sé por lo que estás pasando, pero no estas sola aquí me tienes.
—Te amo mamá.
—Y yo a ti mi princesa.
Mi madre se cruzó en el pasillo con Derek, el venía en su silla de ruedas para verme y hacerme compañía. Mi madre le pidió que conversaran un momento, se fueron a la cafetería.
—Derek, lo que sucedió fue un crimen, las autoridades están buscando a los culpables, el padre de Shopia está muy inquieto con la situación. Te voy a pedir un gran favor.
—Si señora, lo que este a mi alcance usted puede pedirme lo que sea.
—Se trata de Shopia, por favor cuida de ella, conozco muy bien a mi hija, en sus ojos no solo hay dolor sino rencor y enojó, tengo miedo que su dulce corazón se vuelva negro y haga cosas malas. Quería llevarla conmigo a casa, pero me dijo que se iría contigo, vos estarás más cerca, si sientes que hay algo anormal en ella, por favor llámame.
—Estaré al pendiente de ella, si surge algo se lo haré saber. No solo le arrebataron a nuestro hijo sino también su inocencia. Para ella es duro ver otra realidad en la que vivía.
—Tienes razón, se que la estas pasando mal también vos, pero tu fuerza es más fuerte, juntos podemos hacer que Shopia salga del hueco al que la metieron. Si necesitas algo por favor no dudes en pedírmelo.
—Está bien, le tomaré la palabra. Iré a ver a Shopia.
Mi madre se quedó en la cafetería, estaba muy preocupada por mi situación. Llamó a mi padre para preguntarle si había logrado investigar algo.
Las cámaras del hospital grabaron el momento en que la niña me metió al baño. La pobre tenía en sus manos las sangre de su padre, la obligaron con amenazas de matar a su papá si no me llevaba al lugar del secuestro. No solo me habían quitado a mi hijo, sino que traumaron a la niña con todo lo que le habían dicho y hecho.
Intente dormir un poco, pero el vacío de mi vientre me castigaba el corazón, extrañaba a mi bebé, la luz que existía en mi pecho se había apagado, no había forma de seguir siendo la misma, una tela de malos recuerdos cubría mi soledad.
No sentí cuando Derek entró al armario triste donde me encontraba, tenía los ojos tristes, su sonrisa encantadora se transformó en una celda, ningún sentimiento nos unía, por nuestro hijo nos habíamos casado, pero ahora que no estaba seguro tomaríamos rumbos diferentes. Al final éramos dos extraños y volveríamos a serlo ahora que mi angelito había partido de este mundo ingrato a un mundo donde yo no estaba.