PRIMERA PARTE DEL LIBRO TERMINADA. NO ESPEREN UNA NOVELA TIPICA, LAS MIAS DAN DOLORES DE CABEZA Y LOS HACE PENSAR MAS DE LO QUE DEBERIA!!!
ESCRIBO CON AMOR Y ESPERO RECIBIR LO MIMO DE USTEDES, SI SIENTEN QUE LA NOVELA ES LARGA Y TEDIOSA, LOS INVITO A ABANDONARLA. PERO, NO TOLERO INSULTOS NI FALTAS DE RESPETO...
LAS QUIERE...
JESS QUEEN
NovelToon tiene autorización de Jess Queen para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Cap 7
Mi tío asintió, pero era evidente que la noticia no le agradaba. Sus labios se curvaron en una línea tensa, y sus ojos, que solían transmitir serenidad, estaban oscurecidos por una mezcla de preocupación y frustración contenida. Desvió la mirada hacia un rincón oscuro del salón. Seguí la dirección de su mirada, pero todo lo que alcancé a ver fue una sombra que se deslizaba con velocidad sobrehumana, desapareciendo antes de que pudiera identificarla.
—¿Lo sientes? ¿Cómo? —preguntó finalmente, su tono bajo, como si no quisiera que nadie más escuchara nuestra conversación.
Apreté la copa en mis manos, las gotas de vino restantes temblaban por la tensión que sentía. Respiré profundo antes de responder:
—El vínculo que nos une no está roto. —Mis palabras salieron con más dureza de la que pretendía—. Él me rechazó, y yo acepté el rechazo. Pero el vínculo… —Hice una pausa, luchando por mantener la compostura—. El vínculo sigue ahí, como una cicatriz que nunca se cerró. Cuando Lina empezó a despertar, todo volvió con la fuerza de un impacto de tren.
Los ojos de mi tío se entrecerraron con preocupación genuina.
—¿Estás bien?
Negué con la cabeza, sintiendo cómo mi control sobre Lina empezaba a resquebrajarse poco a poco.
—No, no lo estoy. —Mi voz bajó hasta ser casi un susurro—. Lo odio, pero no puedo evitar sentirme atraída hacia él. Lina… Lina saldrá si no me voy ahora. Y no es una buena idea que tus queridos invitados descubran que soy una híbrida, al menos por ahora.
Mi tío endureció su expresión, aunque el brillo de sus ojos traicionaba el dolor que sentía ante mis palabras.
—No quiero perderte. Quiero tenerte conmigo.
Sus palabras resonaron en mi pecho como un eco de una promesa que no podía garantizar. Respiré profundo, aferrándome a la última pizca de autocontrol que me quedaba.
—No me perderás. Déjame llevarlo a mi casa.
El silencio que siguió se sintió eterno. Podía ver cómo la balanza se inclinaba en su mente, sopesando las posibles consecuencias. Darle permiso a un hombre lobo para entrar al reino era un "NO" rotundo en cualquier circunstancia, una violación de las reglas más básicas. Pero yo no era cualquier circunstancia, y él lo sabía.
Finalmente, mi tío se levantó, su postura emanaba una calma que era más peligrosa que tranquilizadora. Bajó las escaleras con la elegancia calculada de un felino y se detuvo frente a mí. Tomó mi mano entre las suyas, inclinándose para besar el dorso con una calidez que contrastaba con la frialdad de su decisión.
—¿Quieres que te acompañe? —preguntó, aunque su tono indicaba que prefería hacerlo.
Negué con la cabeza. Sentía a Lina empujar desde dentro, exigiendo salir. Susurraba en mi mente, y aunque sus palabras eran incoherentes, la presión de su presencia me sofocaba.
—Iré a mi recámara y me iré sin ser vista por nadie.
Mi tío suspiró, aunque no dijo nada. Sabía que no podía detenerme.
—Te excusaré. Pero si estás en problemas, acude al enlace. Iré en segundos a donde sea que estés.
—Te amo. Eres el mejor.
La sonrisa que apareció en su rostro fue breve, pero genuina.
—No cedas tan fácilmente. Haz sufrir a ese perro pulgoso. —Bromeó, con un brillo travieso en sus ojos.
Sonreí de vuelta, asintiendo en silencio.
Lina se revolvía dentro de mí, claramente incómoda rodeada de tantos vampiros. Así que decidí tomar una salida rápida. Fingí un mareo, llevando una mano a mi frente mientras tambaleaba ligeramente. Mi tío reaccionó al instante, sujetándome del brazo y guiándome con cuidado hacia la escalera. Podía sentir las miradas clavándose en mi espalda, y los susurros llenaban el aire, especulaciones sobre mi repentino malestar.
Un segundo después estaba en la seguridad de mi habitación. Mi tío me dejó en la puerta, inclinándose para besar mi frente antes de marcharse, volviendo a la fiesta con esa misma elegancia que siempre lo caracterizaba.
Me acerqué a la ventana y la abrí de par en par. El aire frío de la noche golpeó mi rostro, despejando parte de la nube que había en mi mente. Sin dudarlo, salté al vacío. La caída era larga, pero aterricé con la gracia de una pluma, como si la gravedad misma se negase a tocarme.
Sin detenerme, corrí hacia la frontera, moviéndome con una velocidad que hacía que los árboles y el paisaje se desdibujaran a mi alrededor. Cada paso parecía empujarme más cerca de la grieta, ese límite invisible entre los territorios que marcaba el fin del control de mi tío.
Cuando llegué, al principio no había nadie. La tensión en mi pecho se intensificó mientras recorría el borde, dejando que mi instinto me guiara. Finalmente, lo vi. Estaba de pie en el mismo lugar donde había encontrado a Preston y su beta antes, su figura oscura como una sombra contra el brillo pálido de la luna.
Mis pies se detuvieron automáticamente, y mi corazón, que había estado latiendo frenéticamente, pareció detenerse por un instante. Lina rugió en mi mente, emocionada y furiosa al mismo tiempo. No necesitaba verlo más de cerca para saber que mi vida estaba a punto de complicarse aún más.
—Estás muy lejos de tu manada, alfa Logan. —Me detuve frente a él, asegurándome de no cruzar la grieta que marcaba la frontera entre nuestros territorios. Cada uno permanecía en su lado, como piezas opuestas en un tablero de ajedrez—. ¿Qué quieres?
El aire alrededor parecía vibrar con una tensión invisible, cargada del choque entre nuestras presencias. A pesar del frío nocturno, mi piel ardía, pero no de deseo, sino de rabia. Ahora que el hechizo que me había mantenido ciega ya no estaba, odiaba sentir mi propio aroma entrelazado con el suyo. El vínculo, ese lazo maldito, seguía allí, recordándome lo que nunca podría olvidar.
Logan me miró, y en su expresión pude ver todo lo que había perdido... y todo lo que aún parecía querer. Inhaló profundamente, llenándose de mi olor. Su cuerpo se tensó como si cada fibra de su ser estuviera al borde de un colapso.
Seguía siendo casi igual que la última noche que lo vi, pero el tiempo no había sido amable con él. Su cabello estaba más largo, cayendo en mechones desordenados alrededor de su rostro. Una barba irregular cubría su mandíbula, oscureciendo la línea fuerte que solía admirar. Bajo sus ojos, profundas ojeras se hundían, haciéndolo parecer más viejo, más cansado. Estaba más delgado, pero su postura seguía siendo igual de imponente.
Dentro de mí, Lina rugió.
"¡MÍO! ¡COMPAÑERO!"
La fuerza de su voz resonó en mi mente, sacudiendo mis pensamientos con su intensidad. Su emoción era abrumadora, una mezcla de euforia y dolor que amenazaba con romper mi frágil autocontrol. Pero Shayde, mi lado vampírico, no tardó en intervenir.
"Cállate, loba estúpida. Déjame manejar esto."
—Vine por ti. —La voz de Logan cortó el silencio, grave y cargada de emociones que apenas podía sostener. Cada palabra parecía arrancarle un pedazo de alma—. Eres mi compañera. También quiero pedirte perdón. Actué impulsivamente y…
Su mirada se clavó en la mía, tan intensa que sentí que intentaba desgarrarme desde dentro, buscar algo que quizás ya no existía en mí.
—¿Qué te hace pensar que iré contigo, solo porque apareces aquí después de dos años? —mi voz temblaba, no de debilidad, sino de una furia contenida que amenazaba con explotar. Las palabras escaparon de mi boca como un grito desgarrador—. ¡Me rechazaste, maldito idiota! ¡Acepté tu rechazo!
El peso de mis palabras no pareció quebrarlo. Su rostro permaneció impasible, aunque algo en sus ojos se fracturó.
—Nuestro vínculo sigue ahí, Karin. —Dio un paso hacia la grieta, pero no la cruzó, respetando el límite invisible que nos separaba—. No se ha roto. Estamos unidos todavía, lo siento desde el primer dia.
Mis colmillos surgieron de manera abrupta, un chasquido feroz que cortó el aire entre nosotros. No intenté ocultarlo, no quise. Pero Logan, lejos de retroceder, me sonrió.
No era una sonrisa amable ni conciliadora. Era la sonrisa de un hombre que se enfrentaba a un desafío y lo aceptaba, como si mi reacción confirmara lo que ya sabía.
—Tu compañera es un vampiro. —Mi voz salió como un susurro cortante, cargado de desprecio—. ¿Me quieres así de todos modos?
El viento sopló entre nosotros, levantando mi cabello y el suyo en direcciones opuestas, como si el universo mismo intentara recordarnos cuán diferentes éramos.
Logan no desvió la mirada.
—Te quiero tal y como eres. —Sus palabras fueron claras, sin titubeos, pero había un tinte de desesperación en su tono—. Siempre te he querido.
Solté una carcajada amarga, un sonido hueco que rebotó en los árboles alrededor.
—¡¿Siempre me quisiste?! —repetí con sarcasmo, dejando que la palabra se impregnara de toda la rabia acumulada—. Si eso fuera cierto, no estaríamos aquí, en lados opuestos, separados despues de tu rechazo. ¡Creiste que era humana y me rechazaste maldito inbecil!
Logan apretó los puños, sus nudillos poniéndose blancos mientras intentaba contener algo que parecía arder dentro de él.
—Fui un imbécil. —Su confesión fue un susurro cargado de culpa—. Pensé que te estaba protegiendo.
Mi risa cesó de golpe. Algo en su voz, en la forma en que sus hombros se encorvaron ligeramente, hizo que una punzada de algo más que odio atravesara mi pecho. Pero lo ignoré.
—No necesito que me protejas, Logan. No soy una chica indefensa. —Mis palabras salieron con dureza, reforzadas por la fuerza de Shayde en mi interior—. Soy una híbrida, un monstruo para algunos. ¿Aún me quieres? ¿a una mujer mitad lobo y mitad vampiro?
Él asintió lentamente, sus ojos brillando con una intensidad que casi me hizo retroceder.
—Sí. Te quiero, siempre te voy a querer.
Mi garganta se cerró. Lina gimió en mi mente, pero Shayde gruñó en respuesta, luchando por mantener el control.
—Entonces demuéstralo, Logan. —Di un paso hacia la grieta, acercándome lo suficiente como para que casi pudiera tocarlo. Mi voz fue baja, un susurro que contenía tanto desafío como advertencia—. Demuéstrame que no eres el mismo cobarde que me abandonó.
Logan sostuvo mi mirada, y por un segundo, el mundo pareció detenerse. Sabía que estaba jugando con fuego, pero también sabía que no era la única que podía quemarse.
Asintió. Con un movimiento ágil, cruzó la grieta de un salto y se detuvo frente a mí. Su proximidad era abrumadora, su aroma mezclándose con el mío, haciendo que Lina empujara con más fuerza. Cerezas y chocolate. La combinación de esos dos olores casi me derrumbaba, evocando recuerdos y deseos que había intentado bloquear. Sus ojos se fijaron en los míos, pero no vi rencor ni enojo en su mirada, solo una desesperación que era casi palpable. Había algo en su presencia que desbordaba cualquier barrera que pudiera haber levantado para mantenerme alejada.
—También eres una loba. Déjala salir, por favor. Quiero verla. —Su voz se quebró un poco al final, como si cargar con esas palabras fuera más de lo que podía soportar. — Estamos muriendo porque no te tenemos.
Su respiración se agitó, y pude ver cómo sus músculos se tensaban, como si quisiera dar un paso hacia mí pero estuviera esperando que yo lo permitiera. La mezcla de emociones que sentía me atormentaba, como una tormenta interna que no lograba calmar.
Mis manos temblaron. La mezcla de emociones me revolvía el estómago, y el eco de Lina dentro de mi cabeza solo lo empeoraba. Quería gritarle, empujarlo lejos de mí, pero la realidad era que las palabras se quedaban atoradas en mi garganta.
—No te necesito, Logan. —Mis palabras eran frías, calculadas, y el tono de mi voz no tembló esta vez, aunque mi interior lo hacía. — He vivido perfectamente lejos de ti. No me mereces. Por muy alfa que seas, no dejas de ser un cretino.
Mi mirada no se apartó de la suya, manteniéndome firme en mis palabras. Estaba tan cerca que podía sentir su aliento, caliente y cargado de deseo, pero no iba a ceder tan fácilmente. No esta vez.
—Lo sé, y no me alcanzará la vida para compensar mi error.
Su voz se volvió más suave, como si las palabras lo quemaran por dentro, pero su postura seguía firme. Por un instante, me pregunté si en algún momento había sido sincero, o si todo esto era parte de su manera de manipular.
—Si puedes seguirme el ritmo, acompañame. —Dije, y sin esperar respuesta, me giré y comencé a correr en dirección al bosque. Necesitaba huir de la mirada de los demás, de la opresión del castillo, de las expectativas. Sentía la necesidad de escapar, de tomar un respiro en algún lugar que solo yo pudiera conocer. Mis pasos se aceleraron, y no tardé mucho en sentir la presencia de Logan siguiéndome.
—Bien. —Su tono era firme, pero había algo en sus ojos que decía lo contrario, una mezcla de arrepentimiento y deseo. Sabía que la última palabra en todo esto aún no la tenía él, pero el silencio entre nosotros era tan pesado que las palabras sobraban. Ambos sabíamos lo que pasaba, aunque ninguno de los dos estaba listo para aceptarlo por completo.
La velocidad con la que corríamos era impresionante. Sentía las patas de Logan golpeando la tierra, su fuerza y velocidad eran inconfundibles, aunque había algo en su ritmo que me decía que no estaba siguiendo solo porque lo hubiera ordenado. No podía ignorar cómo su cuerpo reaccionaba a mi cercanía, cómo su energía cambiaba a cada paso. tengo que reconocer que yo me siento igual.
Cuando llegamos a la entrada de mi mansión, la tranquilidad era absoluta. Ya no había nadie, los empleados se habían ido para celebrar la fiesta de la luna de sangre. El aire estaba quieto, pero cargado con una sensación de tensión que no podía entender del todo.
—Pasa. —Mi voz sonó firme, pero al voltearme, me sorprendí al verlo desnudo. Mis ojos recorrieron su figura sin poder evitarlo, y una oleada de emociones me invadió.
Diosas... qué bueno está el cabrón. La imagen de su cuerpo, tan definido, tan... poderoso, me golpeó como una corriente eléctrica. Intenté apartar la vista, pero algo dentro de mí se resistía, como si mi propia voluntad fuera traicionada por la intensidad de lo que sentía en ese momento.
La puerta se cerró tras nosotros, pero la atmósfera no se calmó. Sabía que algo estaba a punto de cambiar, y no tenía ni la más mínima idea de si estaba lista para lo que venía. Pero lo que fuera que sucediera, no habría vuelta atrás.
¿Preparadas para el rollo?
besos
Jess...