ERROR: Rojo Carmesí

Damián se quedó en shock al ver al fantasma rojo lanzarse por su balcón. Corrió hacia la punta del barandal y cuando miro hacia abajo una figura roja salió disparada hacia arriba. Apenas pudo verla, parecía una mochila propulsora roja.

¿De dónde la había sacado? ¿Era así como ella se escapaba tan fácilmente? Esas preguntas se responderían después, solo quedaba el humo por donde ella había volado.

Tenía más tecnología, más cosas y aún así se empeñaba en tenerlo a el. Pensaría en algo para detener su juego estúpido.

Por suerte la chica se había llevado su basura de mi apartamento. Escucho pasos fuera y seguido alguien tocando la puerta.

—¡Policía! ¡Venimos por Damián Vega!

Escucho el grito y camino sin animos a la puerta. Pensó cuando puso su mano en la perilla. De todas maneras estaba condenado, posiblemente terminaría en la carcel en tiempos diferentes.

Por aliarse con Rouse o porque Rouse no cumpliría su promesa o porque no le creerían que es inocente, tantas posibilidades inundaban su mente. Abrió la puerta y siente que la perilla es mas pesada de lo que normalmente es.

—No hace falta que me pongan las esposas.—Dice Damián entes de que sus compañeros puedan decir algo.—ire voluntariamente.

Sus compañeros intercambian miradas y después de discutir si eso era sensato decidieron confiar en el. Subió a la patrulla de policía. El trayecto lo sintió como si hubiera sido una eternidad, cada sombra roja que veía le perturbaba, por más pequeñas que fuera podía captar su atención. Comenzó a sudar.

—¿Todo bien, Vega?—Le pregunto Pérez que estaba al volante al mirar por el retrovisor como Damián se movía con incomodidad en su asiento.

—Estoy a punto de resfriarme, eso creo.—Mintió y bajo el vidrio del auto para poder refrescarse y eliminar la rabia creciente.

En todo el camino recibió miradas furtivas de sus compañeros. Se sentía mal, un traidor, un, un... Pedazo de nada.

Bajo la mirada ¿Con que rostro los miraría a todos? Debió decir todo desde un principio y ahora era un prisionero en libertad.

Llegó a la estación de policía, lo llevaron a la sala de interrogación. La puerta se se abrió y en vez de encontrar a Enrique con su rostro de decepción y sus pantalones con tirantes.

Se encontró a Denisa con una sonrisa y unos papeles.

—¿Que?—Pregunto y ella solo lo miro con seriedad.—Tranquilo, estos papeles son falsos.—Dice ella y los agita con una sonrisa.

—¿Eso tiene que tranquilizarme?

—¿Vas a renunciar?—Respondió su pregunta con otra pregunta.

—Tu jefa no me ha dejado más opciones.—Le dice el de manera hostil y pasa su mano por su rostro. No sé había dado cuanta de lo mucho que estaba sudando.

—Si, ella solo te da una verdadera opción.

—¿Estás con ella bajo chantaje?—Dedujo Damián.

Ella se sentó delante de el y colocó los papeles en la mesa.

—Mmm al principio, pero ambas teníamos doce en ese entonces. Estoy con ella por lealtad.—Dijo ella y apoyo su mano en la palma y la sostuvo con su hombro en la mesa.—No puedo dejarla sola.

—¿Entonces no estás de acuerdo con todo lo que está haciendo?—Pregunto Vega enderezando su espalda, tratando de no estar muy cerca de la pelirroja.

—Yo no dije eso.

Luego saco de su bolsillo un pequeño envase de perfume pequeño y redondo de color rojo.

—¿Que vas..?—No dejo que Damián terminara de preguntar y le rocío el perfume en el rostro.

Comenzó a escupir, le había entrado el sabor en la boca. Extrañamente le sabía a dulce y olía a coco.

—Lo siento, órdenes de la jefa.—Denisa se encogió de hombros con una sonrisa y se levantó de su asiento.—Estare detrás del vidrio, por si necesitas algo.

La chica se va y lo deja ahí, con la boca llena de coco y estornudando por la intensidad del perfume. ¿Por qué huele a coco? Jamás había olido una fragancia parecida antes ¿De dónde se la habrá robado? La puerta se abrió y Enrique paso con un rostro que podría deducir como triste y cansado.

—Esa imagen es falsa.—Lo dijo antes de que Enrique pudiera decir una sola palabra.—Enrique, yo sé que tú me crees.—Dijo esto casi en una súplica.

—¿Recuerdas el programa que hiciste? El que identifica imágenes falsas, editadas?

Lo recordaba, un caso donde la inteligencia artificial quería hacer de las suyas, en este caso el acusado era de robo. La imagen era tan real pero las evidencias eran confusas.

—Pues claro que lo recuerdo.

—No detectó que la imagen donde apareces con Rouse fuera falsa.

—Alguien la hackeo.—Propuso de inmediato. Medina negó con la cabeza.

—Dijiste que era a prueba de hackeos.

Damián negó con la cabeza igual que el. Quería gritarle, lanzar la mesa como había visto a muchos acusados en esa misma sala, ahora los comprendía.

—Si vas a creer lo que dije antes creeme ahora.—Le dijo apretando su mandíbula.

La puerta se abrió demasiado rápido.

—¡Señor Medina! —Un chico paso a la velocidad de la luz solo fue hasta que estuvo cerca pudo ver mejor quien era.

—¿Que pasa Jonh?—Le preguntó con el seño fruncido al ver al chico con una laptop en la mano.

¿Desde cuándo esos dos estaban aquí?

—tiene que ver el mensaje que llegó, hackearon los archivos digitales de los casos.

Medina tomo la computadora y abrió los ojos al leer, luego lo miro devuelta a el.

—Lo siento mucho.—Se disculpo y el aire pudo circular mejor en sus pulmones.

—¿Pueden creerlo? Mientras estábamos ocupados investigando a Damián Vega la fantasma roja estaba robando y haciendo todo tipo de desastres.—Comento impresionado John, se colocó más detrás de Medina y le guiño un ojo a Damián casi dándole un aspecto caricaturesco.

¿Eso era lo que estaba haciendo? Lo estaba usando como un peon para hacer sus travesuras. Seguramente robando a joyeros y perfumes raros.

—Lo siento...

Medina comenzó a disculparse y enumerar las razones por las cual pensaba que era culpable, mencionó algo de que debía haberlo escuchado. pero Damián estaba mirando lo que estaba pasando detrás de Enrique.

Denisa tenía una gran tableta con la misma tipografía de sus mensajes. Pantalla roja, letras negras en cursiva.

«has todo lo que te diga, lee bien»

Denisa paso su dedo y se colocó la siguiente imagen.

«Renuncia, de la manera más exagerada posible, monta un show, lanza la mesa»

¿Que?

«monta un espectáculo digno de un oscar»

—Damián por favor dime algo.—Le suplico Enrique y paso sus manos por su cabello casi calvo. Cerro sus ojos, se veía bastante arrepentido. No podía gritarle a Enrique, no podía.

Levanto la mirada a dónde Denisa y ahora John le señalaban la tablet con insistencia. Denisa paso a la siguiente imagen.

«Todavia tengo la imagen de la pintura en tu casa ¿Que pensará tu mami?»

Damián suspiro y se levantó, sintiendo como si tuviera el peso del mundo en sus hombros.

—¿Sabes que?—Le preguntó sin mirarlo.—Estoy harto. Nadie aquí es un buen investigador y me han faltado el respeto. Yo...—Volvio a mirar a Denisa y a John que sonreían.—¡Renuncio!—Grito.—No seguiré más, yo... Y... No te soporto más.

Tomo la mesa y la lanzo a un lado, Enrique se quedó paralizado, atónito con el ceño fruncido. La respiración de Damián era irregular. Paso a un lado donde Enrique seguía sentado y camino hasta la puerta.

—Damián por favor. No renuncies a tu futuro.

Damián estaba en la puerta. tomo la perilla que se sentía fría. Quería voltear y pedirle disculpas, quería explicarle que lo sentía, que si le caía bien.

—Lo siento.

Fue lo último que dijo antes de salir de la habitación.