El Tío De Mi Ex

Punto de vista de Gabriel

Me arrepentí de haber dejado a Kristen en la calle, ella no se veía muy bien y parecía. O tener rumbo fijo, así que decidí volver por ella. Por suerte la encontré aún arrastrando su malea. Le pedí que subiera al auto, pero como siempre me rechazo. No tuve más opciones que amenazarla para que aceptara mi ayuda y finalmente subió al vehículo. Puse en marcha el motor, para luego preguntarle a donde se dirigía, su respuesta me dejó aún más perplejo. Me pidió que la llevara a un hotel, le hice una broma la cual no tomo muy bien, pero me divertía ver su cara cuando se molestaba. Intente llevarla a un hotel cinco estrellas, sabía que ella no tenía como pagar un lugar así, por eso me ofrecí a pagarlo yo; sin embargo, su orgullo no lo permitió, obligándome a que la dejara en un hotel de mala muerte. Ese sitio no me generó ninguna confianza, en la puerta vi unos hombres que no la dejaban de ver. Pensé que no era mi problema y me puse en marcha a todo lo que daba para salir de esa zona. Llegada la noche un sentimiento de preocupación me invadió. Imaginaba a Kristen en peligro y las miradas lascivas que esos hombres le dedicaron.

Tome las llaves de mi auto y me dirigí nuevamente a ese horrible lugar, pregunté por ella en la supuesta recepción y vi como el sujeto que me atendió se puso tenso. Lo obligué a que me dijera donde estaba ella. Fui corriendo hasta su habitación y encontré la puerta abierta, pensé lo peor y cuando me asome vi a esos degenerados a punto de atacarla y ella con los ojos cerrados, se veía tan vulnerable. Le di una paliza a esos desgraciados, claro también recibí algunos golpes. Una vez logré neutralizar a esos tipos, la tomé en mis brazos y la saqué de esa habitación, ella no abría los ojos debido al terror que sintió, estaba temblando y su respiración se sentía agitada. Fui un idiota al dejarla sola en este sitio. De repente abrió los ojos y al verme se aferró a mí, se sentía tan bien tenerla tan cerca. Mi corazón empezó a latir con fuerza, la rabia que sentía se fue calmando y unas ganas enormes de protegerla crecieron dentro de mí. Subimos a mi auto y obviamente no podía dejar de decirle algunas cosas. Ella me respondió que no sabía que eso estaba así y otras cosas. No quise seguir atormentándola con mis reclamos, así que conduje hasta mi casa. Ella se quedaría conmigo hasta que encuentre un donde vivir. Pero a decir verdad no quería que eso sucediera, no se por qué tenía la necesidad de tenerla cerca.

“Pensé que me llevarías a un hotel”, comento cuando vio que entramos a la villa.

“No te dejaré sola de nuevo, eres experta en meterte en líos”, respondí en un tono distante.

No dijo nada más, ella simplemente se bajó del auto y espero a que yo saliera. Me quedé en silencio en el auto pensando en la manera de actuar de Kristen. Ella era tan indescifrable que me tenía con ganas de conocerla mejor.

Baje del auto y ayude a arrastrar su maleta. Cuando entramos a la casa, Maria mi nana aún estaba despierta, seguramente me sintió salir.

“Me tenías preocupada, hijo. ¿Dónde estabas a esta hora?”, me pregunto Maria visiblemente preocupada.

“Tranquila nana, fui a ayudar a una amiga que estaba”, explique con naturalidad.

Los ojos de María se abrieron como platos cuando vio a Kristen sentada en el sillón de la sala. Era la primera vez que llevaba a una chica a mi casa, mis aventuras siempre las tenía en un hotel.

“Es muy linda esa muchacha”, comento Maria con una sonrisa.

“No te inventes una novela nana, ella solo es una amiga”, le dije a mi nana para que no se hiciera ilusiones.

Lleve a María a la sala para presentarle a Kristen, ya que se iba a quedar una temporada en la casa, era necesario que conociera a las personas que vivían ahí. “Nana, ella es Kristen”, dije su nombre y mi corazón quería salir de mi pecho.

“Un gusto conocerla señora”, respondió ella con una gran sonrisa. Era la primera vez que la veía sonreír y no podía dudar que se veía hermosa.

“Nada de señora, puedes llamarme María o nana, como prefieras”, respondió mi nana portándose muy amable con Kristen.

“Nana Kristen se quedará con nosotros, por favor ayudarla a instalarse y luego vete a descansar”, dije sabiendo que María quería saber todo sobre mi invitada.

“Hijo, ¿la ayudo a instalarse en tu habitación o en una de invitados?”, pregunto Maria en un susurro, pero Kristen la escucho y se puso roja de la vergüenza.

“En una de las habitaciones del lado este, nana”, esas habitaciones no eran las de invitados, eran parte de las habitaciones principales. Quería que Kristen se sintiera cómoda y no intentará irse evitando más problemas para mí. Bueno eso era lo que yo quería pensar.

Después de María me informo que la muchacha ya estaba en su nueva habitación, me fui a descansar, el día había sido bastante largo y al día siguiente tenía mucho trabajo, ya que mi relacionista pública había renunciado.

Aún era fin de semana y me encontraba trabajando en mi estudio, Kristen entro sin tocar la puerta, cosa que por primera vez en la vida no me molestó. Nunca permitía que las personas entrarán en mi estudio u oficina sin llamar antes a la puerta.

“Siento molestarte, pero te traje algo de desayunar”, dijo mientras traía la bandeja con el desayuno.

“No debiste molestarte, por lo general no desayuno”, respondí de manera cortante.

“Con razón siempre estás de mal humor. ¿Sabías que el desayuno es la comida más importante del día?”, pregunto sentándose en la silla frente a mí. De verdad ella era muy irritante.

“No me interesan esas cosas, ahora por favor estoy trabajando”, quería quedarme solo, estaba trabajando en una nueva campaña y sin alguien que me ayudara me tocaba a mí revisar las próximas promociones y las entrevistas con los medios de comunicación.

Kristen pareció no entender mi indirecta, ella se quedó sentada viéndome fijamente mientras trabajaba, me estaba poniendo nervioso así que para que se fuera empecé a desayunar.