Mariana Fernández, una mujer de 40 años, siempre creyó en el amor eterno junto a su esposo Julián Navarro, con quién compartió su vida por 20 años. Sin embargo su mundo se desmorona cuando descubre a Julián siendo le infiel con su secretaria. Tras descubrir que ha estado viviendo en una mentira, decide tomar las riendas de su vida y se divorcia, ahora se enfocará en sacar adelante su empresa de lencería, una pasión que ha cultivado desde hace años.
Mientras Lucha por reconstruirse emocionalmente, conoce a Camilo Santa Cruz, un joven empresario de 27 años que está emergiendo en el mundo de los negocios.
A pesar de la marcada diferencia de edad, en el transcurso de consolidar el proyectó de colaboración de ambas empresas, Camilo va quedando cautivado por la fuerza y determinación de Mariana, se enamora profundamente de ella, y ella, a su vez encuentra en él un renacer de sentimientos.
Sin embargo, el camino hacia la felicidad está plagado de desafíos.
NovelToon tiene autorización de Alvarez para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 7 Arrepentimiento
Julián se encontraba exhausto después de un largo día de trabajo y el fracaso en su intento por hablar con Mariana y reconciliarse. Al llegar a esa casa, que se había convertido en fría y oscura después de que Mariana se había marchado, se dejó caer en el sofá, con la mente llena de pensamientos tumultuosos y el corazón lleno de pesar.
Justo en ese momento, el timbre del teléfono rompió el silencio de la habitación. Era su amante, Marlén, su secretaria, llamándolo para reclamarle su abandono. El sonido de su voz era una mezcla de enojo y decepción, y Julián se sintió aún más abrumado por la situación.
Con un suspiro pesado, Julián se enfrentó a la realidad de sus acciones. Se sentía atrapado en un torbellino de emociones y decisiones equivocadas.
- Julián¿cómo puedes hacerme esto? - reclamaba Marlén por teléfono.
- ¿Qué ocurre Marlén? No tengo ganas de escuchar tus reclamos. - le dijo toscamente
- Julián, me dijiste que dejarías a tu esposa, y ahora que ella no está, tú no has hecho nada para que vivamos juntos, además hoy la vi en la empresa. ¿Acaso fue a rogarte para que vuelvan?
- No, al contrario, me dijo que ya estaba tramitando el divorcio. - replicó Julián mientras se hundía más en el sofá y en su tristeza
Del otro lado de la línea se escuchó un grito de emoción.
- ¿De verdad? ¡Qué felicidad!!!! Entonces pronto nos podremos casar.
¿Qué? Casarnos, claro que no - pensó para el mismo, yo tengo que hacer que Mariana vuelva conmigo, que desista del divorcio.
- Marlén, no quiero hablar, estoy agotado, me voy a dormir. - dijo la voz tosca de Julián y colgó el teléfono.
Julián se sentía como perdido. No entendía como todo se había vuelto un caos.
Estaba tan agotado que se quedó dormido sumergido en sus pensamientos.
Mientras tanto, Mariana se recostó en su cama, dejando que la suavidad de las sábanas envolvieran su cuerpo cansado. De pronto, sus pensamientos se transportaron de vuelta a la playa donde había conocido al enigmático joven, que resultó ser el CEO de una de las más grandes empresas del país. Cerró los ojos y revivió el reencuentro, dejando que cada detalle se deslizara a través de su memoria.
De repente recordó como la miraba Camilo durante la reunión, recordaba los ojos profundos y penetrantes, que parecían contener todo un universo.
Dio un salto, y se sentó en la cama, recordando también que aquel joven de la playa también era el jefe de Julián. Sentía una extraña muestra de incredulidad y emoción al darse cuenta de quien era realmente.
- ¿Qué hacía él en la playa, lejos del bullicio de la ciudad y las responsabilidades de su cargo? - se dijo ella misma en un susurro.
Y luego, sobrevino el recuerdo de Julián pidiéndole una oportunidad.
- Eso jamás pasará, jamás te perdonaré Julián.
Volteo hacia la mesita de noche y apagó la luz de su pequeña lámpara. Luego se acostó y se durmió casi enseguida.
Mariana estaba desde temprano en la oficina del taller, revisando todo sobre la propuesta. En ella había una cláusula que decía que debían tener una oficina en el edificio de la Corporación. Esto mientras duraba la sociedad que tenía un periodo de 3 años.
En eso entro Natacha, sacando a Mariana de sus pensamientos.
- Buenos días, tan temprano y ya estás trabajando, eres una adicta al trabajo - dice mientras suelta una carcajada
- Hola Nat, es que estaba pensando en esta cláusula.
- ¿Cuál? - pregunta Natacha con curiosidad
- Está que dice que debemos tener una oficina en la corporación mientras dure la sociedad, y la verdad, no sé si quisiera estar en el mismo edificio que Julián y su amante.
- Dios, tienes razón. ¿Qué vamos a hacer?
- Estaba pensando si tú estuvieras de acuerdo en irte a esa oficina y yo trabajaría desde aquí. ¿Qué opinas?
- Yo no tengo problemas. Igual preguntemos si es posible. De todas formas no podemos cerrar nuestro taller.
- Tienes razón.
En eso tocan a la puerta, y es la secretaria de las mujeres.
- Buenos días, las solicitan el Señor Camilo Santa Cruz.
Ellas se miran la una a la otra con expresión de sorpresa.
- ¿Teníamos una reunión hoy con él? - pregunta Mariana
- No, que yo recuerde - niega con la cabeza Natacha y con expresión pensativa.
- Bueno, da igual. No lo hagamos esperar. Dile que pase. - le pide Mariana a la secretaria.
Ella asiente y se retira. Al cabo de un momento entraba Camilo, con una presencia imponente, su mirada firme y su porte seguro llenaron la habitación. Mariana y Natacha lo miraron con sorpresa, ya que no lo esperaban.
- Buenos días, señor Santa Cruz - dijo Natacha - siéntese por favor.
- Buenos días - respondió Camilo, sentándose en la silla frente al escritorio donde estaba sentada Mariana, quedando frente a ella.
- ¿A qué debemos su visita tan temprano por aquí, señor Santa Cruz? - pregunto Mariana con una sonrisa cálida
- Por favor, llámeme Camilo - dijo con una mirada profunda y una pequeña sonrisa.
Ambas asintieron.
- Bueno, Camilo, diga en que podemos ayudarlo. - pregunto Natacha.
- Quería que vinieran conmigo para ver las nuevas instalaciones, donde se desarrollaran las piezas de la nueva colección.
- Nosotras también queríamos tocar ese tema con usted - dijo Mariana mientras sentía un nudo en el estómago - No podemos cerrar nuestro taller, así que creemos que Natacha sería la adecuada para ir al corporativo y yo me quedaría trabajando desde aquí.
Esa propuesta no le agrado a Camilo, ya que por alguna razón, que él aún no tenía muy clara, él deseaba tener a Mariana cerca de él. Así que comenzó a explicar la situación. Hablo sobre la importancia estratégica de tener a la cabeza principal de la empresa en el corporativo, sin quitarle mérito a Natacha, intentaba convencer a ambas mujeres de que está decisión sería beneficiosa para todos, Pero Mariana no podía evitar sentirse incómoda ante la idea de tener que trabajar en el mismo edificio que Julián y su amante.
La discusión se prolongó durante un par de horas, argumentos a favor y en contra de cada opción. Mariana luchaba por defender su punto de vista, finalmente después de un intenso debate, las mujeres aceptaron que Mariana fuera a trabajar en el corporativo y Natacha se encararía de supervisar en el taller.
Mariana trató de mantener la compostura, sabía que está decisión cambiaría muchas cosas, pero también estaba decidida a enfrentar los desafíos que vendrían con esa decisión.