Valerian es la villana de una historia de amor y fantasía, pero, ahora, un alma diferente habita el cuerpo de la villana Valerian, así que para evitar verse involucrada con los protagonistas decide irse lejos del reino, pidiendo a su padre, quien siempre la despreció, romper su compromiso con el príncipe heredero y así poder vivir una vida tranquila. Pero algo esta pasando y el príncipe heredero, el protagonista de la historia ha aparecido ante ella, ¿por qué el príncipe ha ido a buscarla?, ¿por qué le insiste en desistir de su decisión?
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escena 09.
Ya que Callisto se ofreció a ser su escolta, por el momento no le queda de otra que aceptar dicha ayuda, aunque le enoja tener que deberle algo a ese molesto príncipe. Tal vez cuando le pida romper su compromiso le diga que le esta devolviendo el favor y así, ya no le deberá nada. Ya que todo estaba listo, Valerian le encarga a Walter cuidar de todo como siempre lo ha hecho y que, si llegasen a venir sus hermanos, no les dejarán pasar, siendo esta una orden directa de ella, la dueña de la mansión.
Valerian sube al carruaje, ella irá sola, no quiso llevar a Maddy para no exponerla al peligro, además. Callisto subió a su caballo, dando la orden de avanzar y así lo hacen, la pequeña caravana salió de la mansión desde muy temprano, para poder avanzar lo suficiente durante el día. Valerian observa por la ventanilla el paisaje, eran campos llenos de cultivos y bosques, ya que la mansión se encontraba cerca del pueblo.
Ya siendo mediodía, se detienen para descansar y comer. Los caballeros preparan una fogata para preparar la comida, mientras otros alimentan y dan agua a los caballos. Callisto les avisa que descansarán dos horas, y el resto de la tarde será suficiente para llegar al siguiente pueblo, donde podrán dormir, así no se preocuparan por estar expuestos al peligro durante la noche. Valerian estaba comiendo un poco de la sopa que han preparado y siendo algo rápido, tenía buen sabor.
— veo que disfruta la comida.— comenta Callisto.
— por supuesto, ¿por qué no lo haría?— pregunta con cierta molestia.
— nunca a salido de viaje y esta acostumbrada a comer todo preparado por un chef.—
— cierto, pero no rechazo el probar algo nuevo.— se encoge de hombros.
Valerian termina la sopa y le entrega el tazón a Callisto, retirándose del lugar para ir al carruaje a descansar un poco, quiere recostarse porque varias horas sentada en ese carruaje que no deja de moverse, ya le causo dolor de espalda. Callisto solo ve como sus caballeros se ríen de él por la forma en la que Valerian lo trata.
— sigan y les descuento su paga.— reclama.
Callisto solo deja el tazón en una mesa donde uno de los caballeros es el encargado de lavar. Hecho esto, Callisto llama a su capitanes para que revisen el mapa de la ruta. Viendo que sea la menos peligrosa, pues hay rutas donde los bandidos suelen atacar con más frecuencia, así que, lo que menos quiere es exponer a Valerian en peligro.
— su alteza se preocupa por una mujer, eso es nuevo.— comenta su primer capitán.
Este era un hombre en su treinta, cabello negro y ojos cafés. Su nombre era Mark Russel, un leal caballero para Callisto, ya que ha estado con él desde que Callisto comenzó a entrenar.
— es mi prometida, es normal que deba cuidarla.— responde.
— no me parece que sea solo eso. Parece que su alteza, finalmente se interesa por una chica.— se burla.
Callisto le arroja el mapa en la cara como venganza por su burla.
— no puedo evitarlo, su ferocidad me emociona.— sonríe ladino.
Además, a ella no le importa el estatus que tenga, lo trata como a su igual, aunque claro, sin perder el respeto. Mark ríe ante el comentario de Callisto.
Después del descanso, siguieron el viaje, llegando casi al anochecer a un pueblo, donde buscaron una posada para pasar la noche y poder cenar. Valerian tan pronto acabó su cena fue hasta la habitación que había rentado para ella, pero, Callisto no dudo en seguirla para indicarle la hora en la que saldrán mañana y como sería apenas llegara el amanecer, era mejor que no se durmiera tan tarde.
— ¿cuanto nos tomará llegar al reino Kazay?— pregunta Valerian.
Aún no esta del todo informada sobre el tiempo que lleva viajar de un reino a otro.
— si todo sale bien, llegaremos en dos días, así que tendrá que ser paciente.— responde Callisto.
— no lo soy tanto. Deberían de inventar carruajes que viajen más rápido con magia, ¿acaso no se puede?— se queja.
— tal vez, debería inventarlo usted.— se burla.
— dudo que sea posible. En fin, vaya a descansar.—
Como ya ha llegado a su habitación, entra sin despedirse del príncipe. Callisto solo se encoge de hombros, esa chica no es nada fácil de tratar, pero eso es lo que lo hace interesante. Antes de entrar a su propia habitación se detiene.
— ve y mantén vigilado el carruaje, que nadie saque nada.— ordena.
La sombra en forma de serpiente se desliza por su brazo y baja al suelo desapareciendo entre las sombras. Mientras que Callisto ingresa a su habitación.
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Al día siguiente el viaje empieza de nuevo, alejándose de aquel pueblo, para Valerian era cada día más incómodo el viaje debido al movimiento del carruaje, en momentos así, desearía regresar a su vida pasada donde podía viajar en auto. Pero, es sacada de sus pensamientos cuando el carruaje se detiene repentinamente y escucha el filo de las espadas chocar entre sí. La voz Callisto ordenaba a sus guardias moverse para proteger el carruaje, así que Valerian se asoma por la puerta, viendo la batalla contra lo que al parecer son bandidos. Valerian baja del carruaje y al ver esto, Callisto se acerca colocándose delante de ella.
— regrese al carruaje...si esos hombres la ven querrán llevársela...— le pide.
Y es que esa clase de bandidos a veces suelen llevarse a la jovencitas para hacerles toda clase de atrocidades.
— debería darme una espada y dejar que ayude.— menciona Valerian.
— esto no es una práctica...— voltea para verla.— por favor señorita, no se exponga al peligro.— suplica.
Por el momento los caballeros estaban reteniendo bien a los bandidos, pero, el líder de este ha logrado ver a Valerian y de inmediato puede notar que se trata de una joven noble, además era hermosa. Callisto y Valerian lo escuchan gritar a sus hombres que atrapen a la rubia.
— carajo...— gruñe Callisto.
Sostiene a Valerian de la cintura y la levanta para subirla al carruaje, pero ella se lo impide empujando al príncipe.
— primero vea de lo que soy capaz y después juzgue.—
Los bandidos corren hacía ellos atacando a Callisto, quien se queja al ver que la rubia se ha apartado de él.
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