Mildred es una mujer que siempre se ha dedicado a su marido y a sus hijos, dejando su carrera en segundo plano. A cambio, su esposo se quedó con su mejor amiga, lo que le costó su amor y ahora lucha por reiniciar su vida. Ella todavía lo ama y lo que más desea es olvidarlo.
Valentín comenzó desde cero y se convirtió en uno de los mayores empresarios de Nueva York y de los Estados Unidos. Es un hombre frío, calculador y extremadamente sistemático. Le gusta aparecer con mujeres hermosas y jóvenes. Tuvo un romance de un año con una modelo considerada la más bella del país. Tuvieron un par de gemelos, pero antes de que nacieran los niños, ya no estaban juntos. Las mujeres dicen que no tiene corazón, que es frío, sistemático y temido. Sin duda, es una persona muy importante e imponente; se dice que trabaja con la mafia, y algunos incluso especulan que es parte de ella.
La Navidad se acerca y él necesita urgentemente ayuda con su familia; ella, por su parte, necesita dinero y una oportunidad para mudarse de ciudad. Sus destinos se cruzan y, de un lado, hay un corazón roto que quiere olvidar un amor; del otro, un corazón que nunca ha amado ni se ha dejado amar. Dicen que en Navidad suceden milagros, ¿será cierto?
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Capítulo 20
Saindo passear com Melinda
Mildred
Salimos del restaurante y fuimos a buscar a Melinda. Llamé a Ester para que la preparara, dejara todo listo porque íbamos a buscarla.
Mildred- Valentín, solo te voy a pedir una cosa.
Valentín – puedes pedir.
Mildred – es mi hija y la amo mucho, entonces…
Valentín sonriendo- me gustan los niños, solo soy sistemático como sabes.
Mildred sonriendo y pensando que le va a encantar Linda, Benjamín también es muy sistemático y mi padre también. Linda ya ha convivido con los dos y sabe cómo son...
Llegan, Mildred baja a buscarla.
Melinda viene toda emocionada, estaba ansiosa por conocer al novio de su madre.
Valentín
Cuando veo a la niña viniendo con ella, tan linda y parecida con su madre. El cabello es igual. Decido bajar y esperarlas frente al coche.
Mildred – Melinda, este es Valentín.
Valentín – Hola Melinda, es un placer conocerte, tu madre ha hablado mucho de ti.
Melinda sonriendo- ella me ama, ¿qué se le va a hacer? Cosas de madre.
Valentín sonriendo – Tu madre me dijo que podía pasear con ustedes, ¿qué te parece?
Melinda – si quieres, puedes ir con nosotras.
Valentín – Genial, entonces vamos.
Valentín
Vi que se sentó, se puso el cinturón de seguridad muy bien y parecía una princesita. Me estoy gustando de esta niña.
Valentín – ¿A dónde vamos?
Melinda – Al centro comercial, por favor. Allí en su parque tienen una máquina de baile y dicen que es increíble. Lo vi en internet con Ester.
Mildred – Ay Dios mío, ¿qué hacen tú y Ester?
Melinda – Nosotras bailamos, cantamos, vemos cosas.
Mildred riendo – Ya lo sé, estaba bromeando, mi amor.
Valentín – Entonces vamos al centro comercial.
Van, y claro, muchas fotos. Imagina a él de la mano con Mildred y también con su hija. Fueron al parque, esperaron a que ella llegara y luego estaban pasando y vieron aquellas máquinas que hacen ositos.
Valentín – ¿Qué tal si hacemos un osito para ti?
Melinda sonriendo – Me encantaría.
Valentín tomando su mano – Ven, ¿vamos a hacer uno?
Melinda – ¿Puedes ayudarme?
Valentín – Claro.
Melinda y él fueron siguiendo los pasos uno a uno.
Mildred
Los miro mientras van a hacer el oso. Ella está acostumbrada a su abuelo Xavier y a su hermano, van a llevarse bien y él ni se va a dar cuenta. Al final, salen con un oso bien grande y Linda con una sonrisa enorme en el rostro. Debo admitir que lo hizo muy bien.
Valentín
Veo una tienda de juguetes y, ¿por qué no?
Valentín – Melinda.
Melinda – Puedes llamarme Linda si quieres.
Valentín sonriendo – Linda, ¿vamos a entrar a la tienda de juguetes?
Mildred pensando que es una pésima idea.
Mildred – Solo a mirar, faltan algunos días para Navidad... en realidad 16 días.
Melinda – Sí, prometo solo mirar.
Entraron y claro, si hasta un adulto se pierde en una tienda de niños, imagina a una niña de 8 años.
Valentín – ¿Puedo comprarle una muñeca?
Mildred – No, ya le diste un oso que, por cierto, aún no ha soltado.
Valentín – Estoy feliz de que le haya gustado.
Mildred – Ella lo amó, Valentín, y no puedes acostumbrarla a que le des regalos.
Valentín – Déjame, va a ser solo una cosa o dos, tal vez.
Mildred – Ay, ay, ay Valentín, luego siempre querrá y no siempre puedo.
Valentín – Pero yo puedo y lo voy a hacer, después es después Mille.
Mildred – Ay, ay, ay, esto se está volviendo muy peligroso.
Melinda – Mira Valentín, ¡qué linda es esta Barbie, parece encantada!
Valentín – Es verdad, ¿la quieres?
Melinda habla en voz baja – Mi mamá no va a dejar, es mejor pedirle a Papá Noel, ¿no?
Valentín sonriendo y hablando en voz baja – Hablé con él y pidió que te comprara esta y también ese closet para las muñecas.
Melinda sonriendo salta sobre él dándole un abrazo y un beso – Creo que puedes salir siempre con mi mamá.
Valentín riendo y hablando en voz baja – Voy a casarme con tu mamá, solo no se lo cuentes a ella porque aún no lo sabe.
Melinda riendo – Eres muy travieso, prometo que guardaré el secreto.
Valentín riendo – Sabes que me gustas mucho.
Melinda – A mí también me gustas.
Valentín – Decidido, vamos a llevarla.
La vendedora le va a pasar las mercancías y Valentín va a la caja a pagar, salen con las bolsas y Melinda está pura felicidad.
Mildred – ¿Puedo saber qué estaban susurrando en la tienda?
Ellos riendo – Es nuestro secreto.
Mildred – No merezco eso.
Valentín – ¿Qué tal un café con una tarta?
Melinda – ¡Sí!!!
Se sientan en una cafetería que había en el centro comercial y era ¡fantástica!
Valentín
Melinda se sienta, ordena las bolsas sin tirar nada.
Coloca el osito perfectamente sentado en la silla que quedaba en la mesa y se acomoda como antes, igual a una princesita.
¿Será que esta niña no es mi hija de otra vida? Se comporta tan bien que me veo en ella.
Mildred
Me di cuenta de que Valentín estaba encantado con el comportamiento de Melinda.
Valentín – ¡Felicidades, linda! Sabes comportarte muy bien, mejor que muchos adultos, refiriéndose a algunas mujeres que estaban en otra mesa y prácticamente lanzaron las cosas sobre las sillas.
Melinda sonriendo – Gracias, es que sé cómo eres.
Valentín – ¿Cómo así?
Melinda – Mi mamá me dijo que tú eres igual a mi hermano y a mi abuelo Xavier; son sistemáticos y les gusta que las cosas estén en su lugar correcto.
Mi mamá no lo parece, pero tiene un poco también; en nuestra casa todo tiene que estar en su debido lugar.
Valentín sonriendo – Eres muy inteligente y me alegra saber que tu mamá es organizada.
Melinda riendo – Créeme, ella es menos que Benjamín.
Siguen conversando.