EL ABOGADO DE MI CORAZÓN

Camila sentía tocar las manos con el cielo, el calor del cuerpo de Marcelo la envolvía, acaricio su espalda ancha, sintió sus músculos firmes, ante ella tenía a un dios griego, que era atento y amable, jamás imagino que sería un amante en la cama enérgico, dedicado y entregado a complacerla. Se giró sobre él sintiéndolo completo, su miembro en su interior lo sentía firme y duro, ella podía sentir como lo movía de atrás hacia adelante, le estiraba su abertura vaginal y sus labios los rozaba sintiendo la suavidad de él que se ve se afeitaba en esa zona. Marcelo llenaba sus manos con sus senos masajeando y no dejaba de mirarla a los ojos. Ella se recostó sobre él besando sus labios de una manera delicada y su lengua le rozo suavemente y él se mordió el labio inferior aguantando de no llegar, su miembro le latía como queriendo entrar en erupción. Camila vio su expresión por lo que se salió y rozo su miembro por su parte de atrás, él abrió grande los ojos, ella lo guió con su mano, y ante la sorpresa de él lo introdujo ahi. Esto fue sorpresivo excitante, no podía creerlo, estaba ajustada y esa sensación lo saco de su órbita, ella se movió de una manera que él jamás había experimentado se aferró a sus caderas con fuerza, ella le agarro su mano guiándolo a su clítoris de ese modo supo qué hacer. Esta mujer lo enloqueció, le extrajo todo su jugo, la lleno de él. Se desplomó sobre su espalda y la beso abrazado a ella con sus manos llenas de sus senos. Se quedaron rendidos abrazados. Marcelo tenía una sonrisa que no podía borrar. En su cabeza estallaban interrogantes, aún era incrédulo ante lo que vivió, sintió y experimento con Camila. Le besaba con ternura, la cubrió más con la manta, ella dormitó sobre su pecho, mientras él le acaricio su cabello. Lo sentía suave al tacto, sus manos la atraían más a él. No quería que ese momento terminara. No se habían hecho promesas, apenas durmió un par de horas sobresaltado creyendo que todo había sido un sueño. Pero al ver a la hermosa mujer durmiendo entre sus brazos, suspiraba aliviado, no habían intercambiado ni una palabra durante el sexo, solo se sintieron mutuamente. Con su ex era una conferencia, un sin fin de palabras grotescas que le gustaban a ella que le dijera. En cambio, con Camila fue diferente, sus miradas encendidas lo decían todo. Se levantó y se dirigió a bañarse. Fue a ver a su hermano que seguía en la misma posición que lo habían dejado aún muy dormido. Le daba pena verlo así, su hermano estaba por casarse, esperaba a su novia en el altar mientras ella se dirigía en un auto llevado por su cuñado, pero por cosas del destino un camión se los llevo por delante en una intersección. Su hermano creyó que tardaba como toda novia alistándose, pero cuando los minutos se convirtió en hora se preocupó. Hasta que vieron entrar corriendo a alguien por el pasillo de la iglesia y era uno que venía a avisar del trágico accidente. Ella falleció en el acto, su cuñado estaba en terapia intensiva. Todo sus sueños los vio desvanecerse en pocos minutos, esos veinte minutos que le llevaba llegar de su casa a la iglesia, fueron destruidos con ese trágico accidente. El chofer del camión juro que no los vio, se los aparecieron de golpe y cuando trato de frenar ya era muy tarde. Desde entonces su hermano parecía un zombi, cumplía con su trabajo, pero se perdía en las noches del aniversario ahogándose en alcohol. Y ese día se cumplía un año de que perdió a su novia antes de que sea su esposa. Por eso no lo reprochaba, trataba de acompañarlo y le brindaba consejos, pero solo él sabría en que momento liberarse de ese dolor. Se puso una remera y un short y regreso a la cama junto a Camila acomodándola de nuevo entre sus brazos. Sonreía como un tonto al verla, en un momento se durmió inhalando el suave aroma que emanaba del cabello de ella.

Camila se despertó y vio a Marcelo durmiendo abrazado a ella, se despegó de él y fue a bañarse. Se cambió, miro la hora aún faltaba para que amanezca, se dirigió a la cocina y busco para preparar café, hasta que lo encontró en los estantes de arriba, eran de esos instantáneos, puso a calentar agua en la pava eléctrica. En eso le sorprendió al girarse y encontrarse con Gustavo que la miraba serio.

-Buenos días. Le dijo observando su desaliñada apariencia con su cabello alborotado.

-¿Qué haces?. Le pregunto serio.

-Preparo café... ¿Quieres?. Le pregunto.

-Si... Dame uno fuerte. Me duele la cabeza. Le respondió sin ganas.

Camila hecho una cucharada de café en la taza y sin batir le echo el agua caliente de una manera que le salió bien espumoso. Gustavo la observo frunciendo el ceño creyendo que le serviría agua sucia, el siempre usaba el batidor de mano. Pero ella no, se lo coloco enfrente.

-Endúlzalo si quieres. Le dijo Camila.

-Esto es agua sucia. Le responde mirando la taza.

-Prueba antes de juzgar. Le dijo Camila tomando el suyo. - Y dime... ¿Qué te llevo a tomar asi?. Le pregunto Camila.

-No me calificas de borracho o alcohólico, como lo hacen la mayoria. Le dice serio Gustavo.

-Soy doctora... Tengo pacientes que tienen problemas debido al consumo excesivo de alcohol... Y las veces que hable con ellos... No era por placer... Siempre un factor externo los llevaba a querer ahogar sus penas en una copa... Pero te diré que en una copa de vino las nubes del dolor se irán pero el sol nunca saldrá. Le comenta Camila.

- Para mi el dolor no se va, ni el sol sale... Perdi a mi novia... Murio en un accidente dirigiendose a la iglesia donde nos casariamos... Asi que no debes de saber lo que se siente. Le dice serio.

-Al menos te ibas a casar... Yo tenia todo preparado... El vestido... Los servicios... Todo estaba reservado... Pero encontre a mi novio con otra en pleno acto sexual... Tuve que vender la casa... Cancelar todo...... No me hundí en el alcohol... Si no que me concentre en mi trabajo... Ayudar a otros me ayudo a disipar un poco el dolor... Y a los dos meses fallece mi abuela... El único ser que me daba alegría... Y el día en que recibo sus cenizas me entero de que mi padre está al borde de la muerte... Y a pesar de ello debo seguir atenta... Con mi profesión no puedo ser una persona más. Le responde mirándolo seria.

- Con lo que contaste... Lo mío no parece nada. Le responde.

-Cada uno maneja su pena como puede... No soy la voz de la experiencia... Solo digo que si enfocas tu atención como ayudando a alguien, alivias lo que te pesa los hombros. Le dice Camila. En eso recibe una llamada.

-Disculpa. Le dice y se va a atender.

📱CAMILA... DISCULPA... PERO NECESITAMOS QUE VENGAS. Escucha la voz del doctor Diaz.

📱BUENO... MI PADRE SE SINTIO MEJOR... VOY A EVALUAR COMO ESTA. Le dice Camila.

📱ES URGENTE... ESTAMOS CORTOS DE PERSONAL... POR LA LLUVIA SE ACCIDENTARON Y SE NOS LLENO LA SALA DE EMERGENCIAS. Le cuenta.

📱ENTIENDO... YA LO ARREGLO Y EN EL DIA ESTOY HALLA. Le responde y corta.

-¿Qué sucede?. Le pregunta Gustavo.

-¿Cómo estás para conducir?... Necesito ir al sanatorio a ver a mi padre... Debo regresar... Me necesitan en mi trabajo. Le responde Camila con la mirada encendida.

-Si tomo algo... Para la jaqueca... Te llevo... Aunque no sé si Marcelo tenga algo. Le dice Gustavo.

-Sufres del corazón o la presión. Le consulta Camila.

-No. Le responde por lo que ella extrae una tableta de pastillas de su bolso y le pasa. Mientras se va a cambiar, él toma la pastilla con su café y se dirige al baño a darse una ducha, al salir elige una de las ropas de su hermano que consitia en una camisa blanca y un yin azul y se arregla su cabello. Cuando sale Camila casi no lo reconoce, no era el mismo de hace un rato, se veia pulcro y fresco.

-Trate de despertar a Marcelo pero no respondió... Igual le dejé mi tarjeta en su celular. Le comenta Camila a Gustavo.

-No te preocupes... Yo le diré que tuviste una emergencia. Le responde Gustavo mirándola de arriba abajo, su hermano se había conseguido una modelo y encima doctora.

Llegaron al sanatorio y Camila bajo con su bolso y su mochila. Gustavo la ayudo a llevar uno.

-Buen dia pa. Lo saludo al ingresar viéndolo despierto desayunando.

-Buen dia cariño... Hola Gustavo que gusto verte. Lo saludo el señor Goicochea.

-Buen dia señor. Le respondio mirando su celular.

-Te quiero proponer que vengas conmigo al campo... Te sentará bien el aire fresco. Le dijo Camila.

-Es una invitación sorpresiva... Debería evaluar...

-Me ocuparé que no te falte atención... Tu mismo dijiste que no necesitaban tanto tu presencia. Le dijo Camila.

-Pero... Tengo a Margaret. Dijo el señor Goicochea pensativo.

-Bueno pa... Como quieras... Pero debo regresar... Me necesitan... Hubo un choque multiple debido a la lluvia... Y estan cortos de personal. Le dijo Camila al ver que él elegía a su esposa que no se preocupaba en venir a verlo, que solo velaba por su propio interés.

-Lo lamento cielo... Quería que te quedes. Le dijo su padre.

-No puedo fallar en mi trabajo. Le respondió seria.

-¿QUÉ HACE ESTA AQUI?. Escucho una voz chillona y gira viendo a su hermanastra y a su madrastra con cara de pocos amigos en la puerta mirándola.

-VIENES A VER SI MURIO PARA SACAR UNA TAJADA. La increpa su hermanastra a Camila.

-Se termino la sangre en el Banco de sangre y se la vienen a chupar a él. Le dijo Camila mirandolas seria.

-NO TIENES ALGO MEJOR QUE HACER. Le dice su hermanastra altanera.

-Si... Debo trabajar...¿Sabes lo que es eso?... Aunque no lo creo... Eres de las que supone que con estirar la mano obtiene lo que quiere. Le dijo Camila.

-Mamá... Escucha lo que me dice esta. Chilla zapateando como una niña.

-Naty... Cuida tus modales ante tu padre... Recuerda que eres una de clase alta y no una campesina. Le dice la señora Margaret mirando a Camila de soslayo con desprecio.

-NATALIA... RESPETA A TU HERMANA... Y MARGARET NO TE PERMITO QUE HABLES ASI DE CAMILA... NATALIA HABRA IDO A LAS MEJORES ESCUELAS... PERO LOS MODALES LOS OLVIDO POR COMPLETO... HASTA EL SENTIDO COMUN DE BUSCAR UN TRABAJO. Le dice serio el señor Goicochea.

-Como un trabajo... Apenas tiene dieciocho. Expresa alarmada Margaret.

-¿Para qué vinieron temprano?. Le pregunto serio el señor Goicochea.

-Quiero la tarjeta negra... Mi curso va a Cancún... Y no quiero quedar como una pobretona luciendo la misma ropa. Le dice Natalia masticando su chicle.

-Que cinismo... No tienes ni un poco de sentido común... Mi padre internado y solo piensas en placeres banales. Le dice Camila molesta.

-¿Qué culpa tengo de que se enferme?... Es su problema... Soy joven para cuando la vida... Vos con veintiún años eres una vieja amargada. Le responde Natalia.

-TIENE RAZON CAMILA ... NO HACE MUCHO RENOVASTE TU CLOSET... ES UNA TIENDA AHI ADENTRO... ENCONTRARAS QUE PONERTE. Le dice serio el señor Goicochea.

- Eres un viejo egoista ojalá te mueras. Chillo Natalia saliendo de la habitación enojada.

-No la escuches... Sabes como son a esa edad. Le dice la señora Margaret defendiendo a su hija y sale a buscarla.

El señor Goicochea se friega la cabeza enderezándose y le mira a Camila.

-Voy contigo unos días. Le dijo sabiendo que su mujer lo atosigaría todo el tiempo por no darle la tarjeta a su hija. Él se había casado con ella cuando Natalia tenía siete años y la había malcriado dándole todo lo que le pedía y ahora eso era su condena por no enseñarle el significado de valorar las cosas ganadas con el sudor de la frente.

-Avisa sobre tu viaje que no te denuncien por abandono de hogar. Le dijo Camila, su padre la miro sonriendo al notar el tono irónico de Camila.

-Y ¿Marcelo?. Pregunto el señor Goicochea, al darse cuenta de que no estaba.

-Se quedó durmiendo... Me habia pedido que lo despierte temprano... Pero no pude hacerlo... Justo llamo su hija y me ofrecí a traerla. Le respondio Gustavo cubriendo a su hermano al darse cuenta que se habia metido con la hija de su jefe.

"La que se le va a armar si se llega a saber", penso.

-Bueno... Y tu nos puedes llevar... Si no estas ocupado. Le pide el señor Goicochea.

-Si... No hay problemas. Le dijo Gustavo, pensativo.

-Iremos a casa... Llevare unas cosas. Le aclaro el señor Goicochea, para que los lleve.

-Muy bien. Le respondio Gustavo.