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Destino Inesperado

Destino Inesperado

Status: Terminada
Genre:CEO / Madre soltera / Futuro / Embarazo no planeado / Reencuentro / Completas
Popularitas:1.2M
Nilai: 4.9
nombre de autor: Rosali Miranda

Una noche. Un desconocido. Y un giro que cambiará su vida para siempre.

Ana, una joven mexicana marcada por las expectativas de su estricta familia, comete un "error" imperdonable: pasar la noche con un hombre al que no conoce, huyendo del matrimonio arreglado que le han impuesto. Al despertar, no recuerda cómo llegó allí… solo que debe huir de las consecuencias.

Humillada y juzgada, es enviada sola a Nueva York a estudiar, lejos de todo lo que conoce. Pero su exilio toma un giro inesperado cuando descubre que está embarazada. De gemelos. Y no tiene idea de quién es el padre.

Mientras Ana intenta rehacer su vida con determinación y miedo, el destino no ha dicho su última palabra. Porque el hombre de aquella noche… también guarda recuerdos fragmentados, y sus caminos están a punto de cruzarse otra vez.

¿Puede el amor nacer en medio del caos? ¿Qué ocurre cuando el destino une lo que el pasado rompió?

NovelToon tiene autorización de Rosali Miranda para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 13 – Entre la vida y el pasado Parte 2: Secretos que arden

La mañana siguiente amaneció nublada, como si el cielo supiera que algo estaba por romperse.

Ana no había dormido casi nada. El peso de lo que había visto la noche anterior en el celular de Lían no le permitió cerrar los ojos. No había sido solo una foto. Era la mirada del niño… tan parecida a la de Lían… lo que le había revuelto el estómago.

Cuando Lían apareció en la cocina con una taza de café en cada mano, Ana lo esperaba sentada en la mesa, con el rostro serio, sosteniendo a Sofía contra su pecho.

—Dime la verdad —dijo sin rodeos.

Lían dejó las tazas sobre la mesa, suspirando profundamente. Luego, se sentó frente a ella.

—Su nombre es Isabella. Es parte de mi pasado… hace cuatro años tuvimos algo. Muy breve. Ni siquiera supe que había quedado embarazada hasta hace poco.

Ana tragó saliva.

—¿Y qué quiere ahora?

—Dice que el niño es mío. Me envió una prueba de ADN por correo, sin pedir permiso. Según ella, quiere “poner las cosas en orden”... pero no lo creo. Apareció justo cuando se enteró por alguien más que tú habías tenido gemelos. Quiere dinero. O exposición. O algo más.

Ana sintió que el aire se volvía denso.

—¿Por qué no me lo dijiste antes?

—Porque tenía miedo —admitió Lían—. Miedo de perder esto… de perderte a ti. Apenas estaba empezando a creer que podríamos tener algo real. Y ahora, esto.

Ella no dijo nada por unos segundos. Se levantó, caminó hacia la ventana y miró las nubes cargadas en el cielo.

—¿Y vas a hacerte cargo?

—Sí —respondió con firmeza—. Si ese niño es mío, tiene derecho a saberlo. Y yo tengo el deber de estar ahí. Pero eso no cambia lo que siento por ti ni por nuestros hijos.

Ana asintió en silencio.

No era una respuesta perfecta.

Pero era honesta.

---

Esa misma tarde, Isabella llegó.

Sin avisar.

Sin pedir permiso.

Tocó la puerta con seguridad. El cabello recogido, un abrigo caro, maquillaje impecable.

Y con ella, un niño de unos tres años. Ojos claros, expresión seria.

—Lían —dijo, como si fueran viejos amigos—. Pensé que era mejor hablar cara a cara. Ya sabes… por los niños.

Ana se tensó. Sostuvo a Matías, mientras Sofía dormía en el cuarto.

—Hola, Isabella —respondió Lían, tenso, colocándose entre Ana y la mujer—. Este no es el momento ni el lugar.

—¿Y cuándo será? —replicó ella—. Ya conociste a tus nuevos bebés, ¿por qué no conocer también al que dejaste atrás?

Ana sintió una punzada. Isabella lo había dicho con intención, con veneno.

—¿Qué quieres exactamente? —preguntó Lían, ya sin paciencia.

—Quiero lo que le corresponde a mi hijo —dijo con una sonrisa falsa—. Reconocimiento, estabilidad… y si no puedes ofrecer eso de forma voluntaria, no me importará hablar con la prensa. Un CEO con dos familias, hijos escondidos… ya sabes cómo son los medios.

Ana sintió que algo ardía en su interior.

No solo era la amenaza.

Era la sensación de que su pequeño mundo se desmoronaba.

—Este no es un lugar para chantajes —dijo con frialdad—. Y mucho menos frente a un niño.

Isabella giró la mirada hacia ella, como si por fin notara su presencia.

—Tú debes ser Ana. Qué lástima… tan joven, tan ingenua. Créeme, el cuento de “familia perfecta” no dura mucho.

Lían se adelantó.

—Te voy a pedir que te vayas. Ahora.

Mi abogado se pondrá en contacto contigo.

Isabella rió, sarcástica, y se marchó sin más. Pero sus palabras quedaron flotando en el aire como un veneno lento.

---

Esa noche, Ana no habló mucho. Cuidó a los bebés, los bañó, los arrulló.

Pero cuando Lían intentó abrazarla, se apartó.

—No puedo procesarlo todo de golpe —dijo con sinceridad—. Estoy agotada. Física, emocionalmente.

Necesito espacio.

Lían asintió, dolido.

—Lo entiendo. Solo… prométeme que no te irás sin avisarme.

—No voy a huir —respondió ella—. Pero tampoco puedo quedarme al lado de alguien que oculta cosas que pueden cambiar nuestras vidas.

---

La mañana siguiente, el destino volvió a golpear.

Mientras Ana preparaba el desayuno, escuchó un timbre. Al abrir, encontró algo que no esperaba: sus padres.

—¿Ana Camargo? —dijo su madre con una expresión severa—. ¿Es verdad lo que hemos visto en las redes? ¿Estás criando a dos hijos en otro país, sola, sin decirnos nada?

Su padre, más callado, tenía los labios apretados.

Pero los ojos heridos hablaban por sí solos.

Ana sintió que el mundo giraba.

Sofía comenzó a llorar en la cuna.

Matías estaba en brazos de Lían, que salía de la habitación con el ceño fruncido.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó ella, temblando.

—Vinimos a buscar a nuestra hija —dijo su madre—. Y también a entender qué clase de hombre es este tal Lían Hunter.

Ana miró a Lían.

Miró a sus hijos.

Y supo que la calma había terminado.

Ahora, debía elegir: enfrentar el pasado… o proteger el futuro que estaba construyendo.

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Irma Liturgia
vamos a ver si ahora sí hace algo la mamá por defender a su hija
Irma Liturgia
pues en eso te equivocas escritora la guerra no a comenzado apenas tiene esto rato ,esa guerra sucia de un ser que no sabe lo que es querer a su sangre según cuida su apellido pero lo ensucia más con sus acciones ,es Liam quien no solo a limpiado su apellido sino también a su mujer y sus hijos y espero se descubra todo y paguen todos los que tengan que pagar por tanta maldad
Irma Liturgia
porqué no te casas con Ana y les das una estabilidad a tus hijos es tan sencillo da una rueda de prensa y acaba con todo eso no se porqué dudas
Socorro Ramirez
ese señor merece quedar solo, no merece el cariño de sus nietos. no supo ser padre y ahora quiere ser abuelo ejemplar??? que no joda
Socorro Ramirez
esta linda la historia, pero ya debería ser fuerte caramba, por sus hijos, sacar las uñas, parece tonta.
Lorena Larios
que asco de personas
Lorena Larios
espero que la relación de ellos salga Victoriosa
Lorena Larios
cómo el señor fue feliz no quiere que su hijo tampoco lo sea que egoísta
Lorena Larios
espero que no haya tontos problema
Lorena Larios
que le pasa a este señor
Lulu Malagon
me supongo que tiene dinero propio
Mary Ramos
bellísima.
Lulu Malagon
que le haga prueba al niño
Lulu Malagon
que padres tan insensibles
Lulu Malagon
excelente historia estoy fascinada
Lulu Malagon
que bueno cómo reaccianaron los dos
Lulu Malagon
ufff estoy bien atrapada en la historia
Guiomar Elena
Muy buena historia. Me encantó. Gracias escritora por compartirla. Felicitaciones. Te deseo grandes éxitos y se cumplan todos tus sueños. Muchas bendiciones para ti.
marb
otra vez tú viejo, q cansino
marb
pero bueno, quien es ese ser q odia tanto a Ana
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