Tatiana lleva enamorada de su amigo una década pero el se casará y ella debe ser madrina de su boda junto a su enemigo
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Capítulo 7
El día tan esperado llegó, estoy tan feliz nótese el sarcasmo. Hacer un retiro espiritual hasta me resulta más emocionante y conste que no soy la persona más creyente del universo. Para aclarar soy creyente pero no fanática.
Tengo este maldito presentimiento de que hoy todo será peor. No lo llamaré intuición femenina porque saben que carezco completamente de eso. Pero algo está muy mal y puedo sentirlo. Tampoco hay que ser un genio para darse cuenta. ¿Para que tanta insistencia con que vaya a la dichosa celebración? ¿Acaso no pueden hacer lo que la mayoría? Mandarme un mail con lo que necesitan y ya me pongo en la labor de organizar todo de la manera más fácil posible sin enloquecer en el proceso.
Ruego a Dios que no me toque una novia loca con quién trabajar porque ahí si les aseguro que soy capaz de internarme en un psiquiátrico fingiendo demencia o hasta veo atractiva la idea de convertirme en monja y mudarme a un convento en la otra punta del universo.
El día transcurrió todo lo normal que pudo ser, durante al menos unos cuantos minutos. Nos levantamos con Dani porque hasta dormimos juntos debido a mí estado de ánimo, desayunamos y me preparé para salir a correr. ¿Mí suerte? A mitad del trayecto comienza a llover y llego a casa empapada, bueno quizás me enferme seriamente y pueda salvarme de ésta boda.
Comimos y decidimos salir a dar un paseo para distraerme y de paso, Dani conocería un poco del lugar. Pasamos toda la tarde fuera de casa.
Fuimos a tomar un helado y luego de ahí al shopping, ¿Que me compré? Absolutamente nada, pero mí querido compañero compró una chaqueta de cuero que lo hace lucir aún más sexy de lo que ya es. ¿Que tiene de malo que haya comprado eso? Absolutamente nada, salvo el minúsculo detalle de que demoramos tres horas en la tienda porque no se decidía por nada. Menos mal no me puse tacones y salí vestida súper casual, porque sino hubiese ocurrido una desgracia.
Fuimos al cine donde pasó lo mismo con la película, ¿Es tan difícil decidirse por una película? Si le gustan dos puede ver una hoy y otra mañana o la siguiente semana u otro día, no es como si el cine se fuera a mover a otro sitio o como si desapareciera la cartelera con los estrenos. Pero no, él debía ver los pros y los contras, leer minuciosamente de que trataba, cuando yo solo miro la imagen y decido así de rápido.
Cuando creí que luego de leer acabaría decidiendo por una de las opciones, no sucedió. Siguió indeciso, ¿Que hizo? Básicamente buscó opiniones en Google, reseñas, etc de cada una. ¿Acaso la opinión de otro sirve para que veamos la película? Claro que no!! Porque a unos les gusta y otros la odian. Y en este caso, la que sería la mejor de todas acabó siendo más aburrida que ir al museo.
Dos horas más tarde cuando acabó la dichosa película más aburrida del planeta, salí prácticamente arrastrándolo del cine, no sobreviviría si decidía ver otra. Porque si, podría morir del aburrimiento o ahorcarlo con el cordón de mis zapatillas. Pero aún así, ver la película de los monos espaciales o un documental en Animal Planet acerca de la vida de las moscas me resultaba más atractivo que ir a la maldita celebración.
¿El día podía empeorar? Siempre y de muchísimas formas. Cuando estábamos en camino a casa, recibí un WhatsApp de Ramiro avisándome que se adelantaba la reunión, por lo tanto tenía exactamente una hora para llegar a casa, cambiarme, peinarme. ¿Cómo eso sería posible? Ni pidiéndole ayuda al hada madrina de cenicienta.
Pero déjenme les explico el problema, todo el mundo piensa que los rizos son hermosos pero, ¿Cómo hacer para mantenerlos en su lugar en un día húmedo? Básicamente imposible, y lo peor... Lograr peinarme, maquillarme, bañarme, vestirme en una hora cuando aún no llegaba a casa era una misión imposible; y si a eso le sumamos que mí compañero no es el hombre más decidido del universo aún peor. Imaginen si con la película tardó una eternidad en decidir, con el vestuario era un millón de veces peor.
Una hora había transcurrido y aún no lograbamos salir de casa. Ramiro ya estaba llamándome al móvil para saber dónde estábamos y reprochando que seguro no iba, lo pésima amiga que era y un sinfín de cosas más que decidí no escuchar. Cuando al fin cerró la boca le dije que ya estábamos en camino, pequeña mentira. Que se aguante, nunca fue puntual en su vida, al menos una vez que sea el quien me espera.
Llamar al taxi, esperarlo, irnos y llegar a destino nos significó otros treinta minutos. Ramiro me había vuelto a llamar varias veces pero tomé la decisión madura de no atenderlo porque por más que lo amara sería capaz de mandarlo al diablo y decirle que lo ayude su abuela o cualquier otro pariente que tenga el mismo conocimiento que yo de mecánica, osea ninguno.
Lo bueno es que con el enojo y el malhumor que traía en estos momentos no creía que algo más pudiera ponerme de peor humor, pero como siempre me equivocaba.
Llegamos al famoso bar, que felicidad. Me emocionaba más hacer cola en el banco a las dos de la tarde al rayo del sol que asistir.
Creo que Danilo se dio cuenta de mis planes de huida porque agarro mí mano y entrelazó sus dedos con los míos haciendo presión para que camine. En aquellos momentos deseé que Ramiro no nos viera pero apenas cruzamos por la puerta vino enseguida a buscarnos y al ver en dirección a la mesa donde se encontraba lo supe, sería una larga noche.
el debe estar decepcionado con ella que se acosto con el como un desconocido
gracias 🫂
seguimos con el maratón.
una novela por día.... saludos!!