AL PRECENCIAR LA MUERTE DE SU MADRE IRINA PERDIO SU VOZ Y POR CULPA DE SU PADRE FUE OBLIGADA A CASARSE Y DESPUÉS DE DOS AÑOS DE MATRIMONIO FUE OBLIGADA A DIBORCIARSE Y A CASARSE VON OTRO HOMBRE AL QUE NO CONOCÍA.
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CAPÍTULO 21
NARRADOR
Inés seguía con sus planes de conseguir la dirección a través de las enfermeras del hospital. Donde se topó con Irina, con el dinero que reunió vendiendo algunas de sus joyas, le pagó una fuerte cantidad a una de las enfermeras, quien accedió a darle la dirección. Una vez hizo el pago, la enfermera buscó en el historial médico de Irina la dirección de ella y su número telefónico.
Inés trató de llamarla, pero ese celular ya no pertenecía a Irina, ya que Dmitry se lo había cambiado. Así que no le quedó más opción que ir hasta la dirección que la enfermera le dio, pero al llegar se encontró con una fortaleza inmensa rodeada de muchos guardias y no pudo ver a Irina, ni siquiera pudo acercarse a la propiedad. Tenía miedo de que la reconocieran si lograba su cometido de lastimarla, por eso observó a la distancia esperando verla, pero no pudo. Derrotada, se fue al departamento que Steven compró, ya que su antigua casa la vendió para invertir y sacar adelante su empresa. A ella le molestaba vivir ahí, porque estaba acostumbrada a vivir.
No buscaba su aprobación, simplemente gustaba salir adelante sin hacer nada ilegal y mucho menos lastimando a Irina. Y eso a ella le molestaba, porque cada día lo sentía más distante, sin saber que ya lo había perdido. Ella buscaba reconquistarlo a través del sexo, pero ya eso no funcionaba con Steven, porque ella sabía la clase de mujer con la que se había casado y solamente estaba con ella esperando un nacimiento de su hijo para poder divorciarse y llevarse a su hijo. No permitiría que creciera solo con una madre como Inés.
-"Hasta que llegas, ¿dónde estabas?", le pregunta Steven.
-"Fui a la casa de Irina", responde Inés, y Steven se sorprende, pero trata de controlar su reacción.
-"Creí que no sabía dónde vivía", dice Steven.
-"Hoy lo descubrí, pero en una fortaleza, hay mucha seguridad y no quise acercarme", dice Inés.
-"Debería dejar las cosas como están. A mí me está yendo muy bien en la empresa. Vaya amor y dejemos de ser tan ambiciosos. Formemos una bonita familia para nuestros hijos y olvidémonos de Irina", expresa Steven.
-"No voy a tener una vida miserable. Yo nací para hacer una reina, tenerlo todo. ¿Me voy a conformar con lo poco que tú puedas dar cuando puedo tener toda la fortuna de esa tonta?", comentó Inés.
-"¿Cómo puede ser tan desalmada? Tú también esperas un hijo y quieres causarle daño al hijo de tu hermano solo por ambición y para que ella no herede todo lo que es por derecho le corresponde. Esa fortuna es de su mamá, por lo que le corresponde a ella y a nadie más", expresó un Steven muy decepcionado de la mujer frente a él.
-"Tú siempre fuiste débil, por eso te va tan mal en los negocios. Jamás subiste los pantalones para hacer lo necesario para ser mejor en construir una gran empresa. Cuando me fijé en ti, creí que eras un luchador, pero me equivoqué. Eres un perdedor, otro del montón", habló Inés con desprecio.
-"¿Sabes qué? Si tan perdedor te parezco, ¿por qué no te vas con tu familia? Quiero el divorcio, ya no te soporto. Traté de aguantar por el bebé, pero contigo es imposible vivir", habló enfadado Steven.
-"¿Sabes qué? Tienes razón. No sé qué hago aun perdiendo el tiempo contigo si es obvio que no vas a llegar a ninguna parte. Mejor me voy de una vez con mis padres. Ellos sí me darán lo que yo necesito. Adiós", Inés estuvo de acuerdo. Fue a su habitación por sus cosas para irse con sus padres.
Steven se quedó pensativo y recordó que le prometió a Dmitry mantenerlo al tanto de lo que escuchara o de los planes de su esposa y su suegra. Por lo que tomó su celular y le escribió a Dmitry para decirle que Inés ya tenía la dirección de Irina y que planeaba lastimar. No sabía cómo ni cuándo, pero sabía que lo intentaría.
Por su parte, Dmitry, en cuanto recibió ese mensaje por parte de Steven, se puso alerta. Quería buscar una excusa para sacar a Irina de la ciudad, pero ella no lo dejaría. Además, Celeste está en la casa y se siente más segura y cómoda con ella. Así que no puede separarlas y si se llevaba a Celeste, Víctor no la iba a dejar ir sola y tendría que llevárselo a él también. Por lo que prefirió que se quedaran en la casa y luego contrató más personal de seguridad.
Le regaló a Irina una pequeña pulsera, la cual en realidad contiene un rastreador para saber siempre dónde está y si está algo. Él se toma muy en serio su seguridad y la de su bebé, por eso no quiere arriesgarlas por nada del mundo.
En la mansión del padre de Irina, Inés llegó con sus maletas. Sus padres se sorprendieron, pero ella les explicó el motivo por el que se alejó de Steven.
Su padre la regañó porque su situación actual no era buena. Cada día perdía más y más millones en la empresa. Todos sus negocios habían caído. Ellos no sabían por qué y cómo les estaba pasando, eso sí, eran buenas inversiones. Tenían todo para seguir prosperando por los siguientes 10 años, pero desconocían que detrás de su ruina estaba Dmitry Petrov, el esposo de Irina, quien poco a poco los estaba llevando a la ruina.
-¿Qué querías que hiciera? ¿Que le rogara? Es un perdedor. No podía quedarme con él. No quiere apoyarme para deshacernos del bastardo de Irina -se excusó Inés.
-Tenías que soportarlo y convencerlo. Nuestra situación no es la mejor y si no logramos deshacernos del bastardo de Irina, ella recuperará toda la fortuna de su mamá. Así que no sé qué vas a hacer, pero debes volver con tu esposo. Debes tener una segunda opción por si no lo logramos -expresó el padre de Inés.
-Tienes razón, papá, pero por esta noche me quedaré aquí para que él me extrañe. Estoy segura de que me buscará para reconciliarnos. Y por supuesto, le diré que sí, estoy esperando a su hijo y no me dejará ir tan fácil. Me pudiera siempre. Ya lo verás -dijo Inés.
-Eso espero, hija, o estaremos muy en apuros. Ahora hay que planear muy bien lo que haremos para que Irina pierda a ese bebé -dijo el padre de Inés.