La Espía Del Rey

El comedor de la posada olía a pan recién hecho y miel caliente. Liora comía feliz, moviendo los pies bajo la mesa mientras untaba mantequilla en una hogaza enorme.

Eamon, en cambio, parecía al borde de un colapso nervioso.

El Rey disfrazado.. intentaba mantener la dignidad… aunque seguía visiblemente perturbado por el “despertar” de esa mañana.

Eamon abrió un pergamino y lo deslizó sobre la mesa.

Eamon: Tenemos que entrar al templo. Necesito colocar algunos catalizadores mágicos dentro de la estructura para confirmar si están usando magia oscura.

Liora asintió mientras masticaba.

Liora: ¿Catalizadores?

Eamon: Piedras sensitivas. Detectan flujos de magia irregular. Si hay ritos oscuros, las piedras se activarán.

El Rey tomó un sorbo de té, mirando el mapa.

Rey (disfrazado): La pregunta es cómo acceder sin levantar sospechas. Faerhelm puede ser pequeño, pero es extremadamente devoto.

Liora sonrió, limpió su boca con una servilleta y se levantó de la mesa con elegancia excesiva.

Liora: Déjenmelo a mí.

Eamon se atragantó con el pan.

Eamon: ¡¿Qué?! ¡No, Liora, NO! ¡no sabemos de que es capaz la nueva Liora!

Liora lo ignoró por completo y caminó hacia la señora de la posada, que estaba sirviendo café.

Liora (con sonrisa dulce): Buenos días. ¿Podría contarme un poquito sobre el templo del condado? Mi familia.. quiere visitarlo.

La mujer sonrió con orgullo.

- Claro que sí, querida. El Templo es sagrado. Allí se purifica el espíritu, se confiesa todo pecado y se sirve a la luz verdadera.

Liora: ¿Y reciben a visitantes?

- ¡Por supuesto! Mientras sean puros. El templo aborrece el pecado… y a quienes lo cometen.

Liora levantó una ceja.

Liora: ¿Lo aborrecen?

- Lo condenan. Sin excepción. Los que viven “en pecado” son vistos como… perdidos.

Liora: ¿“En pecado”? ¿Qué tipo de pecado?

La mujer sonrió como si explicara algo obvio.

- Cualquier unión fuera del matrimonio, por ejemplo. O comportamientos… indecorosos. Tocar, dormir juntos, insinuaciones… ¡Nada de eso está permitido!

Liora abrió mucho los ojos. Miró hacia el Rey y a Eamon. Ambos la observaban desde la mesa.

[Oh, por todos los dioses. Ayer dijimos que éramos pareja. Y dormimos juntos. Encima de él. Encima literal.]

La señora seguía hablando..

- La gente del templo juzga muy fuerte. Dicen que la luz debe ser pura. No quieren ver… tentaciones. Ni parejas jóvenes… muy acarameladas.

Liora tragó saliva.

Liora: Bien… muchas gracias.

Eamon sospechó de inmediato.

Eamon: Liora… esa cara. Esa sonrisa. Esa expresión de “voy a causar un caos hermoso”. ¿Qué estás pensando?

Liora se detuvo, entrelazó los dedos detrás de la espalda y anunció:

Liora: Tengo un plan.

El Rey no se detuvo, pero sí giró un poco la cabeza, alerta.

Rey (disfrazado): Eso… me preocupa.

Eamon: A mí también.

Liora puso una mano en su pecho dramáticamente.

Liora: Oh, cómo son de desconfiados… ¿Acaso no recuerdan que en todas mis misiones NUNCA he fallado?

El Rey y Eamon intercambiaron una mirada de resignación absoluta.

Rey: Bien. Dinos tu plan.

Liora: vamos al templo y le daremos a Eamon el tiempo que necesita..

Minutos despues Liora sonrió triunfal mientras avanzaban por las escaleras del Templo..

El Rey caminaba rígido a su lado, recordándose cada dos pasos que no debía parecer nervioso.

Eamon iba unos pasos detrás, murmurando plegarias a todos los dioses conocidos.

En cuanto estuvieron justo frente a la enorme puerta de mármol del templo…

Liora actuó.

Sin previo aviso, abrazó al Rey.. Fuerte. Como si fuera su único sostén emocional.

El Rey se tensó como una estatua.

Rey (susurrando con horror): Verlaine… ¿qué está haciendo?

Liora (susurrando con absoluta confianza): El plan.

Eamon abrió la boca para protestar, pero antes de emitir un sonido…

Apareció un hombre con túnicas azules y un báculo.

Un mago del templo.

Sus ojos eran severos, sus cejas aún más.

Mago del templo: ¿En qué puedo ayudarlos?

Liora inhaló profundo.

Y como si fuera una actriz profesional… rompió en llanto.

Liora: ¡Señor mago! ¡Por favor, ayúdeme! Necesito que usted lo convenza.

Rey: ¿Que me convenza de qué…?

Liora lo ignoró y se giró al mago con dolor desgarrador.

Liora: Mi esposo… mi amado esposo… no quiere casarse por el templo.

Rey: ¿QUÉ?

Liora: Solo estamos casados por un papel.

—se limpia una lágrima real, porque tenía un talento natural para el drama—

Liora: ¡Pero yo quiero la bendición de los dioses! Quiero que nuestra unión sea pura… santa… eterna…

El mago la observó fijamente.

Y, por supuesto, con sus creencias extremas… creyó cada palabra al instante.

Mago del templo: Hija… no te preocupes. Nosotros te ayudaremos.

El Rey estaba completamente sorprendido, sin palabras..

Rey (susurro): Un momento, yo no..

Liora apretó su mano y lo abrazó otra vez, llorando aún más intensamente.

Liora: ¿Lo ve, señor mago? ¡Así es siempre! ¡Siempre pone excusas! ¡Siempre evade el tema!

Mago del templo: Joven… usted debe entender la importancia de la bendición divina.

Liora sollozó dramáticamente, apoyando la cabeza en el pecho del Rey.

Liora: Solo quiero un matrimonio sagrado… ¿¡Por qué me niega eso, amor mío!?

El Rey intentó hablar.

Falló.

Intentó de nuevo.

Falló peor.

Mientras tanto, a unos pasos detrás…

Eamon ya había desaparecido discretamente, entrando en el templo como si fuera parte del paisaje.

Eamon (susurrando mientras se escabullía): Gracias, Liora. Jamás admitiré esto en voz alta…pero eres un genio.

Tres horas después…

El mago tenía al Rey sentado en una banca sagrada, rodeado de estatuas severas.

Frente a él, con postura imponente, le daba un sermón eterno.

Mago del templo: El matrimonio sin bendición es como un barco sin timón. Un hogar sin techo. Un jardín sin agua.

Rey (disfrazado, agotado mentalmente): Lo entiendo…

Mago del templo: ¡No lo entiende! ¡Porque si lo entendiera, ya habría aceptado casarse por el templo!

Liora, a su lado, seguía con sus ojos grandes y llorosos.

A veces sollozaba.

A veces suspiraba.

A veces tomaba la mano del Rey para darle dramatismo.

Liora: Yo… yo solo quiero ser una esposa legítima a los ojos de los dioses…

El Rey, que llevaba escuchando la misma frase durante dos horas, ya no podía distinguir si era un sueño o una pesadilla.

[Estoy… siendo manipulado por una mujer pequeña y llorona…]

Mago del templo: ¡Prométame que al menos lo considerará!

Rey: Sí. Lo consideraré…con todo mi corazón.

Liora soltó un llanto aún más intenso, de felicidad fingida.

Liora: ¡Mi amor! ¡Sabía que en el fondo eras un buen hombre!

El Rey cerró los ojos con resignación absoluta.

Rey: Por supuesto que soy un buen hombre…

Mientras tanto.. dentro del templo, Eamon había colocado ya las tres piedras sensitivas, revisado pasillos, salones, cámaras ocultas y hasta una cripta.

Eamon (susurrando mientras salía hacia la puerta trasera): Perfecto. Todo listo. Y sin interrupciones. Gracias, Liora… aunque jamás lo admitiré en público.

una hora despues, el Rey salió primero… lento, derrotado… con la dignidad colgando de un hilo.

Liora venía detrás, casi saltando, con una sonrisa radiante.

Eamon apareció desde un lado, fingiendo que no venía del interior.

Eamon: Listo. ¿Todo bien aquí afuera?

El Rey lo miró como si hubiera envejecido veinte años.

Rey: Acabo de recibir la prédica más larga de toda mi existencia.. Tres horas.

Liora: ¡Tres horas de libertad para Eamon! ¡El plan funcionó!

Eamon: No puedo creerlo. Funcionó de verdad.

Rey: …Nunca más dudaré del terrorífico poder de tu actuación, Verlaine.

Liora sonrió como si hubiera ganado una medalla.

Liora: ¡Eso significa que confía en mí!

El Rey la miró por unos segundos…

y finalmente asintió.

Rey: Confío en ti. Aunque me lleves a la locura.

Liora: ¡Sigamos entonces! ¡A la siguiente parte de la misión!

Eamon: Sí. Pero antes… debemos revisar las piedras sensitivas.

El Rey se enderezó, recuperando formalidad.

Rey: Vayamos a un lugar seguro para evaluar los resultados.

Liora dio un saltito de emoción.

Liora: ¡Aventura mágica, allá vamos!

Eamon: Que los dioses nos protejan…

Rey (susurrando): …Especialmente de ella.

Liora: ¡Lo escuché!