DRAGÓN DORADO

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La gran sala de los Reyes estaba llena; todos iban llegando, pero los príncipes todavía no estaban. Como siempre, llegarían al final para hacer su gran entrada.

Lyra estaba junto a su madre y sus amigas. No tardaron en empezar a opinar sobre las otras jóvenes.

—¿Ya viene?

—Sí, ese es su carruaje —dijo una, preparándose para ver entrar a Aria y reírse. Ya la mayoría había llegado.

Aria bajó después de su madre. Nely iba a su lado, muy nerviosa, y Aria lo notó.

—Estarás conmigo, Nely. Nadie puede decirte nada —susurré en su oído. Ella sonrió, y pude sentir un poco de coraje en ella.

Al entrar, vi de reojo a Lyra con esas arpías de amigas que tenía, Larisa y Marisa. Sus caras al verme fueron un chiste; no entendían nada. Tuve que girar la cara para no reírme.

—¿No era que ella te hacía caso en todo? —dijo Larisa.

《¿Cómo…? ¿Por qué tiene otro vestido? ¡Y más lindo que el mío!》 pensó Lyra, furiosa.

—Sí… seguro fue su madre —respondió entre dientes—. No la miren. Ya verán que vendrá por nosotras… no puede estar sin mí —alzó el mentón con falsa seguridad.

—Mi Lady… ¿no irá con Lyra? —preguntó Nely.

—No, Nely. Ya no somos amigas. No es buena y solo se aprovecha de mí —sonreí sin darle importancia.

Caminé hacia la mesa asignada sin siquiera mirar al grupo de culebras, pero noté cómo me observaban los presentes.

“Es la señorita Aria… qué bella se ve.”

“Sí, pensé que no vendría… pero está sola.”

Lyra vio que Aria ni siquiera la miró. Frunció el ceño al ver que pasó de largo, y los murmullos sobre su belleza —y ese vestido que la hacía resaltar— la irritaron aún más.

—Parece que Aria no vendrá corriendo —dijo Marisa burlona.

—Se está haciendo la importante… —pero su mirada se clavó en Nely—. Y miren quién vino… pensé que nos aburriríamos —rió malvadamente.

Los príncipes se presentaron. Aria estaba en un rincón; usó la excusa del baño para no quedar atrapada en su “visión enamoradiza”. Fue entonces cuando vio a Lyra molestando a Nely.

—¿Qué haces acá? ¿Ya te crees mucho? Solo eres una sirvienta —le dijo por lo bajo, sonriente.

—No sé de qué habla, señorita… mi Lady me pidió venir —respondió Nely con la cabeza baja.

—¿Crees que voy a creer eso? Seguro quieres llamar la atención —susurró en su oído. Nely temblaba.

—¿Qué crees que haces, Lyra? —dije, tomando el brazo de Nely. Sentí cómo temblaba.

—Aria… solo le decía que no puede venir a una reunión así… qué pena. Tú eres muy buena para traerla, pero… ¿qué pensará la gente?

—Nely es mi amiga. Yo le pedí que viniera. Todas vienen con sus doncellas… no veo por qué ella no.

Lyra sonrió nerviosa al ver que respondí firme.

—Ari… solo quise ser buena. No puedes estar con la servidumbre —dijo intentando recomponerse.

—Puedo estar con quien quiera, Lyra. ¿Acaso porque tú no tienes doncella yo no puedo venir con una? —levanté una ceja.

Lyra apretó los dientes. Larisa y Marisa rieron; también notaron que Lyra no tenía doncella, lo cual era extraño. Con el dinero que derrochaba, debería tener dos o tres como muchas otras.

—Yo… no quise decir eso. ¿Defenderás a una pobre sirvienta? —dijo sin darse cuenta de que había levantado la voz. Todos escucharon lo que dijo.

Lyra quedó tiesa. Sus amigas se apartaron lentamente al ver que todos la miraban. Incluso los príncipes.

—Qué vergüenza, Lyra. Pensé que eras buena. No quiero tener nada que ver contigo. Y no vuelvas a tratar mal a Nely —dije, alejándome con ella del brazo. Nely no podía creer lo que pasó.

Ester llegó hecha una furia y jaló a Lyra, que estaba congelada. Aria la había humillado frente a todos.

《Esto no tenía que ser así… maldita sea, Aria》

—Camina, nos vamos —dijo Ester, llena de rabia.

—No… madre…

—Camina. No podrás hacer nada; todos te escucharon, niña idiota. Hasta la reina escuchó. ¿Cómo pudiste decir eso? ¡Tenías que tener cuidado! —la empujó dentro del carruaje.

—¡No fue mi culpa! ¡La música se detuvo y Aria me hizo enojar! —chilló Lyra, furiosa.

—Eres una tonta. ¿Cuántas veces te dije que no puedes enojarte? ¿Sabes lo que me costó llegar aquí? —gritó dentro del carruaje—. Tenemos que pensar en algo. Seguro nos traerá problemas mañana. No pienso perder la amistad de Su Majestad.

La reina jamás se juntaba con escándalos, y Lyra acababa de protagonizar uno.

Mientras ambas se retiraban, Aria salió al patio. Justo lo que no quería —llamar la atención— terminó haciendo lo contrario.

《Ahh… ¿y ahora qué hago?》

—Mi Lady… no tenía por qué hacer eso.

—Te lo dije, Nely. Eres mi amiga. No voy a dejar que te traten mal. Y tú tampoco tienes que dejarte, ¿sí?

—Sí, mi Lady… ¿quiere que le traiga algo para comer y beber? Parece que no quiere volver adentro.

—Sí… y no quiero entrar. —Sonreí aliviada.

Nely fue a buscar algo para mí. Mientras caminaba por el jardín, noté a alguien sentada mirando la luna. Al acercarme, vi que lloraba.

—¿Noche difícil?

La joven se sobresaltó al verme y se limpió rápido las lágrimas.

—Perdón si te asusté… solo quería saber qué te pasaba.

—Ah… yo… disculpe mi actitud —dijo nerviosa. Aria sonrió acercándose.

—Tranquila. Tendría que pedir disculpas yo por asustarte —sonreí—. ¿Quieres compañía?

《Ella… no se asustó de mí… y quiere sentarse conmigo》 pensó la joven.

—¿Usted no tiene miedo? —preguntó.

—¿Miedo? ¿Por qué? ¿Hay alguna langosta en el jardín? —Miré alrededor, horrorizada. Tenía pánico a las langostas. La chica rio por mi expresión.

—No, no hay langostas, señorita… lo digo por mí —bajó la cabeza.

—¿Por ti? ¿Por qué? ¿Acaso tiras rayos láser o algo? —pregunté burlona.

—¿“Rayos láser”? —repitió, confundida pero divertida.

《Cierto… acá no existen los superhéroes》

—Sí… rayos que salen de los ojos, como lava que quema todo —seguí.

La joven negó, sin entender mucho.

—Entonces no tengo por qué temerte. —Me senté junto a ella—. Pero… ¿por qué lo dices?

La miré: era hermosa, de cabello blanco y ojos celestes. No veía nada extraño, solo que tenía vitiligo.

—Por mis marcas blancas… todos dicen que estoy maldita —dijo con un suspiro triste.

《Pero qué…》

Fruncí el ceño.

—¿Es en serio?

—Sí… nadie se acerca a mí por eso. Dicen que si los toco los voy a contagiar —una lágrima rodó por su mejilla.

Me levanté de golpe. No podía creer lo que escuchaba. Yo había tenido alumnos con vitiligo, albinismo y síndrome de Down. Escuchar eso era un golpe. Y verla llorar, peor.

—¿Quién en su sano juicio puede pensar eso…? —dije, tomando su mano. Ella se asustó, creyendo que me pasaría algo.

—No… señorita…

—Tranquila. Mira, no me pasa nada —mostré mis manos—. Lo que tienes se llama vitiligo, no es una maldición.

—¿Cómo…? Pero… no le hace nada… —aún seguía sosteniendo mi mano, sorprendida.

—Conocí gente con lo mismo. No es contagioso. Es tu piel. Y déjame decirte… te hace única. Y muy bella.

《Ella me llamó bella… y única》

La joven sonrió, casi llorando.

—Usted… es muy buena… ¿cómo se llama? —preguntó con esperanza y me abrazó.

—Soy Aria Eldrida. ¿Y tú?

—Mi Lady… —Nely llegó en ese momento, pero al ver a la joven se puso pálida—. ¡Oh! Princesa Ely… —hizo una reverencia.

《¿Princesa Ely? Ella no está en el cuento…》

—Ely —sonrió la joven.

—¿Tienes hambre? No quiero entrar. Puedes acompañarme si quieres —le dije.

—Sí… claro.

—¡Hija! ¡Ely! ¿Dónde estás?

Una voz la llamó. Ely se entristeció al tener que irse.

—No te preocupes. Podemos tomar el té cuando quieras. Me gustaría conocerte, Ely —dije.

—Sí… con mucho gusto, señorita —sonrió emocionada y se fue.

《Mi primera amiga… no puedo esperar a contárselo a mamá》 pensó feliz.

…

Nely le contó a Aria que la princesa nunca aparecía en público por los rumores. Aria se enfureció por la ignorancia de la gente.

《Si mi madre supiera esto, los mataría a todos… y seguro yo la ayudaría. Pobre Ely…》

—Nely, si piensas que ella tiene una maldad, no es así. Es solo su piel, ¿de acuerdo? No quiero que la veas como hoy.

—Sí, mi Lady… aunque yo tampoco la había visto antes… —pensó—. Solo me asusté porque es hermana del príncipe Kael.

—Oh… pensé que no tenía hermanos —balbuceé.

《Eso explica muchas cosas. El príncipe también tiene una marca en el rostro, ahora que lo pienso》

Aria pasó la ceremonia en el jardín hablando con Nely. Después volvió con sus padres antes de retirarse. Los príncipes seguían allí… menos el príncipe Kael, al que aún no había visto.

《Qué mal… quería ver si era tan hermoso como en las imágenes del cuento》

Regresaron al castillo y Aria no dudó en tirarse en su enorme cama, agotada.

Mañana empezaría su entrenamiento.

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