La Villana Quiere El Divorcio (PAUSADA)

Un carruaje se detuvo frente a la mansión de la capital del Marqués, de allí bajaron dos sirvientes y comenzaron a llevar el equipaje. En la mansión todos estaban sorprendidos porque se les había notificado que la marquesa había llegado y que se iba a quedar ahí por una temporada, después de todo ninguno de los sirvientes de esa mansión la conocía pero había escuchado rumores de que la marquesa era una niña tímida que solía hacer berrinches por estupideces.

Todos estaban expectantes y esperando a Alyssa, vaya sorpresa que se llevarían al conocerla.

.

.

.

— Señorita, esos anillos son costosos, ¿está segura de comprarlos?

— Por supuesto, debo aprovechar la situación.

Con eso se refería al hecho de haber reencarnado en un mundo de fantasía con magia, monstruos e incluso historias de elfos y dragones, porque vaya que la magia era útil como ahí con esos anillos. Eran anillos espaciales perfectos para personas que poseían mana, su límite no era bajo por lo que podía llevar muchas cosas en ellos, además de que podía llevarlos siempre con ella.

— Pero señorita, esos son para aquellos que poseen maná y usted... — Alyssa le sonrió e hizo un gesto de silencio antes de hacer un guiño.

— Está bien, Dora. Puedo usarlo.

Dora se mostró sorprendida, incluso se cubrió la boca ante esas palabras.

— Pero usted... ellos dijeron que no... eso quiere decir... — Alyssa soltó una carcajada.

— Todo ha cambiado, Dora. Ahora conozco mi valor.

Colocándose el anillo se dispuso a salir pero justo cuando cruzaba la puerta, chocó con alguien y casi cae sentada, cerró los ojos esperando el golpe pero solo pudo sentir la calidez de unos brazos que envolvieron su cintura. Se aferró a quien sea que la sostuviera para encontrarse con el pecho musculoso de esa persona, terminó palpando un poco más antes de abrir poco a poco los ojos.

— ¿Vas a seguir tocándome? — Una voz grave susurró en su oído haciéndola estremecer, aquellos brazos se aferraron con un poco más de fuerza a ella y ella levantó el rostro encontrándose con unos hermosos ojos oscuros que la miraban

— L-lo sien...to... — No podía desviar la mirada, ni siquiera alejarse.

Su rostro mostró un sonrojo por completo e inconscientemente apretó la ropa de aquel que la sostenía. Esos ojos solo podían pertenecer a una sola persona en todo el reino y ella no podía evitar mirarlo. Se mordió el labio con fuerza, rompiéndolo un poco para reunir fuerza de voluntad y separarse pero al momento siguiente un dedo se deslizó suavemente sobre su labio, limpiando la sangre antes de llevársela a la boca. Alyssa soltó un jadeo involuntario.

— Tan dulce... — Sin duda desde ese momento le gustaba su voz, la hacia estremecerse y no era precisamente por temor.

Alyssa respiró profundo antes mostrar una sonrisa ladina.

— Si te gusta, ¿Quieres probar?

La mirada depredadora que se posó en ella casi le hizo jadear nuevamente pero en contra de sus reacciones y sensaciones, se alejó de aquel hombre dando un paso atrás y tosiendo ligeramente para que su voz no saliera extraña.

— Me disculpo por mi falta, estaba distraída y no me fijé en mi camino. — hizo una reverencia para retirarse pero una mano se aferró a su muñeca.

— ¿Cuál es tu nombre? — Era extraño, él llevaba una capucha y una máscara para cubrir su rostro pero sabía que era él. Algo le decía que si.

— Alyssa. — Respondió inconscientemente.

Una brisa suave y fría hizo que su cabello ondeara, un suave aroma a manzanilla desprendía de ella pero ella no sentía frío, en cambio sentía que su cuerpo ardía, comenzando desde donde su mano la aferraba.

— Espero volver a verte, Alyssa.

Aquella cálida mano la soltó y pronto pudo sentir el frío del ambiente mientras veía a aquel hombre alejarse y entrar a la tienda.