Una historia de amor marcada por el dolor.
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Capítulo 1
...Kimberly Miller ...
Nunca entendí la forma en que la vida se desarrolla.
Cómo empieza y termina casi de forma iguales, pero en el transcurso de ella, es totalmente contradictorio al comienzo y al fin.
¿Quieres saber por qué? Simple.
¿Por qué nacemos solos y morimos de la misma manera? Solos.
¿Y en el transcurso de la vida necesitamos de alguien para vivir con nosotros?
Tipo, está comprobado que vivimos más felices cuando estamos enamorados, o tenemos a alguien para dividir la vida. Un amigo o un hijo.
¡Es tan idiota!
¿Sabes qué es más idiota en toda esta mierda que llamamos vida? ¡El amor! Sí, esa cosita insignificante que sentimos. Que tiene el poder de llevarte al cielo, y hundirte en las profundidades del infierno al mismo tiempo.
Porque te da una alegría inmensa y te lastima en la misma intensidad. Una hora estás tan feliz que podrías salir saltando por la calle en un día lluvioso cantando una canción en voz alta, y en la otra quieres quemar el mundo para ver si mueres más rápido para que el dolor desaparezca de una vez.
- ¡Kim\, necesitas firmar estos documentos! ¡Además\, tenemos una reunión mañana con los propietarios de la isla en el Caribe! ¡Va a ser un proyecto millonario! ¿Animada? - mi secretaria y mejor amiga exclamó alegremente.
- ¡Claro! - hablé con indiferencia y firmé los papeles frente a mí.
- ¡Wow! ¡Tu animación es contagiosa! - dijo con ironía.
- ¡No seas así! ¡Estoy un poco cansada! ¡He dormido poco\, y tenido dificultad para comer! ¡Creo que estoy cogiendo una virosis! - hablé terminando de firmar los documentos y entregándoselos a ella.
- Amiga… ¿ya te hiciste la prueba? - preguntó cautelosa.
- ¡No estoy embarazada\, Avery! Es solo.. ¡cansancio! - suspiré intentando no enloquecer.
Porque era exactamente así como me sentía. A punto de enloquecer. Yo no podría estar embarazada. No ahora y no de él.
- ¿Y si lo estás? - insistió.
- ¡No sé! - hablé sin mirar a mi amiga.
- ¡Qué gracioso Kim! - la miré y ella sonrió - Si él te odia tanto… ¿por qué fue tras de ti aquella noche\, y te… - estreché los ojos y ella reformuló la frase - ¿Durmió contigo? No tiene sentido.
- ¡Él quiso usarme Avery! Usar mi cuerpo para satisfacerse… y como él sabe que me tiene en la palma de su mano… ¡fue fácil! - Suspiré cansada.
Johnny Lance. El hombre que yo amaba. El hombre que me dejó. Mi ex marido. Era de él que estábamos hablando.
Cuando empecé a estudiar en Yale, lo conocí. El típico chico popular y problemático. Me acuerdo hasta hoy en cómo lo desprecié.
Pero él era insistente, y fue difícil resistirme a él.