Voy a buscarte aunque no puedas recordarme
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CAP 2
Antes de llegar al comedor Adam volvió a abrazarme mientras decía cuánto me extraño, sin más devolví el abrazo y deje que mi cabeza se posara sobre su hombro, me sentía tan bien, tranquila, había encontrado un refugio que no sabía pudiera existir.
-Disculpe princesa Violet pero la cosecha se pudre. Se ha quitado y vuelto a plantar pero siguen pereciendo. - el granjero Thomas era el encargado de cuidar que la vegetación estuviera en óptimas condiciones para comerse, jamás habíamos tenido problemas de peste más que la vez que Billy estuvo experimentando con un tónico según el para acelerar el crecimiento dejándonos la tierra infértil por un año entero.
- Hace cuánto paso esto?, quien más lo sabe?, toda la tierra está igual o algún cultivo sigue en buen estado? - le hacía las preguntas mientras apartaba mi cabellera gris plateado para seguir a Thomas mientras una doncella llevaba a Adam a comer.
-Pero cuál es la cosecha mala si todo se ve perfecto Thomas, que o..
-Era la única manera de sacarte de tu fortaleza Violet y hacerte personalmente la invitación a mi coronación el día de mañana. Serás mi acompañante, todas te tendrán envidia así que usa el vestido más espectacular que tengas. No llegues tarde "querida". - su odiosa cabellera rojo rubi siempre debía hacer juego con su ostentosa ropa llena de medallas e insignias que ganaba haciendo trampa. Estaba muy alterada así que me dirigi al pétalo de los árboles donde se alzaban los robles que eran los antiguos reyes ya que al morir y ser entregados a esa tierra se convertían en un roble grande, robusto y verdoso al igual que sus compañeros así que le ponía un listón de diferente color a mi padre para saber que era el y contarle mis angustias.
Nada, no había ni un solo listón, había sido cambiado por una nota.
Violet
Regresa por dónde vendiste de una vez y cede tu trono a un verdadero habitante de Flores.
Nunca fuiste necesaria, eres un estorbo que destruyó planes magníficos.
Rindete o sufre la consecuencia. Bastarda.
-Pero si no tengo problemas con nadie y solo existen dos flores que pueden tomar el trono al fallecer mi padre que es Peonía y Hortensia. Se que con Billy mi relación no es tan cercana pero con Lorelei si, me ha ayudado demasiado como para querer sacarme de aquí. Después de tanto tiempo alguien está mostrando su verdadera cara a menos de que sea obra de alguien de fuera y ese es Adam. De esta flor nadie me va sacar cuál bicho que se plaga, es mi reino, mi hogar y lo destruirán jamás. - Anude mi listón rojo al árbol de mi padre, me arrodille y comencé a contarle mis inquietudes sin dejar de pensar que el desorientado Adam pudiera ser una mala persona con intenciones de despojarme del precioso legado que el rey William me heredó al no tener hijos a los cuales pasarles su trono tras faltar el así que cuando me encontró me crio como la hija que jamás tuvo y me dio el nombre que si difunta esposa Jade había pensado para su hija.
Después de volver al castillo vi sentado a Adam en las escaleras que se dirigían al trono así que con paso firme y sin miedo me dirigi hacia el. Mis cejas estaban fruncidas, los puños cerrados y mis hombros levantados, eran informal en una princesa o dama pero no me importaba perder la compostura por exigirle una vez más la verdad.
-Tu no eres quien dices ser. Quitaste los listones de mi padre y me has amenazado. Vete y dile a quien te envío que no voy a ceder el trono jamás. El rey William me lo dejo porque confiaba en mí y nos ha ido bien así que no veo el motivo para que deje mi puesto como princesa. - Apuntaba a Adam mientras el seguía en la misma posición. Las manos sostenían su cabeza y sus codos se encajaban en sus rodillas. Si éramos tan "buenos amigos" como decía ya tendría que haberse parado así que me incline y caí hacia atrás.
Invoque a la enfermera de emergencia, Adam había sido petrificado. Sus ojos verdes ahora estaban blancos y al levantarlo estaba helado , sin el antídoto iba a morir así que me hizo cuestionarme si se había tomado el veneno petrificador para que no lo descubriera o alguien más lo había hecho pero no dudaba de mis criados en lo más mínimo.
-Cuando despierte avísame, tengo mucho que preguntarle. - La enfermera se lo llevó y yo volvería con David pero como tantas otras veces me sentí atraída por el pétalo olvidado. No había nada más que una casa abandona, nadie se acercaba porque decían que se comía a la gente y jamás volvían o si lo habían estás volvían diciendo incoherencias. Aparte ese pensamiento y entre al laboratorio.
-Violet, que bueno que vienes. Es interesante, confuso y hasta cierto punto tonto si así lo quieres llamar. Este chico viajo desde lo que el llama "Tierra" hasta Flores, bueno a Cerezo pero su tiempo con el de nosotros es lo que más me interesó porque un día entero de nosotros para el apenas es un minuto. Así que por eso su confusión ya que aquí has estado 8 años cuando en su dimensión, realidad o como gustes llamarlo apenas han pasado dos días. Así tiene sentido lo que balbuceaba. -Adam entonces no mentia, no era mi enemigo y si pretendía llevarme con mi "familia" pero la duda seguía, como había llegado con nosotros.
-Sabia que lo resolverlas, eres por eso el gran genio de aquí y mi mejor amigo. Hablando de eso, puedes reparar mi esclava?. Golpee el piso y la dañe. Si tuviera verdadera magia no tendría que usar esto pero como no soy hija del rey William no corre por mis venas. -Mi padre le pidió a David que fabricará joyas de magia para que yo también pudiera defenderme, emplearla como el lo hacía y no sentirme excluida. Una esclava, un brazalete en el brazo y una pulsera para el tobillo, con cualquiera de ellos podía producirla pero eran frágiles hasta cierto punto. El rey mi quiso mucho así como yo a el, lo extrañaba y muchas noches me estaba para abrazar su roble y llorar hasta que me sentía mejor.
-Si, yo la arreglo pero tú debes comer y quizá cambiarte el vestido porque está lleno de lodo. No creo que quieras estar poco presentable en la cena del pueblo. -No había reparado en eso, me centre tanto en la amenaza y en qué podía ser Adam que olvide la cena por decir del vestido sucio. Por eso lo admiraba, se fijaba en casa detalle por más mínimo que fuera.