Mia es una joven que tiene muchos planes y sueños junto a su novio. Siente que todo se le viene encima cuando La familia de el la rechaza cuando se enteran que es huérfana, lo peor es cuando se entera que su novio siempre estuvo comprometido con otra.Con todo en contra ella logrará volverse una mujer sobresaliente pero algo no estaba en sus planes que una noche conoce a un hombre que la desestabilizaria en todos los sentidos, Será capaz Mía de darse otra oportunidad con el tío del que ella creyó un día era el amor de su vida?
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Más reglas.
Miguel sigue mi mirada y se levanta cuando lo veo.
— Disculpe, señor, me imagino que por la caja, pero es un regalo para mi novia —dice, y él no deja de mirarme.
Miguel le muestra la caja para que vea que no trae nada más.
No sé qué le pasa, y tampoco me hace falta explicárselo.
— Chicos, miren quién regresó —llega Karla con las botellas y, al ver la escena, deja las botellas sobre la mesa.
— ¿Qué ocurre? —pregunta.
— Creo que hay problemas porque metí esto —le dice Miguel mostrándole la caja—.
Ella la agarra y lo abraza.
— Me encanta, me encanta, amor, gracias —le dice besándolo.
Mi amiga se acerca y me abraza, y noto que él ya no está.
— Qué guapo seguridad —me susurra al oído—, solo porque ya tengo novio, si no, voy y le pido su número.
— Voy al baño, voy sola, sabes que ya hay mucha seguridad —le digo, y ellos se quedan abrazados.
Subo y al llegar al tercer piso está el de seguridad.
— ¿Qué necesita? —me pregunta.
— Vengo a buscar a su compañero, es alto, bueno, todo lo contrario a usted —le digo, y él parece no entender.
— Señorita, le voy a pedir que se retire.
Lo miro de lejos y lo señalo, diciéndole al de seguridad que es él. Me mira y viene por mí.
El de seguridad se hace a un lado y caminamos juntos.
— Se me olvidó preguntar tu nombre —le digo cuando estamos lejos.
— Wil —me dice, y yo respondo rápido—, me llamo Mía.
— Solo quería decirte que en las reglas está nada de escenas como la que acaba de pasar. Sé que es tu trabajo, pero igual nadie se puede enterar, solo queda entre nosotros dos. Como bien sabes, solo es algo que los dos disfrutamos. Que siga así.
— ¿Pasa algo? —llega el señor que me entrevistó hace un par de días. Por más que quisiera contestarle mal, está en peligro el trabajo de Wil, así que solo finjo una sonrisa.
— Disculpe, señor, no quiero ocasionarle problemas a Wil —le digo, caminando de regreso a mi mesa.
Lo veo alejarse, y el imbécil que tengo a mi lado se ríe.
— ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué no quiere ocasionarte problemas, Wil? —me dice sin parar de reír, y el muy imbécil se agarra el estómago de tanto reírse.
— Vuelves a decirme así y te saco a patadas.
— Lo siento, es que no entiendo. Creí que ya se lo habías aclarado.
— Ella cree lo que quiere creer.
— ¿Qué quería?
— Métete en tus asuntos. ¿Dónde están los papeles que te pedí?
— Ya están en la sala de juntas —me dice—. Juntos entramos al salón donde estuve con ella la primera vez.
Me siento revisando los papeles con Eliot, pero se levanta cuando escuchan voces en la puerta. Regresa caminando hacia mí.
— Tu sobrino está afuera, quiere hablar contigo.
— Que se quede afuera, no lo dejen entrar.
— ¿Saldrás a verlo? —me dice, y lo veo enojado.
Sigo revisando las propuestas y selecciono las que sí. Saco una para poder incluir la de la mujer que me paga cada vez que tenemos relaciones.
Cuando entra Eliot, le doy las carpetas.
— ¿Por qué no la elegiste a ella, si es mejor que la que habías elegido?
— Te dije que ese papel apenas nos lo enviaron hoy. Ella no se presentó con eso, porque de haberlo hecho, hubiera sido seleccionada desde el comienzo.
Me levanto, salgo por la puerta de atrás, subo a mi auto y voy al otro bar donde se tomaron las mismas medidas.
Me regreso a mi departamento, me baño y salgo con pantalón de pijama. Al cerrar los ojos veo la imagen de la pelirroja. ¿Quién se cree para poner reglas y, sobre todo, sigue pagándome? Entiendo que la primera vez me haya besado así por el idiota que la quiso drogar, pero al darme su tarjeta fue distinto. Es bonita, su cuerpo es perfecto, esa piel que parece de porcelana. No es necesario usar tanta fuerza para que se enrojezca. Promete mucho como arquitecta; una mujer que tiene inteligencia aparte de belleza es difícil de encontrar. Veré su cara cuando nos reunamos para el proyecto.