“Lo expuse al mundo… y ahora él quiere exponerme a mí.”
NovelToon tiene autorización de Ari Alencastro para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 3: choques y rivalidades
Mientras Isabella ,caminaba con cuidado entre la multitud, intentando no tropezar —aunque, como siempre, su torpeza parecía tener agenda propia—.
De pronto, un grupo de chicas se acercó a ella con sonrisas demasiado perfectas para ser inocentes.
—Hola, Isabella —dijo Sofía, con esa dulzura calculada que siempre hacía que a Isa le diera un leve escalofrío—. Qué coincidencia verte tan temprano.
Sofía estaba acompañada de tres amigas que parecían clones de su malicia: risitas contenidas, miradas evaluadoras y mochilas que, al parecer, eran armas secretas de intimidación.
—Hola, chicas… —Isabella intentó sonreír, sosteniendo sus libros con fuerza—. ¿Todo bien?
—Todo perfecto —replicó Sofía, mordiendo ligeramente su labio—. Solo queríamos desearte un buen día. Ya sabes… en caso de que tu sentido de la justicia no cause más problemas.
Isabella rodó los ojos y murmuró:
—Problemas… yo… bueno, tal vez solo… ¿molesté a alguien sin querer?
—Claro… sin querer —dijo Sofía con una sonrisa que no llegaba a los ojos.
Lucas apareció justo a tiempo para ponerse al lado de Isabella, colocando una mano sobre su hombro.
—Déjalas, Isa. No merecen atención.
Sofía levantó una ceja y sonrió, como si ya tuviera un plan en mente.
—Oh, Lucas, siempre tan protector. Qué adorable
Mientras tanto, en el estacionamiento, un auto negro se detuvo frente al instituto. Damián Montenegro salió con paso seguro, la mochila colgada de un hombro, el cabello oscuro perfectamente desordenado y esa mirada azul que parecía atravesar la multitud sin esfuerzo.
No necesitaba gritar, no necesitaba hacer alarde. Su sola presencia ya imponía respeto (y un poco de miedo) entre quienes lo conocían. Caminó por el patio con la calma arrogante que lo caracterizaba, observando a todos, pero sobre todo a Isabella, que aún no lo había notado.
—Hmm… interesante —murmuró para sí mismo, mientras seguía sus pasos a distancia—. Así que esa es la chica que se atrevió a exponerme…
Damián no dijo nada. Solo la observó mientras ella tropezaba con su propia mochila y Lucas la ayudaba a levantarse. Sonrió levemente. No era rencor, ni enojo… al menos no del todo. Era un desafío. Y le encantaban los desafíos.
Más tarde, en clase de literatura, Isabella se sentó con Lucas, aún tratando de recomponerse del tropiezo matutino. Sofía y su grupo se sentaron estratégicamente cerca, susurrando y lanzando miradas calculadas.
—¿Ya sabes lo que vamos a hacer hoy? —susurró una de las amigas de Sofía.
—Sí —respondió ella con una sonrisa maliciosa—. Que la justicia de Isa tenga un pequeño tropiezo… vamos a divertirnos un poco.
Isabella, ajena a todo esto, tomó su cuaderno y comenzó a escribir notas, mientras Lucas la miraba preocupado.
—Isa… —susurró—. ¿Estás segura de que quieres enfrentarte a Sofía hoy?
—¿Enfrentarme? —dijo ella con tono divertido—. Solo voy a… sobrevivir a sus comentarios. Sí, eso. Eso suena correcto.
Mientras hablaban, Damián se sentó unos pasillos más atrás, observando cómo se movían los estudiantes, cómo Isabella reía con Lucas, y cómo Sofía comenzaba a maniobrar desde las sombras con su grupo. Su sonrisa volvió a aparecer: esto se iba a poner interesante.