La novela trata de la vida de Rouse y Henry, él es profesor de la universidad de letras y ella su alumna, ambos se embarcan en un romance prohibido. Él le enseña un nuevo mundo de morbo y pasión, cumpliendo todas sus fantasías, pero no todo siempre es color de rosa. El padre de Henry y su ex se unirán para cambiarlo todo por un propósito egoísta.
Traiciones, engaños, malentendidos y más tendrán que vivir y decidir si vale la pena seguir juntos o no.
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Capítulo 5
-Te escuché decírselo a las chicas de la clase - contestó Rouse aun en una nube
-¡Ah, sí!, les digo eso para que dejen de coquetearme. - aclaró Henry, de pronto se puso muy serio y la miro fijo - por cierto, ¿qué hay de tu novio Cris? - preguntó de pronto haciéndola poner roja a Rouse.
-Vaya, creo que esto se pone cada vez más interesante, por cierto hermanito, no sabía que eras de esos que se metían en las relaciones ajenas - declaró Natasha con los brazos cruzados, media sonrisa pícara y una ceja levantada
-No, no es así - intervino Rouse negándolo con ambas manos
-¿Cómo que no es así?, los he tenido que soportar todo el santo día a los arrumacos y besos, no me lo niegues - inquirió Henry enfado por obvia mentira
-Eso queríamos que pareciera, pero en realidad Cris es el mejor amigo de Lexy y es gay - confesó vergonzosa Rouse
-¿Cómo? - pregunto patidifuso Henry
-Si, solo queríamos que creyeras que era mi novio, para así te alejases de mí, ya que creíamos que ella era tu mujer y tú, un infiel desvergonzado. - repuso nerviosa Rouse
-¿Tú orquestaste el plan? - preguntó de pronto Nat
-De hecho no, yo simplemente quería olvidarlo y alejarlo de mí. Pero mi mejor amiga Lexy quería darle una lección y al final me convenció, es muy persuasiva y muy buena amiga. - declaró Rouse con una sonrisa pensando en que diría su amiga de todo eso.
-Creo que me agrada tu mejor amiga, me gustaría conocerla - dijo de pronto Nat con una sonrisa traviesa
-Podríamos organizar algo entre nosotras - se alegró Rouse por qué no se haya enfadado y, en cambio, sea tan buena onda.
-Me parecería perfecto, ven anota mi número - le dijo Nat.
Mientras Rouse y su hermana intercambiaban números y se hacían buenas amigas, Henry estaba anonadado, había tenido que soportar esa tortura de ver a Rouse en los brazos de otro por un simple malentendido.
-Nat, por favor déjame a solas con Rouse, necesito hablar con ella en privado - exclamó de pronto Henry muy serio.
-De acuerdo hermanito, pero no seas muy dura con ella, Rouse me agrada. - le advirtió su hermana mientras le guiñaba un ojo y se marchaba de allí, dejándolos solos.
Una vez los dos solos, Henry fue hacia la puerta y la cerró con llave desde dentro, Rouse estaba bastante nerviosa por lo que estaba haciendo su profesor, pero no dijo ni mu.
Luego Henry caminó hacia ella, colocándose a un paso de distancia, la diferencia de altura era bastante notoria, ya que ella tan solo media 1,68 aproximadamente, lo que la hacía levantar completamente la cabeza para poder mirarlo a los ojos.
-Antes que nada necesito preguntarte, es importante para mí - pidió Henry
-¿Qué... cosa? - consultó Rouse sumamente nerviosa
-Tú me gustas, desde la primera vez que te vi entrar a mi clase, y no hablo de este año, sino de hace unos tres años, desde tu primer día de universidad. Desde entonces he sido tu admirador desde las sombras, he tenido la oportunidad de verte reír y estresarte por los exámenes, he podido ver tus cambios de look vintage o tus cambios de estilo del cabello y te juro por lo que soy, que jamás había deseado tanto algo en mi vida, como deseo poder estar contigo y nada en esta tierra me haría más feliz, como que aceptes estar conmigo. Sé que tenemos cierta diferencia de edad también, ya que tú tienes 24 y yo 30, pero prometo que no lo notarás en absoluto, espero que puedas corresponder a los sentimientos de este tonto hombre que se muere por todos y cada uno de tus huesos - se confesó Henry, él le había abierto su corazón a ella.
Rouse desde el comienzo de su confesión había comenzado a llorar de la emoción, no podía creer que su amado profesor se le estuviera confesando, por lo que sintiendo un gran cúmulo de emociones encontradas se arrojó a sus labios en un beso apasionado.
Henry al principio estaba sorprendido por tal acto demostrativo de su parte, lo cual no se esperaba, pero que fue bien recibido.
La tomo entre sus brazos, y profundizó el beso, sentía como sus lenguas se entrelazaban, sus caricias no se hicieron esperar, ella lo atraía más hacia ella misma, apretando sus cuerpos. Él ante tal iniciativa de ella, lo continuó, la levantó del trasero subiéndola a una de las mesas. Comenzó a quitarle la ropa de arriba dejándola tan solo en corpiño.
Henry se alejó a duras penas tan solo dos pasos, quería poder apreciar tales vistas de su amada, sintió que estaba viendo la escultura más bella del mundo, su amada niña sentada sobre la mesa, en corpiño, con los pelos naranjas alocados por los besos de pasión y su bello rostro sonrojado por la vergüenza de ser observada de ese modo.
-"Necesito colocarla sobre un pedestal de oro y ver cómo el mundo adora a la mujer que es mía" - citó Henry
Rouse sonrió como una boba enamorada
-Oscar Wilde, "el retrato de Dorian Gray" - adivino ella.
-Exacto mi niña, por eso eres la mejor de mí, clase - admitió el orgulloso.
De pronto ella se puso seria, alertando a Henry, quien se acercó lentamente a ella.
-¿Qué sucede mi bella dama? - pregunto con cariño él
-¿Qué pasará con la universidad?, ellos no aceptarán esto - inquirió ella
-¿Y qué es esto mi niña? - pregunto Henry curioso
-Sabes a lo que me refiero - repuso ella sonrojada
-Se a lo que te refieres, pero yo he dicho mis sentimientos y me haría inmensamente feliz escuchar los tuyos - pidió Henry mientras le depositaba un beso en los labios.
-Yo al igual que tú, siento lo mismo, desde la primera vez que te vi, me has hechizado en cuerpo y alma, al escucharte hablar en las clases con tal pasión y dedicación... Solo me hacía desear poder escuchar tu voz cada mañana y cada noche de mi vida. La diferencia de edad para mí no importa, además tampoco es tanto. Lo que realmente me preocupa es el tema de la universidad, mis estudios y tu trabajo - confesó ella sus sentimientos y preocupaciones
-Mi niña, no sabes cuánto me alegro de que nuestros sentimientos sean mutuos pero no te preocupes por la universidad, yo jamás te pondría en riesgo, por ti, me hago responsable de cualquier cosa que pudiera pasar, y sino, hago arder el mundo en llamas mi niña de ojos esmeralda - proclamó Henry